Cincoxcinco = Rodrigo Olay

Rodrigo Olay (Noreña, Asturias, 1989) ha publicado hasta el momento tres libros de poemas: Cerrar los ojos para verte (Oviedo, Servicio de Publicaciones del Principado de Asturias, 2011), La víspera (Sevilla, Ediciones de la Isla de Siltolá, 2014) y Saltar la hoguera (Madrid, Hiperión, 2019), por los que ha obtenido premios como el Jaén o el de la Crítica de Asturias. Ha sido incluido en antologías como las de Carlos Iglesias Díaz y Pablo Núñez, Siete mundos. Selección de nueva poesía (Gijón, Impronta, 2015), José Luis Morante, Re-generación. Antología de poesía española (2000-2015) (Granada, Valparaíso, 2015), Miguel Floriano y Antonio Rivero Machina, Nacer en otro tiempo. Antología de la joven poesía española (Sevilla, Renacimiento, 2016) o Mucho por venir. Muestra consultada de poesía asturiana (2008-2017) (Oviedo, Maremágnum, 2017). Colabora asiduamente con la revista Anáfora.

1. Proponga un menú literario: entrada, plato principal y postre. 

De entrada, algo suave: Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta; el plato principal, con más cuerpo: Cabaret Biarritz, de José C. Vales; y de postre, una novedad: Les isles inciertes, de Xuan Bello.

2. ¿Cuál ha sido el último libro que ha sacado en préstamo de una biblioteca? 

Droga dura: la Cronología de las comedias de Lope de Vega, con un examen de las atribuciones dudosas, basado todo ello en un estudio de su versificación estrófica, de S. Griswold Morley y Courtney Bruerton.

3. ¿Qué escena literaria le viene en este momento a la mente?

En estos días de confinamiento, alguna de Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.

En estos días de confinamiento me viene a la mente alguna escena literaria de Ensayo sobre la ceguera de José Saramago.

4. ¿Se ha enamorado de algún personaje literario?

Ah, voy a ser muy poco original. Atticus Finch me parece un Paisano de pies a cabeza, y no puede aspirarse a más; por otra parte, no puedo ocultar mi debilidad total por Ana Ozores y hasta (esto será más raro) por Fermín de Pas.

5. Sugiera una tríada de poetas.

Tres buenos poetas, fallecidos recientemente, de los que temo que no se acuerden muchos lectores: Vicente Sabido, Rafael Juárez, José Luis Parra.

6. ¿Cuál ha sido la (o las) Biblioteca de su vida?

Las públicas de Noreña y El Berrón, la del Instituto de Noreña, la del Campus de El Milán, la que llevo construyendo desde los quince años.

Como ‘Biblioteca de mi vida’ destacaría las públicas de Noreña y El Berrón, la del Instituto de Noreña, la del Campus de El Milán, la que llevo construyendo desde los quince años

7. ¿Con qué libro despertaría el amor a la lectura en un adolescente?

Otra respuesta muy poco original: La isla del tesoro me parece imbatible.

8. Cite tres novelistas a seguir por cualquier lector.

Ricardo Menéndez Salmón, Albert Sánchez Piñol y José Antonio Mases.

9. Proponga una medida a favor de la difusión de la lectura.

Doctores tiene la Iglesia. Recuerdo con nostalgia la espléndida biblioteca que fu acompañando la andadura impresa del diario Público.

10. ¿Quiénes son sus compositores o músicos favoritos?

Leonard Cohen, Yann Tiersen, Joaquín Sabina.

11. ¿Alguna lectura ha marcado especialmente su vida?

La edición de Cátedra de El Lazarillo de Francisco Rico, asaeteada de notas. Afianzó mi latente vocación filológica en la adolescencia.

La edición de Cátedra de El Lazarillo de Francisco Rico, asaeteada de notas afianzó mi latente vocación filológica en la adolescencia.

 12. ¿A qué autor rescataría del olvido?

A unos cuantos poetas del siglo XVIII, a los que no lee absolutamente nadie: para empezar, al poeta Jovellanos.

13. Seguro que podría recomendarnos la visión de al menos tres películas.

Tres recientes: Moonrise Kingdom, de Wes Anderson; Call me by your name, de Luca Guadagnino; y El Crack 0, de José Luis Garci.

14. ¿Qué poema interpreta sus sentimientos?

Luna de abajo, de Ángel González.

15. ¿Cómo ve el panorama editorial asturiano?

De una mala salud de hierro, con algunas de las editoriales más elegantes del país (Trea, KRK…).

16. ¿A qué lugar salido de la imaginación de un autor le gustaría trasladarse?

Me hubiera gustado estar allí febrero de 1969, al norte de Boston, en Cambridge, cuando Jorge Luis Borges se encontró consigo mismo.

17. Sus artistas más admirados son… (referido a pintores, escultores, fotógrafos, arquitectos… etc.)

Jean Louis Ernest Meissonier, Eduardo Úrculo y Carlos Tárdez. Además, siempre he admirado la fotografía de Chema Madoz y José del Río Mons.

18. El último libro que ha comprado ha sido…

La Métrica española de Pablo Jauralde Pou.

19. ¿Puede el e-book reemplazar al formato clásico?

Hace unos años sostuve que sí. Mis dotes de pitoniso no tienen precio…

20. ¿Podría decirnos cómo ordena su biblioteca personal?

La lectura sirve para todo lo que se te ocurra

Más o menos por géneros. A veces me gusta poner juntos a autores que se detestan pero que yo admiro igualmente.

21. ¿Dónde desearía vivir?

Donde vivo.

22. ¿A qué persona viva admira?

Uf, soy muy pródigo en admiraciones, para bien de mi alma.

23. A su juicio ¿cuál es la mejor obra literaria adaptada por el cine?

El sueño eterno, de Howard Hawks, basada en la novela de Raymond Chandler ―el guion es incomprensible, pero la película no tiene precio―.

24. ¿Qué está leyendo actualmente?

La pobreza, de Antonio Gamoneda.

25. ¿Para qué sirve la lectura?

Para todo lo que se le ocurra.

Saltar la hoguera

Rodrigo Olay

Hiperión

78 págs.

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Saltar la hoguera, tercera entrega poética de Rodrigo Olay, se inserta ya de forma plena en la senda del intimismo despojado y la contención expresiva que La víspera nos permitía intuir. Consciente más que nunca de que un poema no es lo mismo que la realidad pero también de que, a cambio de esa certeza, la lectura nos devuelve todo aquello que merece la pena preservar —pomaradas de la niñez lejana, el brillo súbito de la juventud en los ojos de una anciana, los pequeños dones del amor y la serenidad, la emocionada gratitud por cuanto un día aprendimos y por cuanto aún nos queda por descubrir mañana—, Rodrigo Olay eleva, merced a su escritura, un triple conjuro: para mantener encendida la memoria de quienes siguen con nosotros aunque ya se fueron; para ahuyentar las brumas del invierno y los negros presagios; para prolongar la vida y el tiempo más allá del cauce exacto, limpio, de sus versos.

Y es que, sin renunciar en ningún caso ni a su visión de la poesía como lámpara perpetua y punto de encuentro de tradiciones pasadas y presentes, ni tampoco a su deslumbrante dominio de diversas técnicas y formas, Rodrigo Olay nos ofrece aquí su voz, desnuda y diáfana, para susurrarnos al oído que, leyéndole, ya no sabremos ni querremos estar solos. (Carlos Iglesias Díez)

(25 de marzo de 2020)

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Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias