La Biblioteca de Villaviciosa, templo del cómic

Con más de 2.000 cómics y una prodigiosa selección de libros escogidos y minoritarios, la Biblioteca de Villaviciosa, comandada por el incombustible Manolo González, se convierte en uno de los grandes refugios en Asturias de la literatura alternativa.  

Cierren los ojos e imaginen que están en San Francisco. No en una de sus empinadas cuestas, sino en City of lights, la famosa librería de la generación beat, ese lugar en el que la literatura aulló y que hoy en día sigue acogiendo en sus estantes la cultura más alternativa; un refugio de los libros minoritarios y sin embargo imprescindibles, una vuelta de tuerca, un golpe para los sentidos. Abran los ojos. No estamos en San Francisco, sino en Villaviciosa, pero tendremos que parpadear un par de veces, tal vez con cierta incredulidad, para comprobar que el lugar en que nos encontramos no es City of lights; es la biblioteca de la villa maliaya. Si nuestros sentidos nos han engañado por un momento es porque esta biblioteca también es un refugio de la literatura alternativa, de todos esos libros que jamás aparecen en las listas de ventas y hay que encargar en las librerías; de esas recomendaciones que una noche nos susurra un amigo y nos vamos pasando unos a otros como una valiosa información de contrabando, compartiendo el secreto. Esos libros minoritarios que están destinados a apetitos, no con un gusto exquisito, sino más bien osados o inquietos.

“Yo soy un beat” dice Manolo González, bibliotecario de Villaviciosa y responsable de amparar las prodigiosas colecciones de los estantes. No en vano, San Francisco es una de sus ciudades preferidas en el mundo y guarda, aún con el plástico, la edición del 50 aniversario de En el camino de su amado Jack Kerouac que compró en su último viaje a esta ciudad. Tal vez sólo un beat como González podría hacer una colección de libros como la de la biblioteca de Villaviciosa. Empecemos, porque hay que tomar aliento (y sólo vamos a hablar de una parte).

En un primer momento lo que sorprende es la cantidad de libros de editoriales pequeñas pero con una gran calidad en sus propuestas como Sajalín, BlackieBooks, Malpaso, Acuarela, Libros del Silencio o Alpha-Decay. En las estanterías de Villaviciosa encontramos La furia de Gene Kerrigan, Con el sol en la boca de Matías Néspolo, Éxodo de D J Stalingrad, El hombre ventilador de William Kotzwinkle (“Nunca pensé que la psicodelia se pudiera leer, pero se puede; este libro lo demuestra” comenta Manolo González), El nadador del Lower East Side de Nersesian, Vientos de huracán de Tim Lott (“una de las mejores novelas que existen“), Caída y auge de Reginald Perrin de David Nobbs, Colgados en Murder Mile de Tony O’Neill (Villaviciosa es, junto a una de Zaragoza, la única biblioteca de España en tener este libro)… Nos topamos con las obras de Too Lin, Palahniuk, Fante, Donald Ray Pollock (“es violencia en estado puro y, sin embargo, uno se pregunta cómo se puede escribir tan bien“), McEwan, Houellebecq, Nicolo Amati, David Sebaris, Jeremías Gamboa, Irvine Welsh, Martin Suter, Bret Easton Ellis, Percival Everett. “Solían preguntarme quién era ese Cormac McCarthy que me gustaba tanto” dice González sonriendo, señalando todos los libros que tiene del autor que en 2006 ganó el Premio Pulitzer por La carretera. Algo parecido ocurre con Paul Auster; en la biblioteca de Villaviciosa está toda su obra, desde el primer volumen que salió a la calle del  Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2006, antes de que fuera conocido por el gran público.

Si una de las ciudades preferidas de Manolo González es San Francisco, la otra es Tokio. No en vano, una de las colecciones más prestigiosas de la biblioteca es la de literatura japonesa, cuya selección deja perplejo al más pintado. Encontramos baldas con las obras Mishima, Yoko Ogawa, Banana Yoshimoto, Yasutaka Tsutsui o Hiromi Kawakami, entre muchos otros. De un pequeño salto, Manolo González vuela de continente y muestra Stone Arabia de Dana Spiotta, “la mejor novela sobre música que he leído” afirma. Y sabe bien de lo que habla, porque otra de la joyas de esta biblioteca es su selección de literatura musical.

