El 23 de abril, día en que las bibliotecas conmemoramos el Día del Libro, la Biblioteca de Asturias “Ramón Pérez de Ayala” inaugura en su sala de exposiciones la nueva muestra “La canción asturiana en discos de 78 rpm”. Esta exposición presenta a la ciudadanía asturiana el trabajo de recopilación de grabaciones sonoras antiguas realizado en los últimos 30 años por la Biblioteca regional, siendo la primera vez que estos discos se muestran al público.
LA CANCIÓN ASTURIANA
Si existe una producción musical que representa la especificidad del folclore asturiano es, sin duda, la tonada o asturianada. El género, que actualmente se conoce familiarmente como “canción asturiana”, ha recibido en el pasado otros nombres. En el siglo XIX era más común el uso de tonada, mientras que durante el siglo XX se hizo habitual el término asturianada. Si bien esas denominaciones no definen las mismas cosas, en el sentir popular se han convertido en la forma de nombrar a una realidad cambiante a lo largo del tiempo. Este género lírico y su característica forma de interpretación es el más identificativo de toda la música asturiana: tiene un lenguaje musical propio, un ámbito geográfico concreto (algo más amplio que la propia división política, pues se pueden encontrar ejemplos en las provincias de Lugo, León o Cantabria), unas letras escritas en lengua asturiana y, por todo ello, conforma una seña de identidad diferenciada.
Los primeros datos fehacientes que han llegado hasta nosotros no van más allá de 1885, si bien es lógico pensar que sus orígenes deben buscarse antes de esa fecha. Este género de carácter lírico parece haber nacido a lo largo del siglo XIX, de la influencia tanto la tradición popular preexistente como de aquellos compositores de música “culta” que, llevados por las corrientes nacionalistas, tomaron como inspiración de sus trabajos dicha tradición, creando así, en la conjunción de ambos caminos, un nuevo género que se debatía entre lo culto y lo popular y que consiguió, a principios del siglo XX, una importancia que le granjeó el favor del público y que creó un camino que hoy todavía perdura.
La canción asturiana es un género difícil, basado en la interpretación de canciones complejas, que obligaban a los cantantes o cantadores a poseer una técnica muy especial y que les exigía el conocimiento del repertorio, mediante la imitación y el ensayo. A ello contribuyeron los concursos, los festivales, el mundo del chigre, la radiodifusión y, como no, las grabaciones sonoras. Precisamente, serán las grabaciones las que permitirán a muchos cantadores traspasar la barrera del conocimiento local, aumentando su prestigio y permitiendo contratos, remuneraciones elevadas y giras internacionales. Muchas de estas grabaciones sonoras sirvieron para que los intérpretes que se acercaban a la tonada pudieran aprender de las grandes figuras “clásicas” del género. Dada la importancia de estas grabaciones en la consideración del género, en su asentamiento y en su desarrollo hasta nuestros días, la Biblioteca de Asturias ha seleccionado para la presente exposición una muestra representativa de los primeros registros sonoros conservados de canción asturiana en la primera mitad del siglo XX, los llamados “discos de pizarra”.
La canción asturiana ha llegado hasta nuestros días y, pese a algunas opiniones que auguraban su desaparición, siguen celebrándose festivales y concursos y las nuevas generaciones de cantadores siguen nutriendo las filas de los más veteranos, de tal manera que todos los años aparecen en el mercado nuevas grabaciones sonoras, aunque ahora en formatos distintos, en buena lógica, a aquellos que prosperaron en la edad de oro de la tonada y que ahora se presentan en esta exposición.
LAS GRABACIONES SONORAS
El gramófono fue el primer sistema de grabación y reproducción de sonido que utilizó un disco plano y desde el registro de su patente en 1887 se convirtió en el dispositivo más utilizado para reproducir el sonido grabado, al menos hasta la década de 1950. Aunque los formatos en vinilo aparecieron ya en la década de los 30, el disco de 78 rpm siguió siendo mayoritario y sólo a partir de los años 50 fue desapareciendo paulatinamente. La denominación “disco de pizarra” (utilizada en contraposición a lo que luego se denominó “disco de vinilo”), y que también puede aparecer mencionado como “disco de acetato” o “disco de vitrola” (en este caso, por la gran popularidad de los gramófonos Victor-Victrola), en realidad no es la acertada y en la actualidad se considera más correcta la de “disco de 78 rpm” (revoluciones por minuto).
Si bien al comienzo existieron variaciones en cuanto a duración, tamaño y velocidad, cuando la compañía Victor Talking Machine compró las empresas de sus competidores se produjo el gran impulso del disco plano, mejorando su calidad y fijando sus principales características. Desde ese momento, los discos del gramófono girarán a una velocidad uniforme de 78 revoluciones por minuto y estarán fabricados en un material de color negro, pasta o goma laca endurecida (que los hacía rígidos a la vez que frágiles). Su tamaño también se regularizó, quedando fijado entre los 25 cm (para la música popular) y los 30 cm de diámetro (para la música clásica). Los discos contenían habitualmente una sola canción por cada cara.
LA COLECCIÓN DE LA BIBLIOTECA DE ASTURIAS
La Biblioteca de Asturias, creada en 1987, tiene entre sus misiones fundacionales la de “reunir… las funciones relativas a la conservación del patrimonio… sonoro de la región…”. Aunque sus primeros fondos sonoros se nutrieron casi exclusivamente de los materiales ingresados por la normativa del Depósito Legal, muy pronto la Biblioteca comenzó a incorporar fondos de carácter asturiano mediante compra, tanto por los canales habituales de tiendas especializadas, como gracias a anticuarios, compras de segunda mano y coleccionistas. En 1992 se incorporó el primer disco de 78 rpm. Se trataba de una grabación del sello Regal, fechada hacia 1930, en el que el barítono Vicente Miranda interpretaba en solitario “En la gaita traigo Asturias” y “Llamé al candao”, dos canciones que tuvieron gran éxito en su momento.
En la actualidad, la colección de discos de 78 rpm de la Biblioteca de Asturias alcanza más de 700 documentos distintos y 900 ejemplares, lo que hace de ella la fonoteca de “pizarra”, especializada en Asturias, más importante del mundo. La calidad y cantidad de esta colección ha impulsado a la Biblioteca de Asturias a dar a conocer estos discos tan raros y frágiles, aprovechando la ocasión para difundir el patrimonio asturiano y su producción sonora producida en Asturias o relacionada con la región. Es la primera ocasión en que nuestras joyas más valiosas, los discos de 78 rpm, pueden ver la luz. Para ello, se presenta una selección muy amplia de los cantadores que grabaron en aquella época dorada de la canción asturiana. Al conjunto de discos se ha añadido también una representación de las principales partituras que, desde el ámbito “culto”, dieron sustento al género de la canción asturiana, de raíces eminentemente populares. Por último, los visitantes de la muestra que se acerquen a ella podrán escuchar algunas de estas grabaciones históricas mediante los códigos QR que se han instalado en la sala.
La exposición se podrá visitar en la Biblioteca de Asturias “Ramón Pérez de Ayala” desde el acto de inauguración, que tendrá lugar a las 13 horas del 23 de abril, hasta el 26 de mayo de 2024, en el horario habitual de apertura de la Biblioteca (de lunes a viernes de 8’30 a 20’45, sábados de 10 a 13’50 y de 16 a 20’45, domingos y festivos de 10 a 13’50).
Posteriormente, y con motivo de la celebración del Día de Santa Cecilia, patrona de la Música, la exposición podrá ser también contemplada en la Biblioteca Pública “Jovellanos” de Gijón, del 21 de noviembre al 15 de diciembre de 2024.
(23 de abril de 2024)