La casa de las bellas durmientes
Yasunari Kawabata
Emecé
128 págs.
///
Recuperamos de nuestros estantes una obra maestra del nobel jápones Yasunari Kabawata, La casa de las bellas durmientes, perfecto ejemplo de la narrativa breve, que destaca entre el conjunto de su obra por su perfección formal. Comienza con la visita del viejo Eguchi a una casa secreta gobernada por una mujer ordinaria y práctica que, al final, como él mismo, revelará su esencia inhumana. En ese burdel, el protagonista, de sesenta y siete años, pasa varias noches junto a los cuerpos de jóvenes vírgenes narcotizadas. A la vez que admira el esplendor de las figuras dormidas, rememora su relación con las mujeres: su esposa, su madre, su amante, sus hijas…
En la casa de las bellas durmientes unos ancianos adinerados se entregan a un último y voluptuoso placer: pagan por la compañía de hermosas y jóvenes vírgenes que duermen desnudas junto a ellos bajo los efectos de poderosos narcóticos. Estos caballeros pueden disfrutar de la presencia de las muchachas, pero cumpliendo con una serie de exigencias: no pueden mantener relaciones sexuales con éstas, no despertarlas y no estar más de un día con la misma mujer. Esta obra es una profunda reflexión sobre el amargo sabor de la vejez, la soledad y la cercanía de la muerte.
Erotismo, lujuria masculina, vejez y violencia se entretejen en esta fulgurante novela breve que amalgama, como es típico en la obra del Premio Nobel de Literatura, motivos tradicionales de la estética japonesa con temas modernos en ambientes casi irreales. Magnífica pero profundamente perturbadora, La casa de las bellas durmientes es una escalofriante meditación sobre la sexualidad y la muerte.
«Breve, bella y profunda, La casa de las bellas durmientes deja en el ánimo del lector la sensación de una metáfora cuyos términos no son fáciles de desentrañar.» Mario Vargas Llosa
Yasunari Kawabata nació en Osaka en 1899. Huérfano a los tres años, insomne perpetuo, cineasta en su juventud, lector voraz tanto de los clásicos como de las vanguardias europeas, fue un solitario empedernido. Escribió más de doce mil páginas de novelas, cuentos y artículos, y es uno de los escritores japoneses más populares dentro y fuera de su país. Mantuvo una profunda amistad con el escritor Yukio Mishima, del que fue su mentor y difusor. Recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 1968. Entre sus obras, muchas de ellas marcadas por la soledad y el erotismo, destacan La bailarina de Izu, El maestro de Go, Lo bello y lo triste (Emecé, 2001), Mil grullas (Emecé, 2005), País de nieve(Emecé, 2007), El rumor de la montaña (Emecé, 2007) e Historias de la palma de la mano (Emecé, 2008). Kawabata se suicidó a los setenta y dos años.