Parece casi un pecado no acercarse hasta la biblioteca de Villaviciosa para entablar conversación con Manolo González; un sencillo interrogante puede ser el puntapié para una extensa y distendida charla sobre literatura universal. Desde luego, es uno de los atractivos de la biblioteca y los usuarios tienen muy en cuenta sus recomendaciones. González habla sobre el que considera el mejor libro del año, Canciones de amor a quemarropa de Nickolas Butler. “Le gusta a todo el mundo. Se lo recomendé a una mujer de 70 años y le encantó; se lo recomendé a una de 50, y también. Se lo recomendé a una chica joven y…”. El bibliotecario muestra entonces un pósit que le han dejado sobre la mesa y que trae lo siguiente: “¡¡¡Brutal!!! Gracias por tus recomendaciones“. Algo bastante sintomático es que el autor de novela negra más leído en la biblioteca de Villaviciosa sea Edward Bunker, un criminal acusado de robo, narcotráfico y extorsión, que al salir de la cárcel dejó atrás su vida delictiva y se convirtió en escritor policíaco. “Lo leen porque yo se lo recomiendo. Pero si la gente lo conociera, todo el mundo lo leería”. Porque eso, precisamente, es lo difícil: llegar a todos estos títulos, encontrarlos, bucear. Manolo González se nutre de varias fuentes, fundamentalmente blogs (en especial el de Kiko Amat), y revistas, sobre todo de música. “Rock Deluxe y Ruta 66 tiene una muy buena selección de libros. Y también la Vanity Fair, que la hace Rodrigo Fresán”.

Casi estamos sin aliento y aún no hemos llegado a la parte principal, a la autentica joya de la corona de la biblioteca de Villaviciosa: su colección de cómics. Más de 2.000 títulos que la convierten en una de las mayores colecciones de cómic de toda España. Las maravillas, aquí, son inagotables.

 

Más de 2.000 cómics

Hasta hace 30 años se pensaba que el cómic simplemente era cosa de niños. “Cuando yo entré aquí todo lo que llevaba dibujos estaba catalogado como infantil y juvenil”. Ésa fue uno de los primeros objetivos de Manolo González: organizar los cómics por secciones como si constituyeran una pequeña biblioteca dentro de la biblioteca. Empezó separando los que estaban destinados a un público más infantil (Asterix, Lucky Luke, Tintín…) y ese pequeño eslabón que podía conectar este mundo con el de los adultos: el Oeste (Blueberry, Jeremiah…). A partir de aquí, comienza la clasificación.

Lo primero que nos encontramos, cómo no, es el apartado de Clásicos. Hazañas Bélicas, El Coyote, James Bond y, por supuesto, los superhéroes: Los cuatro fantásticos, La patrulla X, Superman, Batman, Spiderman… ” Kick-Ass es maravilloso” recomienda González, quien no pierde la oportunidad de citar a Straczynski y al que él considera el más grande del mundo del cómic: el señor Allan Moore.

En la sección de Cómic Europeo comienzan a desfilar las colecciones de Largo Winch, Muñeca de marfil, (cuyo autor murió antes de completar la saga y hubo que finalizarla sin él), Quetzalcoalt o El triángulo secreto, que fantasea con la posibilidad de que Jesucristo tuviera un hermano gemelo. “Funcionan muy bien los cómics de romanos, de piratas y de Cruzados” explica González. El bibliotecario, mostrando un tomo de la serie Los Borgia, afirma “Jodorowsky y Manara es la mejor relación de guionista-dibujante que hay“. Probablemente a los no versados en el mundo del cómic les sonará igualmente el nombre de Alejandro Jodorowsky, el artista chileno que destaca como novelista, dramaturgo, poeta, ensayista director teatral y de cine, guionista, actor, mimo, marionetista, compositor de bandas sonoras, escultor, pintor, instructor del tarot, psicoterapeuta y sanador psicomágico. Al multifacético y casi omnipresente Jodorowsky nos lo encontraremos en varios estantes de la colección de cómics de Villaviciosa, colaborando, entre otros, con el gran Moebius.

Al principio había un autor que destacaba sobre todos, Hugo Pratt” comenta el bibliotecario mostrando los famosísimos tomos de Corto Maltés. A su lado se encuentra ¡No pasarán! de Vittorio Giardino (cómic sobre la Guerra Civil española), El año del conejo de Titán (que explica la toma del poder de los jemenes rojos), Lady S de Van Hamme (“otro de los grandes“) o Píldoras azules de Frederik Peeters (cuyo tema es el Sida). “A raíz de Persépolis, de Marjane Satrapi, comenzaron a salir más autoras de cómic. Tradicionalmente éste es un mundo mayoritariamente de hombres. Y lo sigue siendo, pero menos. Si tuviéramos que establecer ahora un porcentaje, diríamos que un 65 por ciento están escritos por hombres y un 35 por ciento por mujeres” explica González. Los combates cotidianos de Manu Larcenet es, según el bibliotecario, la mejor serie de cómics sobre relaciones y Blast, del mismo autor, una colección que no tiene nada que ver con la anterior y resulta imprescindible. “Todos estuvimos colgados de Blast“.

