En palabras de Fernando Beltrán, “Carlos Iglesias abre sus dos corazones cada día -el que se agita, el que ama- para caminar con ellos por las aceras sensibles del horario como si fueran dos ojos enormes guiándose más por lo que echan en falta que por aquello que ven, que sólo es un comienzo para llegar a otro lugar muy distinto: el poema”. Tras ese trayecto, este autor nacido en Oviedo en 1983 ha concluido el que es su primer libro de poemas, editado por la colección Deva de poesía con el título de El niño de arena. Una novedad literaria que nos permite acercarnos a un joven poeta que nos abre con generosidad su particular biblioteca de recuerdos y lecturas para conocerle un poco mejor. Es nuestro cincoxcinco:
1. Proponga un menú literario: entrada, plato principal y postre.
Un buen plato para abrir boca creo que serían las Historias del otro lado ,de José María Merino, donde se recopilan todos sus libros de cuentos, y que constituye una auténtica fiesta para la imaginación y para nuestro sentido de la fantasía, a la vez que nos abre las puertas a una realidad de cuya existencia ni siquiera sospechábamos; el plato principal sería Sobre héroes y tumbas, una novela atemporal cuyo alcance y significado cobran nuevas dimensiones con cada relectura, y como postre, propondría una pequeña gran novela como es Nieve, de Maxence Fermine, tan concisa, evocadora e irreal como un “haiku” japonés.
2. ¿Cuál ha sido el último libro que ha sacado en préstamo de una biblioteca?
Hago un uso constante del servicio de préstamo de la Red de Bibliotecas de Asturias, y por tanto, me resulta un poco difícil determinar con exactitud cuál fue el último libro que me llevé a casa, pero puedo citar ahora mismo Toma de tierra, la antología de poesía asturiana preparada por José Luis Arguelles, y la novela Todas las miradas del mundo, de Miguel Mena.
3. ¿Qué escena literaria le viene en este momento a la mente?
El comienzo fragmentario, onírico y espectral de Si te dicen que caí, de Juan Marsé.
4. ¿Se ha enamorado de algún personaje literario?
En la adolescencia me enamoré de Alejandra, la inquietante e inolvidable protagonista de Sobre héroes y tumbas, y hace muy poco, lo hice de Semi, la belleza, uno de los personajes femeninos de Los desorientados, de Amin Maalouf. El cariño y la ternura con que está construido el personaje, unidos al suave erotismo que desprende, hacen muy difícil que cualquier lector no se enamore de ella.
5. Sugiera una tríada de poetas.
Fernando Beltrán, Antonio Colinas, Eloy Sánchez-Rosillo.
6. ¿Cuál ha sido la Biblioteca de su vida?
En primer lugar, la de mis padres, donde encontré desde el principio una selección muy amplia de narrativa española e hispanoamericana. Luego, por lugar de residencia y por frecuencia, tendría que decir la Biblioteca de Asturias, situada en Oviedo. Ahora bien, siento una especial debilidad por la Biblioteca Bances Candamo de Avilés, que me parece la más guapa de toda la región, con su orientación hacia el parque de Ferrera, su luminosidad, y esa terraza donde puedes estar leyendo o estudiando mientras te tomas algo. Un verdadero lujo.
7. ¿Con qué libro despertaría el amor a la lectura en un adolescente?
Con cualquiera de los de Roald Dahl.
8. Cite tres novelistas a seguir por cualquier lector.
Juan Marsé, Antonio Muñoz Molina, Philippe Claudel.
9. Proponga una medida a favor de la difusión de la lectura.
Daniel Pennac insiste mucho en que hay que potenciar el componente oral de la literatura, y que, al mismo tiempo que le contamos un cuento a un niño, nosotros mismos hemos de vivir ese cuento. Pienso que este aspecto es esencial: no podemos seguir transmitiendo a los más jóvenes una visión de la literatura como algo inmutable y anclado en el tiempo, sino que debemos potenciar, en mi opinión, una “movilidad” de los libros, de tal manera que ellos los perciban como algo que se adapta a su vida y a sus estados de ánimo; como algo que, en definitiva, pueden hacer suyo.
10. ¿Quiénes son sus compositores o músicos favoritos?
En el ámbito clásico, Beethoven, Brahms, y Mahler. En el ámbito del pop-rock, y en especial en el de los cantautores, Leonard Cohen, Pablo Guerrero, y Luis Eduardo Aute.
11. ¿Alguna lectura ha marcado especialmente su vida?
