La capital del bello concejo de Piloña cuenta con una biblioteca que ha sabido adaptarse a las continuas evoluciones que, desde su fundación en 1946, han experimentado las necesidades de sus usuarios, hasta llegar al moderno y funcional servicio que ofrece en la actualidad.
La Biblioteca Marqués de Vista Alegre de Infiesto cuenta con una larga trayectoria de trabajo teniendo siempre por objetivo atender las necesidades, informativas, formativas y de ocio demandadas por la población piloñesa en cada momento. Se creó en 1946 fruto de la labor llevada a cabo por el Centro Coordinador de Bibliotecas de Asturias a favor de la promoción de la lectura y del interés que este trabajo despertó en las autoridades municipales de Piloña.
El local que facilitó el Ayuntamiento para ubicarla es “magnífico, tanto por estar enclavado en el centro de la villa como por las condiciones de amplitud e iluminación que reúne” según recoge la Memoria del Centro Coordinador del año 1945. El local al que se refiere era una sala de un edificio singular de la localidad, la Obra Pía de Piloña.
Si leemos las memorias del Centro Coordinador, la de Infiesto era una biblioteca modélica y moderna para su época, ya que desde un primer momento fue de libre acceso para los lectores, aunque ello dificultara la obtención de estadísticas de lectura precisas, según su encargado. Tenía un elevado número de usuarios, que en 1951 se incrementaron considerablemente debido a la intensa propaganda realizada por la biblioteca en las aldeas del concejo, en las que hasta entonces era casi desconocida. Ese año, según las estadísticas del Centro Coordinador se llegaron a efectuar 12.823 servicios.
En 1956 el Centro Coordinador y el Ayuntamiento se proponen hacer de la biblioteca Marqués de Vista Alegre “un modelo en su género”. Se realizaron entonces obras de remodelación y adecuación del local que ocupaba en la Obra Pía: el municipio se encargó de realizar una nueva instalación eléctrica y de proporcionar un sistema de calefacción adecuado y moderno, y el Centro Coordinador, por su parte, se hizo cargo del nuevo mobiliario y de la renovación del fondo con el envío de una importante colección de libros. Pocos años después, en 1964, la Biblioteca llegó a disponer, incluso, de una discoteca valorada en 38.000 pesetas y puso en marcha un servicio de extensión cultural.
Esta modélica trayectoria se vio truncada en los años setenta cuando la Biblioteca se trasladó a otro local con unas condiciones mucho más precarias, con problemas de humedades, menos espacio y peor iluminado. Hay poca información sobre su funcionamiento, que a finales de la década parece ser bastante irregular y a comienzos de 1984 se realizan las últimas anotaciones en el libro de registro. Desde este año permaneció cerrada hasta julio de 1988, cuando la Biblioteca vuelve a trasladarse al edificio de la Obra Pía de Piloña.
(Publicado en Biblioasturias13)