La editorial Trea es uno de los puntales de la edición en Asturias y lo es, además, sin haber renunciado al idealismo con que nació hace ya veinte años y que les ha llevado a mantener vivas algunas de sus colecciones por puro placer, sin tener en cuenta que el resultado económico les sea adverso.
“No aspiramos a hacernos millonarios, sólo a vivir dignamente”. Así de claro lo tiene Álvaro Díaz Huici, director de Ediciones Trea y de su hermana gallega Nigra Trea, que, empeñado en una carrera de fondo por amor a los libros, ha conseguido crear un índice de publicaciones que alcanza ya el millar de ejemplares. “Nos planteamos la editorial como un maratón en el que tienes que ir administrando energías, sabiendo que lo importante no es cubrir los cien metros lisos, sino crear un fondo editorial que se venda siempre –asegura–. Eso es lo que nos ha dado solidez, un catálogo de referencia, sostenible en el tiempo sin dejar de crecer, que ha hecho posible que el 80% de nuestro almacén se esté vendiendo de forma permanente”.
El modo de lograrlo, además de un trabajo bien hecho, fue apostar por la especialización. “Una editorial pequeña como la nuestra no puede competir en mercados muy masivos, así que debe especializarse en otros muy concretos –explica Díaz Huici— y, progresivamente, fuimos desarrollándolos, algunos con más éxito que otros”. Porque Trea, si edita un libro sobre gastronomía, no será un recetario de Ferrán Adriá ni la mejor cocina para adelgazar, será pura cultura gastronómica, “una historia de la alimentación, un psicoanálisis de la gula o la edición crítica de un recetario medieval de cocina árabe”, afirma.
“Te pongas como te pongas y aunque haya
habido años de promoción,
el número de lectores en asturiano
tal vez no haya bajado,
pero desde luego no ha subido”
A pesar de saberse minoritaria, no por ello la editorial deja de tener sus éxitos de taquilla: Cocinar en Asturias, de Eduardo Méndez Riestra, y Recetario de la cocina tradicional asturiana, de Miguel Arrieta, han superado los 30.000 ejemplares vendidos y son objeto de reedición continua, una cifra meritoria para obras que nada tienen que ver con investigaciones policiales en las frías latitudes nórdicas ni con enamorados vampiros adolescentes.
Libros tan alimenticios como estos hacen posible que Trea se permita el lujo de perder dinero con algunas de sus publicaciones, a las que no renuncia aunque sus cifras sean testimoniales. “Hay colecciones que editamos por puro placer, como la de poesía, que incluso da pérdidas económicas –admite su director–, pero son cosas que nos gustan y a veces estos libros nos dan más satisfacciones que otros mucho más rentables”.
Entre las colecciones que ofrece a los lectores destacan Biblioteca Arabo-Románica & Islámica, Biblioteconomía y Administración Cultural, La comida de la vida, Raíl, Trea Artes y Trea Ciencias, sin olvidar sus publicaciones de narrativa, poesía y ensayo y, por supuesto, sobre Asturias.
“Editar libros de temática asturiana hoy en día no cuadra las cuentas. Somos una región con un millón de habitantes y aunque el índice de lectura fuese alto, con tan poca población, seguiría siendo poco, lo que hace insostenible una oferta que esté dirigida únicamente al ámbito regional –explica Huici–. No se pueden hacer tiradas de más de 500 ejemplares, de los que vas a vender 150 como mucho”. Antes no era así. Durante la transición, “se vendían 2.000 ejemplares, pero eran libros de carácter sociocultural y político, había una demanda y un afán que se ha perdido, así que una editorial que no busque un mercado fuera de Asturias lo va a tener muy difícil”.
Si se habla de edición en asturiano, la situación aún está peor. “No hay publico –es categórico–. Te pongas como te pongas y aunque haya habido años de promoción, el número de lectores tal vez no haya bajado, pero desde luego no ha subido”. Quizás, apunta, la verdadera promoción pase por llevar más allá de Asturias la literatura en asturiano. “Eso no quita para que se publiquen, pero es necesaria algún tipo de cobertura institucional o que se traten de títulos muy concretos, con fácil salida, como una guía”.
A pesar de esta reflexión, Trea huye del criterio economicista. “Los autores, los editores, los lectores y las instituciones públicas deben pensar que si desde el punto de vista del patrimonio cultural esa edición es necesaria, entonces todos tenemos que mojarnos”. En su caso, cuando optan por ese tipo de publicaciones, “procuramos no perder dinero, pero perdemos siempre el trabajo y el esfuerzo, y en algunos casos, deliberadamente también el dinero, sabiendo que podemos permitírnoslo porque hay libros importantes que tienen que editarse, con ayuda o sin ella”. Valorar la propia responsabilidad de editar, “que no es una mera factoría, sino algo que va más allá” es fundamental, “porque es este equilibrio entre libros alimenticios y no alimenticios lo que conforma la personalidad y el carácter de una editorial”.
“La asturiana es una de las mejores redes de bibliotecas que hay en España”
Pero la implicación pública no siempre es la que se desea. “Desde el punto de vista del libro, y salvo en el caso del ámbito asturiano y de la política bibliotecaria, porque la asturiana es una de las mejores redes que hay en España –asegura–, a las instituciones publicas de ahora, de antes y de siempre, el mundo de la edición no les ha interesado nada, así que nunca ha habido un planteamiento serio y riguroso sobre el sector editorial. Quizás la culpa también ha sido de los propios editores por nuestro poco peso, pero al final, las cosas quedan reducidas a un nivel como el que tenemos”.
A pesar de todo, de la escasa rentabilidad económica, del bajo nivel de lectura y de la crisis que se ceba en los productos culturales, Trea sobrevive en esa carrera de fondo que inició hace 20 años y a lo largo de la cual ha sabido encontrar y sacar brillo a sus joyas de la corona. Como la colección de Biblioteconomía y Administración Cultural, un área en la que es referencia a nivel nacional y en la que, creyendo difícil superar los 25 títulos, ya han alcanzado los 250. Y como su cuidada selección de poetas asturianos en ediciones bilingüe entre los que están Berta Piñán, Antón García, Lourdes Álvarez, Vanessa Gutiérrez o la antología de poesía escrita de 1975 a 2010 preparada por José Luis Arguelles, Toma de tierra.
www.trea.es
(Publicado en Biblioasturias18)