Nombre y apellidos: Covadonga Lantero Mendoza
Nombre de la biblioteca: Biblioteca Pública “Jovellanos”
Localidad: Gijón
Número de habitantes de dicha localidad: 271.843
¿Cuántos años llevas trabajando como bibliotecaria? ¿Y en esta biblioteca?
Empecé a trabajar en la biblioteca Jovellanos a finales del año 1979, cuando aún dependíamos del Centro Coordinador de bibliotecas que, por aquellos años funcionaba a pleno rendimiento. Era, por entonces, directora del centro Rosalía Oliver. Comencé mi labor en la Sección infantil de la biblioteca, ubicada entonces, en un pequeño edificio, en los jardines de Begoña y totalmente separada de la sección de adultos que ocupaba una parte del Antiguo Instituto Jovellanos. Teniendo en cuenta que no existía aún la Red Municipal de bibliotecas de Gijón que, años después, dotaría a los barrios de servicios de lectura y, al estar en medio de un parque, concentrábamos a gran parte del público infantil de Gijón. La afluencia de niños era constante, y el contacto directo con ellos para lo malo y lo bueno, también. Digo esto, porque todos los que trabajamos allí, fuimos alguna vez víctimas de sus diabluras, pero también teníamos la satisfacción de ver día a día como íbamos formando buenos lectores. La escasez de medios con los que contábamos, lo suplíamos muchas veces empleando nuestro tiempo libre del fin de semana, para organizar actividades culturales con los niños: teatro, concursos de cuentos o cualquier actividad que les acercara al mundo de los libros.
La creciente necesidad de espacio hizo que la biblioteca Jovellanos cambiara su sede al edificio del Antiguo Banco de España, así que en el año 1991 nos incorporamos todos a la nueva biblioteca de la calle Jovellanos, que es la actual.
En 1992 cuando se llevó a cabo la importante remodelación del paseo de Begoña, aquel pequeño “kiosco de lectura” que seguro que recuerdan muchos gijoneses, desapareció.
¿Y desde cuando está funcionando esta biblioteca?
Como todo el mundo sabrá, tiene su origen en la Biblioteca del Real Instituto Asturiano que fue fundada por Jovellanos en 1794 y creada con su colección particular, y luego engrosada en los años sucesivos con otras colecciones. En 1858 alcanza la titularidad de pública. Siempre estuvo en la calle Jovellanos, hasta que en 1932, en la etapa de la Segunda República se traslada al Colegio de la Inmaculada y cuatro años más tarde desaparece en el incendio del Cuartel de Simancas. Después de la Guerra Civil, se reconstruye otra vez, con fondos procedentes del Ateneo Obrero de Gijón y de otras sociedades desaparecidas, junto con donaciones de colecciones particulares, volviendo de nuevo a la calle Jovellanos a partir de 1939 para ocupar primero una parte del antiguo Instituto y en los años sucesivos dos plantas del edificio. La necesidad de espacio, como antes señalé, nos trajo al edificio actual.
¿Qué te atraía de esta profesión?
Siempre me gustó mucho leer. Hice el servicio social en la biblioteca del Instituto Doña Jimena, y, a partir de ahí, creo que empezó a atraerme la idea de ser bibliotecaria. Al terminar Filología, había pocas opciones de salida profesional, y mejor que la enseñanza me decanté por esto. La profesión me fue enganchando poco a poco. Al principio, sólo me dedicaba a la parte infantil; luego con el traslado al nuevo centro, los horarios de apertura más amplios y la mayor demanda de información bibliográfica por parte de los usuarios, me incorporé a otras tareas comunes al resto de los bibliotecarios.
¿Con que libros te aficionaste a la lectura? ¿Cuáles son tus escritores favoritos) Desde muy pequeña y antes de aprender a leer, me encantaban las historias que me contaba mi padre al irme a la cama. A veces eran inventadas y a veces me leía algún cuento de aquellos troquelados de Ferrándiz, que eran pequeñas adaptaciones de los clásicos, Perrault, Andersen y Grimm. Creo que fue ese el momento en que descubrí el placer de la lectura
Desde muy pequeña y antes de aprender a leer, me encantaban las historias que me contaba mi padre al irme a la cama. A veces eran inventadas y a veces me leía algún cuento de aquellos troquelados de Ferrándiz, que eran pequeñas adaptaciones de los clásicos, Perrault, Andersen y Grimm. Creo que fue ese el momento en que descubrí el placer de la lectura.
Posteriormente y como todos los niños de la época leíamos lo poco que caía en nuestras manos: Aventuras de los Cinco, y de los Siete Secretos de Enid Blyton, Las travesuras de Guillermo de Richmal Crompton, las adaptaciones de los clásicos de aventuras de Julio Verne, Alejandro Dumas o Mark Twain y como no, los tebeos. No teníamos la diversidad de libros que tienen los niños de ahora, pero en nuestros ratos libres leíamos o jugábamos, no teníamos tanta oferta de televisión, ni Internet
En la carrera, con las lecturas obligatorias, conocí autores que me marcaron: García Márquez con Cien años de soledad, Torrente Ballester con La trilogía de los gozos y las sombras, Delibes con Los santos inocentes, Carmen Laforet con Nada. Fue una época de descubrimiento de buena literatura. A partir de ahí vas leyendo y leyendo y haciéndote más selectiva.
Ahora mis escritores favoritos son muchos, pero destacaría a: Antonio Muñoz Molina, Rosa Montero y Almudena Grandes, y de extranjeros, Paul Auster.
¿Qué destacarías de la biblioteca?
Creo que destacaría sobre todo la importancia de su fondo antiguo: posee una valiosa colección de obras anteriores a 1900 entre las que destacan dos incunables y numerosos impresos antiguos de los siglos XVIII y XIX, la biblioteca procedente del histórico Ateneo Obrero de Gijón y de momento, en depósito, la Biblioteca del Padre Patac de las Traviesas con una de las colecciones asturianistas más importantes conservadas.
Esta muy bien ubicada, en el centro comercial de la ciudad, y perfectamente comunicada por autobús, con cualquier barrio de Gijón y desde luego el edificio tiene un tamaño considerable, son unos 3.000 metros. Posee unos 190.000 documentos en distintos formatos, ósea que su fondo moderno también es importante.
¿Qué perfiles de usuarios recibe? ¿Qué demandan principalmente los usuarios?
Tenemos todo tipo de usuarios: universitarios que utilizan la biblioteca mayoritariamente como aulario, jubilados y gente de la tercera edad que vienen a pasar el día leyendo periódicos y revistas, niños de todas las edades. El segmento de edad del público que nos visita esta sobre todo entre 30 y 60 años.
Las demandas de los usuarios son principalmente el préstamo de libros, sobre todo novela; de los audiovisuales antes tan demandados, ahora salen, sobre todo, series y películas. La música desciende muchos escalones en las últimas estadísticas realizadas. A falta de novedades, la gente pide información también de dónde acudir para disponer del libro que quiere o utiliza también el préstamo interbibliotecario.
Los niños ya no vienen como antiguamente a hacer los trabajos del colegio, tiran de la Wikipedia y de los recursos de que disponen en Internet. Cogen sus préstamos y se van.
Lo que es una demanda constante es la petición de ayuda para la búsqueda en el catálogo. Aquí se nota la brecha digital. Hay una desigualdad persistente entre la gente mayor o no tan mayor y la gente joven, que creíamos que iba a desaparecer poco a poco con el tiempo, y no ha sido así. Hay que insistir creo yo en la formación de usuarios desde las bibliotecas.
¿Aconsejas lecturas a tus usuarios? La valoración por parte de los usuarios de la biblioteca es lo más importante para mí. Cuando alguien te da las gracias por realizar algo que viene siendo tu trabajo, te sorprende y te estimula sin querer. No encuentro nada más importante en mi profesión
Los usuarios adultos no suelen demandarlo; en general vienen con una idea bastante clara de lo que quieren. Traen una lista de lo que les interesa y en todo caso te piden que les hagas las búsquedas en el catálogo o que les informes de las novedades.
A nivel profesores de enseñanza, lo hago en muchas ocasiones; he confeccionado listas de libros de fácil lectura que puedan interesar a los adolescentes. Es una etapa difícil para estimular el hábito de lectura, no quieren lecturas obligatorias, hay que dejarles elegir entre un abanico de títulos con temáticas que les enganchen.
He tenido la suerte de trabajar también con varias maestras de primaria de colegios cercanos que nos pedían orientación en las lecturas.
Además de los servicios propios de la biblioteca (consulta, préstamo, información bibliográfica, etc.) ¿qué actividades suelen organizarse en la biblioteca?
Actividades de animación a la lectura para adultos y niños: los Clubes de Lectura para los mayores y ciclos de cuentacuentos para los más pequeños. La biblioteca organiza también regularmente exposiciones de producción propia o en colaboración con otras instituciones.
Durante todo el año hay visitas guiadas, dirigidas sobre todo a centros educativos.
En torno al día del Libro, siempre se programan actividades variadas: el año pasado fueron en torno a la figura del escritor gijonés Pachín de Melás. Se hizo una ruta literaria por Cimavilla y un ciclo conferencias.
¿Cuáles dirías que son las principales carencias de la biblioteca?
La primera, la falta de presupuestos dignos para las adquisiciones. La aplicación de políticas de austeridad durante la crisis, nos ha llevado a un empobrecimiento cultural, y el programa de bibliotecas púbicas siempre se ve perjudicado. Desde el año 2008 al 2014 hay un descenso de la inversión pública en Cultura de 514 millones de euros. Pero aunque la salida de la crisis es una realidad, no se ha notado en una mayor dotación de dinero para las bibliotecas. En estos últimos años, además, no se reponen muchas de las plazas del personal que se va jubilando y por supuesto se resiente la plantilla.
.¿Hasta qué punto la localidad en la que está ubicada, y la población que hace uso de ella, ha condicionado las actividades que se organizan? Cualquier actividad con los niños es tremendamente gratificante. Nunca dejará de sorprenderme la inventiva de los niños, me encanta trabajar con ellos
Creo que la biblioteca debe organizar actividades que en función de las necesidades o gustos de los usuarios. En este sentido, y fruto de la necesidad, tenemos el proyecto durante el año, de realizar los Cursos de formación de usuarios, orientados a conocer mejor los fondos de la biblioteca, mediante la capacitación para el proceso de búsqueda de los mismos.
¿Hay alguna actividad que te haya producido especial por la acogida que tuvo?
Cualquier actividad con los niños es tremendamente gratificante, por lo menos para mí. Recuerdo los concursos de cuentos que hacíamos, hace años, entre los niños de la biblioteca, que tenían una participación masiva, y recuerdo, en concreto, un concurso de marcapáginas en el 2010, con el tema “Una idea para ayudar a cuidar el planeta”. Nunca dejará de sorprenderme la inventiva de los niños, me encanta trabajar con ellos.
A lo largo de tu trayectoria, ¿qué persona o personas (usuarios, visitantes ilustres, etc.) te han llamado la atención?
Me encantaron los Encuentros de los Clubs de lectura de Asturias con distintos autores literarios. Me dieron la oportunidad de conocer a algunos de ellos personalmente. Me gustaron especialmente, Manuel Vicent, Antonio Muñoz Molina y Rosa Montero.
Creo que fue una iniciativa que consiguió unir a los lectores de muchas bibliotecas y compartir experiencias en torno a la lectura.
¿Hay algún proyecto que aún no hayas podido realizar y que tengas siempre en mente? ¿Cuál es y en qué consistiría?
Por suerte en mis años de profesión tuve la oportunidad de realizar proyectos interesantes. Quizás, en todo caso, me habría gustado preparar más rutas literarias con los Clubs de lectura, pero ya me ha llegado la hora de la jubilación, llevo cuarenta años en la profesión y ahora veré ya la biblioteca desde el otro lado, como un usuario más.
¿Mantienes contacto habitual con tus compañeros de la Red de Bibliotecas? ¿Por qué canales?
Normalmente el contacto que mantengo con los compañeros es por teléfono o cuando asisto a algún curso de formación. Por eso creo, que es necesario llevar a cabo iniciativas conjuntas con otras bibliotecas, como fueron, por ejemplo, el proyecto BiblioWikiAsturias del Grupo de Animación a la Lectura de las Bibliotecas Públicas de Asturias en colaboración con Wikimedia España, la iniciativa de las rutas literarias por Asturias en 2010, o los Encuentros con autores que mencione anteriormente.
¿Sientes que tu trabajo es valorado?
La valoración por parte de los usuarios de la biblioteca es lo más importante para mí. Cuando alguien te da las gracias por realizar algo que viene siendo tu trabajo, te sorprende y te estimula sin querer. No encuentro nada más importante en mi profesión.
¿Como has ido viendo la evolución que ha ido sufriendo la profesión en estos años? La biblioteca como servicio público a la comunidad debería estar más presente en las mentes de los políticos; ellos lo saben y en todos los programas de los partidos, siempre se mencionan las bibliotecas: apoyo al libro y las bibliotecas, mejoras de presupuestos, programas de fomento a la lectura…; el caso es que luego, se queda todo en palabras; no hay más que ver, lo que pasó el año pasado con el presupuesto para nuestras bibliotecas. Por lo tanto, yo pediría menos demagogia y más implicación
Pues ha cambiado muchísimo. Recuerdo todavía, cuando empecé en la biblioteca, las catalogaciones de los libros se hacían a máquina y tirábamos por cada documento como mínimo cinco fichas: autor, materia, título, topográfico y secundaría: el tema del catálogo nos llevaba muchísimo tiempo. El catálogo automatizado en línea, fue un gran avance, nos permitía aprovechar otras catalogaciones y agilizar el proceso, y nos dejaba mucho más tiempo para atender las demandas de la nueva sociedad de la información. Estamos en una era en que la tecnología de la información digital y el desarrollo del poder de computación, lo están transformando todo. Los bibliotecarios hemos tenido que ir poco a poco reciclándonos con todo tipo de cursos que nos han ido ofertando, incorporando en nuestro trabajo diario nuevas tecnologías, internet, redes sociales, etc., abriéndonos a un público más variado y numeroso; en definitiva, asumiendo lo que yo creo que es el futuro de nuestra profesión, la capacidad de adaptación a los nuevos retos.
¿Sigues manteniendo la ilusión y la vocación que te atrajo hasta la profesión de bibliotecaria?
Mi trabajo siempre me pareció muy interesante, pero ahora que me jubilo, también me apetece esta nueva etapa de mi vida con más tiempo libre para mis cosas y que me servirá también para transmitir a mis nietos la misma pasión por los libros que yo tuve.
¿Ha habido algo que te resultase frustrante en estos años? En caso de ser así, explica por qué y qué soluciones podría tener. Creo que el futuro de todas las bibliotecas pasa por el cambio y la innovación
La falta de presupuesto para poder realizar los proyectos que se hacen sobre el papel. Muchas veces trabajas meses para realizarlos y nunca se llevan a cabo.
Personalmente, y con la experiencia adquirida en este tiempo, ¿qué cosas cambiarías en caso de poder
La biblioteca como servicio público a la comunidad debería estar más presente en las mentes de los políticos; ellos lo saben y en todos los programas de los partidos, siempre se mencionan las bibliotecas: apoyo al libro y las bibliotecas, mejoras de presupuestos, programas de fomento a la lectura, reactivación de las bibliotecas públicas…; el caso es que luego, se queda todo en palabras; no hay más que ver, lo que pasó el año pasado con el presupuesto para nuestras bibliotecas. Por lo tanto, yo pediría menos demagogia y más implicación.
¿Cómo afrontas los retos para el futuro de esta biblioteca? La llegada del libro electrónico, la falta de presupuestos, de personal, etc.
Creo que en general el futuro de todas las bibliotecas pasa por el cambio y la innovación. Pienso que se convertirán en espacios de acceso a la información, pero también de realización de ideas por parte de sus usuarios; que estarán mucho más interconexionadas entre sí; y que a pesar del avance inevitable del libro electrónico más barato en su producción, distribución y acceso, el libro en papel va a coexistir con el libro digital, durante bastante tiempo. Son dos formas de leer idénticas pero en distinto formato, y lo importante es que la gente lea, como quiera, pero que lea. Espero y deseo que la falta de presupuestos y de personal sea algo transitorio, y que las bibliotecas no permanezcan en el olvido de los gobiernos.
(1 de marzo de 2019)