El cómic americano se diferencia del europeo, entre otras muchas cosas, en el formato. En el americano destaca la tapa blanda. Dentro de la sección de Cómic Americano nos encontramos, por ejemplo, con las colecciones de Predicador. “En el mundo del cómic son muy importantes las portadas” comenta Manolo González mostrando las de esta colección. “Hay portadas que son auténticas obras de arte”. También nos topamos con Parker, Hellblazer, Zodiaco, Get Fuzzy y dos de las colecciones más leídas hoy en día: Juego de tronos y The Walking Dead. Otra serie  que está teniendo bastante éxito entre los lectores es Los maestros cerveceros, del ya mencionado Van Hamme, la historia una saga familiar y sus muchas complicaciones para mantener con éxito su negocio de fabricantes de cerveza desde mediados del siglo XIX hasta nuestro días. No faltan en el cómic americano nombres como los de Robert Crumb, Jeffrey Brown, Peter Bagge, Daniel Clowes, Harvey Pekar, Alison Bechdel, Joe Sacco, o Spiegelman, entre muchísimos otros. Y volvemos a reencontrarnos con Alan Moore. De nuevo, Manolo González vuelve a recalcar que “es el más grande”.

Cambiamos de estantería y aquí nos topamos con Cómic Español. El arte de volar del guionista Antonio Altarriba y el dibujante Kim, así como El invierno de dibujante, Arrugas y Los surcos del azar  de Paco Roca son, para González, algunos de los mejores cómics en español. También destaca Cenizas de Álvaro Ortiz, las obras de Max Vento, un clásico como Sangre de barrio de Jaime Martín, la serie Los viajes de Juan Sin Tierra de Javier Isusi o los cómics de Carlos Giménez, 36-39. Malos tiempos (“la mejor obra sobre la Guerra Civil“) y Paracuellos (“la mejor obra sobre la postguerra“).

El apartado de Adaptaciones Literarias resulta especialmente sorprendente por ser precisamente todo un nuevo mundo de posibilidades: otra forma de llegar a la gran literatura mediante las viñetas. Así nos topamos en cómic con las obras de Proust, la biografía de Sabato, Kafka y Hunter S Thompson, el relato de los últimos días de Stefan Zweig o la vida de Houdini. En cómic también podemos leer La ciudad de cristal de Paul Auster, Walden de Thoreau, La Metamorfosis de Kafka, El diario de Anna Frank, El Gran Gatsby o, incluso, El Génesis. “El cómic de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? es incluso mejor que el libro de Philip K. Dick y que su adaptación cinematográfica, Blade Runner” opina González. La música, por supuesto, tampoco falta. Nos topamos con viñetas sobre Johnny Cash, Neil Young, Alice Cooper, Jimi Hendrix o Kurt Cobain.

En la sección de Manga, González recomienda especialmente las obras de  Jiro Taniguchi, así como NonNonba (en la que su autor, Shigeru Mizuki, cuenta los recuerdos de su infancia durante los años 30 en un pueblo costero de Japón) y Kanikosen (la adaptación al manga de la novela proletaria escrita por Takiji Kobayashi en 1929, relato de una rebelión a bordo que representa la más explícita aportación japonesa a la crítica del capitalismo).

Y más, mucho más. En cómic asturiano nos encontramos a Homes, Doña Berta, los cinco tomos de Gaspar Meana e incluso un panfleto realizado por Gustavo Bueno. En las colecciones integrales podemos hallar Leonor de Aquitania, La guerra de las Galias, Isabel de Francia, Ramiro, Trent…Lo último que están entrando en la biblioteca es Las meninas de Javier Olivares, Sakandalon de Julie Maroh o Yo asesino de Antonio Altarriba y Keko.

Manolo González no pierde la oportunidad de recomendar y sobre la mesa sigue poniendo cómics. “Todos los usuarios de la biblioteca que han sacado estos dos, al final se los han acabado comprando“. Se refiere a El azul es un color cálido de Julie Maroh (obra en la que se basó la premiada película La vida de Adele) y El capital de Karl Marx. A estas alturas ya intuimos que no hacer caso a una recomendación del bibliotecario de Villaviciosa es como cerrar los ojos ante una mariposa nocturna de colores.

(1 de junio de 2015)

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Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias