Ubicada en pleno centro histórico de la villa llanisca, esta biblioteca ocupa una parte del rehabilitado Palacio de los Valdés, interesante edificio de fines del XVII en el que se centralizan los servicios culturales del concejo.
La Biblioteca Pública Municipal“Cardenal Inguanzo” fue fundada en el año 1955, siendo ubicada en los bajos de la casa consistorial llanisca hasta su traslado, en el año1988, ala casa natal de José Posada Herrera o Palacio de los Valdés.
La Biblioteca ocupa la tercera planta, dispone de 64 puestos de lectura y alrededor de 23.000 volúmenes, sin contar con los 1.180 libros pertenecientes a la Biblioteca del Casino de Llanes que ocupan transitoriamente la torre depósito y almacén.
Dejando a un lado la colección más reciente para el público adulto e infantil, semejante a la de cualquier otra biblioteca pública,la de Llanesdestaca por conservar varios fondos de gran interés bibliográfico, en su mayor parte procedente de donaciones que han ido formando el fondo antiguo, anterior a 1901.
Entre esas donaciones destaca en primer lugar la realizada por la familia del historiador llanisco Fernando Carrera y Díaz-Ibargüen. En ese legado se hallan numerosas monografías escritas por Ricardo Duque de Estrada, Conde de la Vega de Sella o por el que fue cronista de Oviedo, Joaquín Manzanares y sus ediciones del Tabularium Artis Asturiensis, así como diversas publicaciones seriadas, Archivo español de arqueología, Revista internacional de los estudios vascos o Revue celtique entre otras. Cabe destacar de este fondo una obra que contiene la dedicatoria del autor, escrita en el año 1919 por Ramón Menéndez Pidal y titulada Documentos lingüísticos de España: Reino de Castilla.
Otra interesante donación es la realizada por el arquitecto llanisco Francisco Saro, cuyos libros han completado una sección no demasiado rica como es la historia de las Bellas Artes; figuran en este legado obras como Santillana del Mar: Notas del Arte, (1929) dela colección Marqués de Aledo, autor de las fotografías y de la dedicatoria a su original propietario.
La importancia de este fondo antiguo se pone de relieve al recordar que algunos ejemplares del mismo han sido exhibidos en distintas exposiciones bibliográficas, tal ha sido el caso de las ediciones del Don Quijote de la Mancha (1859), del D’Artagnan y los tres mosqueteros (1858) o de Los miserables (1863), que se conservan en esta biblioteca.
Tienen también un interés especial los libros que constituyen el fondo local, destacando los editados por el semanario llanisco El Oriente de Asturias y su colección Temas Llanes que ya ha superado el centenar de títulos.
En la actualidad la Biblioteca se ha ido enriqueciendo con fondos bibliográficos en soportes digitales que atraen especialmente a los lectores más jóvenes quienes son los que más demandan los servicios de Internet, recurso muy utilizado en todas las Bibliotecas Públicas. A lo largo del 2007 acudieron a la Biblioteca un total de 6.118 lectores de los cuales 2.413 fueron niños, prestándose 2.647 libros y 347 publicaciones periódicas. El número de socios dados de alta desde el año 1984, -con anterioridad permaneció unos años cerrada al público-, es de 3.513.
La Visión del Lector. Antonio Quintana Carrandi.
“Para mí, esta Biblioteca es casi como una segunda casa. El número de mi carnet de socio es el 20, y si tenemos en cuenta que a día de hoy hay tres mil y pico socios, ya pueden ustedes figurarse la tira de años que llevo acudiendo a este lugar. Porque eso sí, acudo prácticamente a diario, salvo caso de fuerza mayor.
Lo mejor de una biblioteca pública, a mi juicio, es que te permite acceder a gran número de libros y publicaciones. Hoy día, gracias a las nuevas tecnologías, el libro y su mensaje están al alcance de cualquiera a un precio asequible. Pero en mi ya lejana infancia, y a pesar de mi gran afición a la lectura, no podía adquirir casi ningún libro por falta de recursos económicos. Afortunadamente, ya entonces existía esta Biblioteca, aunque su fondo no era tan completo como hoy. A pesar de las muchas carencias de que adolecía la Biblioteca entonces (mediados de los años setenta) me prestó un servicio inestimable. ¿Qué habría sido de los lectores compulsivos llaniscos como yo si no hubiera existido una biblioteca municipal?
A día de hoy, y como dije antes, esta Biblioteca es casi mi segundo hogar, un paraíso para un buen lector como el que suscribe. Hoy mi posición económica, sin ser boyante, me permite comprar cualquier libro que me interese, y lo cierto es que poseo una extensa biblioteca personal reunida durante las últimas dos décadas. Pero la Biblioteca llanisca siempre ocupará un lugar especial entre mis afectos personales, porque en pocos lugares he sido tan dichoso como aquí, rodeado de obras inmortales de la literatura universal y de buena parte del saber humano. Confío que este modesto pero digno centro de lectura siga prestando a los llaniscos los excelentes servicios que me prestó a mí en el pasado y que los niños y los jóvenes se sientan atraídos por la lectura lo mismo que yo”.
(Publicado en Biblioasturias08)