Philip Roth, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2012. Más que un escritor, una forma de escribir.

 

Tras Arthur Miller, Susan Sontang y Paul Auster, otro norteamericano llega a engrosar la lista de los premiados con el Príncipe de Asturias de las Letras: Philip Roth. Y, al igual que sus predecesores en estos galardones, Roth también se ha dedicado a reflejar las histerias de su tiempo, las venas abiertas de su sociedad y las puertas cerradas de su país. Uno de sus temas centrales, la espiral sobre la que gira gran parte de su literatura, es el de los problemas de asimilación e identidad de los judíos de Estados Unidos.

Ya en su primer libro, Goodbye, Columbus(1959), Roth parece que nos hace un resumen de lo que en el futuro será sus temas de cabecera: las filias y las fobias de la clase media judía norteamericana , la estratificación social, el sexo, los ambientes universitarios, la autocomprensión, la alargada sombra de Faulkner…

Una de las marcas registradas de Philip Roth es sin duda el monólogo interior. Precisamente este tipo de diálogo con uno mismo fue el que le catapultó a la fama literaria con El lamento de Portnoy (1969). Constituida como un monólogo del protagonista, Alexander Portnoy, a su psiquiatra, en esta novela Portnoy vive atormentado por los remordimientos de su conciencia y su obsesión por el sexo, y es visto por Roth como el producto y la víctima de una madre judía demasiado posesiva, quien es reconocida como una de las creaciones más cómicas de la ficción moderna. La sexualidad franca de la novela y su tratamiento sarcástico de la vida judía causaron furor en círculos literarios, y lo establecieron como un novelista de poder y originalidad.

Philip Roth se imaginó cómo hubiera sido el mundo si Charles Lindberg hubiera obtenido la presidencia de Estados Unidos en La conjura contra América (2004); abrió llagas contando la historia de una mujer que se vuelve contra su marido en el periodo anticomunista americano durante los años 50 en Me casé con un comunista (1998); en La mancha humana (2000) aborda un escándalo en los ambientes universitarios que refleja otro escándalo, el que causó en los ambientes políticos la acusación del presidente estadounidense Bill Clinton en 1998… En su última novela, Némesis (2010), nos describe una epidemia de polio en la comunidad judía de Newark durante el verano de 1944, y aprovecha para volver a incidir en los grandes temas de la literatura: el ser humano, la muerte, Dios, el mal, lo irracional, la tensión entre el individuo y la comunidad, la crueldad de la sociedad norteamericana, donde el mal parece una presencia permanente.

Philip Roth es probablemente el autor más premiado de su generación. Dos de sus novelas han ganado el National Book Award; otras dos fueron finalistas; exactamente la misma situación se da con el premio del National Book Critics Circle. También ha ganado dos premios del PEN Club y un Pulitzer por su novela Pastoral americana en 1997. En 2001 La mancha humana fue galardonada como libro del año al obtener el premio británico WH Smith Literary Award. El crítico Harold Bloom lo ha nombrado como uno de los cuatro escritores norteamericanos vivos más importantes que todavía producen, junto con Thomas Pynchon, Don DeLillo, y Cormac McCarthy.  La conjura contra América ganó el premio Sidewise para historia alternativa, así como el premio de la Sociedad Estadonidense de Historiadores. También por esa novela, Roth volvió a recibir el WH Smith Literary Award. Fue honrado por su ciudad natal en octubre de 2005 cuando fueron develadas placas en su honor en la casa donde pasó buena parte de su infancia. En mayo de 2006 le fue otorgado el premio Nabokov del PEN Club.

Tan influyente y prolífica ha sido su carrera literaria en los Estados Unidos que existe una publicación periódica llamada Philip Roth Studies (“Estudios sobre Philip Roth”) auspiciada por la Philip Roth Society (que no está afiliada de modo alguno con Roth o sus editores).

Así que podríamos decir que el actual Premio Príncipe de las Letras, Philip Roth, más que un escritor, es ya una forma de escribir.

 

 

El Jurado de este Premio –convocado por la Fundación Príncipe de Asturias– estuvo presidido por José Manuel Blecua Perdices e integrado por Luis María Anson Oliart, Juan José Armas Marcelo, Xuan Bello Fernández, Blanca Berasátegui Garaizábal, Amelia Castilla Alcolado, Juan Cruz Ruiz, José Luis García Martín, Álex Grijelmo García, Manuel Llorente Manchado, Rosa Navarro Durán, Soledad Puértolas Villanueva, Fernando Rodríguez Lafuente, Fernando Sánchez Dragó, Diana Sorensen, Sergio Vila-Sanjuán Robert y Román Suárez Blanco (secretario).

En su acta, el jurado destacó que “la obra narrativa de Philip Roth forma parte de la gran novelística estadounidense, en la tradición de Dos Passos, Scott Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, Bellow o Malamud. Personajes, hechos, tramas conforman una compleja visión de la realidad contemporánea que se debate entre la razón y los sentimientos, como el signo de los tiempos y el desasosiego del presente. Posee una calidad literaria que se muestra en una escritura fluida e incisiva”.

Esta candidatura ha sido propuesta por Michael Göring, presidente del Consejo de la Fundación ZEIT-Ebelin y Gerd Bucerius (Alemania).

En esta edición concurrían un total de 24 candidaturas procedentes de Australia, Brasil, Canadá, Colombia, Cuba, China, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Holanda, Irlanda, Japón, Macedonia, Portugal, Rumanía, Senegal, Sudáfrica, Turquía y España. Roth se impuso en la última votación al japonés Haruki Murakami y en las anteriores a autoras como Alice Munro, que era otra de las favoritas al galardón.

Este ha sido el quinto de los ocho Premios Príncipe de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su trigésimo segunda edición. Anteriormente fueron otorgados el Premio Príncipe de Asturias de las Artes al arquitecto español Rafael Moneo, el de Ciencias Sociales a la filósofa estadounidense Martha C. Nussbaum, el de Comunicación y Humanidades al diseñador de videojuegos japonés Shigeru Miyamoto y el de Investigación Científica y Técnica al biólogo británico Sir Gregrory Winter y al patólogo estadounidense Richard A. Lerner. La próxima semana se fallará el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Los Premios Príncipe de Asturias de los Deportes y de la Concordia se fallarán en el mes de septiembre.

Cada uno de los Premios Príncipe de Asturias, concedidos por primera vez en 1981, está dotado con un diploma, una insignia, una escultura de Joan Miró –símbolo representativo del galardón– y la cantidad en metálico de 50.000 euros. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo, en un solemne acto presidido por S.A.R. el Príncipe de Asturias.

 

 

 

(6 de junio de 2012)

 

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