Llama la atención en su biografía, la pertenencia, como miembro fundador, del denominado “colectivo de terrorismo musical Equipo de Acción Sonora, cuyas intervenciones, entre los años 1994 y 1998, no sólo se ceñían al ámbito musical, a través de grabaciones absolutamente improvisadas, sino que su método se exponía en escritos de fuerte contenido teórico, como Manifiesto y estatutos o reformulación teorética y pautas de interpretación, publicados por la editorial La última canana de Pancho Villa”. Y es que tal vez aquel proyecto haya dejado impronta en este colaborador de revistas como Atlántica XXII o de fanzines como Letra y Puñal.
Ahora, de la mano de KRK Ediciones, Ernesto Colsa (Oviedo, 1968) presenta su primera novela, de título Cieno: una obra introducida por el escritor Diego Medrano, de sinopsis atrayente y paradójicas similitudes con la crisis actual: “Cieno es una atroz diatriba contra el bucolismo, la vuelta al terruño y la presunta bonhomía del labriego. Cieno se alza como una excrecencia envenenada en contra de este y otros lugares comunes, mas la novela dispersa sus andanadas hacia cualesquiera puntos cardinales, pues no hay grupo que escape a la vehemencia del exabrupto: médicos, funcionarios, toxicómanos, representantes públicos, clerigalla, juventud alternativa… La mugre, el oropel y la impostura inherentes al ejercicio de las potestades públicas conforman en Cieno una ceremonia de atavismos que solo merecen la más furibunda denuncia. Para ello, el autor se sirve de la hermana pobre de las administraciones españolas, los ayuntamientos de pueblo, entidades donde quedan al descubierto en toda su crudeza siglos de chapuza nacional y despilfarro de caudales, ocho mil y pico corporaciones de exorbitantes atribuciones gestionadas por unos representantes de lo más inepto a quienes asisten adocenados burócratas que ni siquiera se cuestionan lo absurdo de sus tareas”. Coincidiendo con esta novedad editorial presentada como “paradigma de novela de la crisis”, aprovechamos a conocer a la mano que está detrás, rubricándola.
1. Proponga un menú literario: entrada, plato principal y postre.
Para empezar, ida mostrenca, de Jordi Costa, de plato principal, La broma Infinita, de Foster Wallace, y de postre algo más ligerito… ¿Jardiel Poncela, quizás?
2. ¿Cuál ha sido el último libro que ha sacado en préstamo de una biblioteca?
Uno, cuyo autor no recuerdo, en la biblioteca de la facultad de Derecho sobre legislación de la nacionalidad en los países del Mediterráneo, para una conferencia que me vi obligado a dar en el año 2008; allí me enteré de que podía sacar hasta diez libros de cada vez por mi condición de universitario, y es cierto que quince años atrás hice los cursos de doctorado, pero alguien debería actualizar esa base de datos.
3. ¿Qué escena literaria le viene en este momento a la mente?
Geoffrey Firmin, el protagonista de Bajo el volcán, de Malcolm Lowry, beodo perdido y apuñalado en la tasca inmunda que solía frecuentar… ¿o no la solía frecuentar?
4. ¿Se ha enamorado de algún personaje literario?
Siento bastante empatía con el narrador de Las pirañas, de Miguel Sánchez Ostiz. El protagonista de Cieno, mi novela, tiene mucho en común con él, aunque juro que no ha sido premeditado.
5. Sugiera una tríada de poetas.
A voleo: Joan Margarit, Baudelaire y Quevedo.
6. ¿Cuál ha sido la (o las) Biblioteca de su vida?
La de la Plaza Daoiz y Velarde, en Oviedo, que era donde me refugiaba cuando piraba las clases de la facultad.
7. ¿Con qué libro despertaría el amor a la lectura en un adolescente?
Escupiré sobre vuestra tumba, de Boris Vian.
8. Cite tres novelistas a seguir por cualquier lector.
Henry Miller, Martin Amis y Torrente Ballester. También podría citar otros tres que no deberían seguirse, pero sería de mala educación.
9. Proponga una medida a favor de la difusión de la lectura.
Prohibir a los adolescentes las grandes obras de la literatura universal para que las lean a escondidas.
10. ¿Quiénes son sus compositores o músicos favoritos?
Como esa pregunta es demasiado amplia, contestaré a voleo, como con los poetas: Redd Kross, Schönberg, Frank Zappa, los primeros PIL, el punk neoyorkino, John Cage, el hardcore de la costa este, XTC, Iannis Xenakis la no wave, Wire, la eclosión del pop independiente británico a mediados de los ochenta, Bob Log III… En general, cuanto más tosco, mejor.
11. ¿Alguna lectura ha marcado especialmente su vida?
Por desgracia, leí a destiempo los clásicos que uno debe conocer a una edad más madura debido a una colección sobre literatura universal que había por casa de mis padres. Luego, de mayor, no los retomé por la pereza de la relectura, así que ninguna me ha marcado especialmente; si acaso un libro sobre los Clash, con esa pésima literatura que suelen tener los libros de rock, que me hizo plantearme la posibilidad de emigrar a Londres a finales de los ochenta para fregar platos y vivir en un squat… Es evidente que me rajé.
12. ¿A qué autor rescataría del olvido?
Aluciné con Grafomaquia, de Miquel de Palol.
13. Seguro que podría recomendarnos la visión de al menos tres películas.
Pink Flamingos, de John Waters, Nosferatu, de Murnau, y la primera de Alien.
14. ¿Qué poema interpreta sus sentimientos?
¿Einnnn?
15. ¿Cuáles son sus nombres favoritos?
De mujer, Albania, y de hombre, Albano. Existen los dos, que lo he comprobado en la página del INE.
16. ¿A qué lugar salido de la imaginación de un autor le gustaría trasladarse?
Al paraíso, con sus fuentecillas, sus querubines tocando la lira y todo eso. Pero solo una temporadita, ¿eh?, ¿eh?
17. Sus artistas más admirados son…
Pintor, Bacon; escultor, Duchamp; fotógrafo, Man Ray; arquitectos, los soviéticos de la última época del régimen.
18. El último libro que ha comprado ha sido…
England’s Dreaming, de John Savage
19. ¿Puede el e-book reemplazar al formato clásico?
La verdad es que esa polémica me trae un poco al fresco. Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá. Y lo dice un coleccionista de discos de vinilo.
20. ¿Podría decirnos cómo ordena su biblioteca personal?
Por orden alfabético, de arriba abajo, ensayo a un lado, ficción a otro. Y los libros vergonzantes los tengo en una estantería aparte, arriba del todo.
21. ¿Dónde desearía vivir?
En cualquier sitio salvo en el que lo hago, pero daría lo mismo que residiera en Oviedo, Tokio o Comodoro Ribadavia… no estaría contento en ningún caso.
22. ¿A qué persona viva admira?
Al Biciclown, el tío ese que está dando la vuelta al mundo en bicicleta. Fue a mi clase en el colegio, por cierto…
23. A su juicio ¿cuál es la mejor obra literaria adaptada por el cine?
Voy a decir una obviedad: ¿Blade Runner?
24. ¿Qué está leyendo actualmente?
Crematorio, de Chirbes, y La gran guerra por la civilización, de Robert Fisk, uno en papelotes y otro en e-book, para que no se diga.
25. ¿Para qué sirve la lectura?
Para tirarte el rollo por los bares. Ah, bueno, y para disfrutar de ella también.
Cieno
Ernesto Colsa
KRK
461 págs.
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Cieno es una atroz diatriba contra el bucolismo, la vuelta al terruño y la presunta bonhomía del labriego. Cieno se alza como una excrecencia envenenada en contra de este y otros lugares comunes, mas la novela dispersa sus andanadas hacia cualesquiera puntos cardinales, pues no hay grupo que escape a la vehemencia del exabrupto: médicos, funcionarios, toxicómanos, representantes públicos, clerigalla, juventud alternativa… La mugre, el oropel y la impostura inherentes al ejercicio de las potestades públicas conforman en Cieno una ceremonia de atavismos que solo merecen la más furibunda denuncia. Para ello, el autor se sirve de la hermana pobre de las administraciones españolas, los ayuntamientos de pueblo, entidades donde quedan al descubierto en toda su crudeza siglos de chapuza nacional y despilfarro de caudales, ocho mil y pico corporaciones de exorbitantes atribuciones gestionadas por unos representantes de lo más inepto a quienes asisten adocenados burócratas que ni siquiera se cuestionan lo absurdo de sus tareas. O por lo menos eso opina el anónimo protagonista.
Paradigma de novela de la crisis, Cieno transcurre en el lapso previo a la debacle económica, cuando la holgura presupuestaria de las administraciones daba pie a financiar los mayores dislates sin que nadie exigiera explicaciones por ello. Cieno se cisca en las convenciones, en la ética profesional y, sobre todo, en las bondades de la vida sencilla, incompatibles para quien pretende exprimir la existencia solo para deleitarse con la voluptuosidad de la venganza, “el único lujo del proletariado”. Porque quien se erige en abanderado de la lucha contra estas corruptelas no lo hace por algo remotamente parecido al altruismo; el narrador no es, ni mucho menos, un burócrata de intachable conducta, sino el sujeto más ruin, torticero y descreído que hayan generado siglos de función pública, un secretario municipal recién incorporado cuyo puesto no es que le venga grande, sino que desborda por completo las endebles costuras de su bisoñez. Pornófilo, drogodependiente, obsesivo compulsivo, cleptómano, rencoroso hasta la exasperación… ninguna neurosis de nuestros días le resulta ajena. Y si presentaba tales credenciales antes de llegar a su destino profesional, diversos episodios vergonzantes y un abrupto desengaño amoroso terminan por convertir su miserable existencia en una verbena de dipsomanía y disparates. Con tal andamiaje, el desenlace de la peripecia dista mucho de la catarsis…
Ernesto Colsa Sotelo (Oviedo, 1968) es abogado y técnico de administración local. Durante su trayectoria como empleado público desempeñó el puesto de secretario-interventor municipal, experiencia que le ha servido en gran medida para pergeñar Cieno, su primera novela. Fue miembro fundador del colectivo de terrorismo musical Equipo de Acción Sonora, cuyas intervenciones, entre los años 1994 y 1998, no sólo se ceñían al ámbito musical, a través de grabaciones absolutamente improvisadas, sino que su método se exponía en escritos de fuerte contenido teórico, como Manifiesto y estatutos o reformulación teorética y pautas de interpretación, publicados por la editorial La última canana de Pancho Villa. Algún premio menor de relatos y colaboraciones diseminadas por numerosas publicaciones subterráneas, y otras no tanto (vg. fanzine Letra y Puñal, revista Atlántica XXII), constituyen, por el momento, su bagaje literario, al cual pretende dar espaldarazo con Cieno.