La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre
Naomi Klein
Paidós
712 págs.
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Rescatamos de nuestros estantes una obra publicada ya en 2007 pero que el paso de estos años ha confirmado su relevancia y la ha convertido en una obra imprescindible para comprender el presente. En ella la prestigiosa periodista Naomi Klein nos muestra cómo los desastres, tanto naturales como los provocados por el hombre, se utilizan para forzar cambios políticos y económicos en gobiernos poco dispuestos a abrazar el capitalismo salvaje. Sistemáticamente, después de un desastre, como el tsunami de la costa asiática en 2004, se aprovecha para privatizar lo público, como sucedió con las playas pobladas por pescadores locales y actualmente ocupada por grandes hoteles.
La doctrina del shock es la historia no oficial del libre mercado. Desde Chile hasta Rusia, desde Sudáfrica hasta Canadá la implantación del libre mercado responde a un programa de ingeniería social y económica que Naomi Klein identifica como «capitalismo del desastre». Tras una investigación de cuatro años, Klein explora el mito según el cual el mercado libre y global triunfó democráticamente, y que el capitalismo sin restricciones va de la mano de la democracia. Por el contrario, Klein sostiene que ese capitalismo utiliza constantemente la violencia, el choque, y pone al descubierto los hilos que mueven las marionetas tras los acontecimientos más críticos de las últimas cuatro décadas. Klein demuestra que el capitalismo emplea constantemente la violencia, el terrorismo contra el individuo y la sociedad. Lejos de ser el camino hacia la libertad, se aprovecha de las crisis para introducir impopulares medidas de choque económico, a menudo acompañadas de otras forma de shock no tan metafóricas: el golpe de la prra de los policías, las torturas con electroshocks o la picana en las celdas de las cárceles.
En este relato apasionante, narrado con pulso firme, Klein repasa la historia mundial reciente (de la dictadura de Pinochet a la reconstrucción de Beirut; del Katrina al tsunami; del 11-S al 11-M, para dar la palabra a un único protagonista: las diezmadas poblaciones civiles sometidas a la voracidad despiadada de los nuevos dueños del mundo, el conglomerado industrial, comercial y gubernamental para quien los desastres, las guerras y la inseguridad del ciudadano son el siniestro combustible de la economía del shock.
Los cineastas Michael Winterbottom y Mat Whitecross se unieron posteriormente a Naomi Klein para llevar a la pantalla un documental con imágenes reales extraídas de lo más profundo de los archivos filmográficos de todo el mundo. Un repaso clarividente de las actuaciones de Tatcher, Bush, Pinochet, Videla, Yeltsin, Reagan de los útlimos años, y la connivencia con los grandes aglomerados empresariales que representaban intereses económicos privados. Tanto el libro como el documental son absolutamente recomendables.
Naomi Klein (Montreal, 1970), periodista galardonada con varios premios y colaboradora habitual en The Nation y en The Guardian, Naomi Klein es la autora del best-seller internacional, No Logo: El poder de las marcas (Paidós), con más de un millón de ejemplares vendidos en todo el mundo y que ha sido traducido a 28 idiomas.
Tras el éxito de No Logo, en 2002 publicó una recopilación de sus ensayos y trabajos periodísticos, Vallas y ventanas: despachos desde las trincheras del debate sobre la globalización (Paidós). Dos años después, en 2004, estrenó The Take, un documental cinematográfico sobre las fábricas ocupadas en Argentina, coproducido con el director Avi Lewis. Este documental estuvo en la selección oficial de la Bienal de Venecia y obtuvo el Premio del Jurado al Mejor Documental en el Festival de Cine de Los Ángeles, del American Film Institute. Durante este mismo año, Klein fue galardonada con el premio James Aronson al Periodismo de Justicia Social por sus reportajes desde Irak, publicados en Harper’s Magazine.
Klein ha sido titular de la cátedra Miliband en la London School of Economics y es doctora honoris causa en Leyes por la Universidad de King’s College, de Nova Scotia.