Creo que cada etapa y momento vital tiene sus propias lecturas: es algo que la mente pide, como el cuerpo puede exigir comer o dormir. Así, en la adolescencia fueron muy importantes para mí autores españoles del s.XIX, como Pérez- Galdós, Clarín, y sobre todo, Pío Baroja; en la etapa de transición de la ESO al Bachillerato las figuras de Ernesto Sábato y de Juan Marsé fueron fundamentales; en la etapa universitaria, la narrativa española de la década de los ochenta, en especial Julio Llamazares, Antonio Muñoz Molina, y sobre todo, Javier García Sánchez.
12. ¿A qué autor rescataría del olvido?
Precisamente rescataría a Javier García Sánchez, que, en mi opinión, es uno de los autores más insólitos, originales, y perturbadores con que nos podemos encontrar en la narrativa española. Otro autor que no cuenta con un reconocimiento a la medida de lo que merece creo que es el bilbaíno Pedro Ugarte, que ganó el Premio Herralde de Novela con Los cuerpos de las nadadoras.
13. Seguro que podría recomendarnos la visión de al menos tres películas.
Vértigo, de Alfred Hitchcock, No amarás, de Kryzstof Kieslowski, y Exótica, de Atom Egoyan.
14. ¿Qué poema interpreta sus sentimientos?
El primero que se me ocurre es “Lloviedo”, de Fernando Beltrán, que empieza de un modo inolvidable: “Te amé como se aman/las cosas que no ocurren/ como se pone nombre/a las caricias/ y se contagia el don/ de la tristeza…”. También recuerdo otro de Pelayo Fueyo, que dice “Conjurar la inocencia/ es como devolver al mar la caracola/ que enmudeció en tu cuarto/ y escuchar en el pecho de la mujer que amas/las voces de ese niño/ al que ahoga el recuerdo”.
15. ¿Cuáles son sus nombres favoritos?
Marina, Irene, Marta.
16. ¿A qué lugar salido de la imaginación de un autor le gustaría trasladarse?
A la Barcelona de Marsé o de Carmen Laforet, al Buenos Aires de Sábato, al Nueva York de Muñoz Molina.
17. Sus artistas más admirados son…
Goya, Zuloaga, Gutiérrez Solana, Giorgio de Chirico, Grant Wood, René Magritte, Paul Delvaux, Edward Hooper (pintura); Diane Arbus, Nicholas Nixon (fotógrafos); Antonio Gaudí, Rafael Moneo, Jean Nouvel (arquitectura).
18. El último libro que ha comprado ha sido…
Límonov, de Emmanuel Carrere.
19. ¿Puede el e-book reemplazar al formato clásico?
Rotundamente no. Puede complementarlo pero en ningún caso reemplazarlo.
20. ¿Podría decirnos cómo ordena su biblioteca personal?
No sigo un orden estricto, porque al tener demasiados libros, me veo obligado a ordenarlos en función del poco espacio del que aún dispongo.
21. ¿Dónde desearía vivir?
No me imagino en otro lugar que no sea Asturias, pero si, por cualquier circunstancia, tuviese que marcharme de aquí, optaría por Galicia, Cantabria, o el País Vasco, y ya fuera de España, por Irlanda, Escocia, o los Países Escandinavos.
22. ¿A qué persona viva admira?
A Leonard Cohen, por su voz, por sus letras, y por su capacidad para convertir emociones efímeras en arte eterno.
23. A su juicio ¿cuál es la mejor obra literaria adaptada por el cine?
Los santos inocentes, de Miguel Delibes.
24. ¿Qué está leyendo actualmente?
El azar de la mujer rubia, de Manuel Vicent.
25. ¿Para qué sirve la lectura?
Para cambiar nuestra percepción del mundo, para enriquecerlo con nuevos matices, y sobre todo, para hacernos mejores.
El niño de arena
Carlos Iglesias Díez
Ateneo Obrero de Gijón (colecc. Deva)
84 págs.
///
Según Rodrigo Olay, autor del epílogo del libro: “Los poemas de Carlos Iglesias, paradigmáticos en lo que al aprovechamiento de la connotación se refiere, son sutiles fogonazos que iluminan distintos ángulos de una profunda habitación que debemos reconstruir luego intuitivamente, gracias al recuerdo de la luz; él nos muestra las huellas exactas y necesarias, a veces circunstanciales solo en apariencia, para que seamos nosotros quienes podamos atisbar la historia que a ellas subyace, siempre sugerida y sugerente: Iglesias sabe bien que el secreto de escribir está en callar”.