Crónicas de bar

Crónicas de bar

Edgar Borges

Milrazones

117 pág.

///

21 bares de Asturias le sirven a un escritor para observar conversaciones ajenas y pequeñas realidades invisibles. A partir de ellas Edgar Borges aplica su idea de que un ser es una minúscula réplica del mundo para contar que en un bar (como en cualquier lugar) pueden habitar todos los bares (y mundos). 21 bares, 21 crónicas y múltiples historias donde se cruzan vivencias de calle, sexo, arte, ciencia, política y juego. Y en ese juego  el autor descubre tertulias, cantos y despechos, pero también ve pasar a jugadores (innatos) de la palabra como Fernando Pessoa, Robert Walser, Georges Perec, Julio Cortázar, Thomas Pynchon, Claudio Magris y Peter Handke; a jugadores de la imagen como Salvador Dalí y Toulouse-Lautrec; y a jugadores de la música como Carlos Gardel, Charlie Parker, Daniel Santos, Camarón de la Isla, Eddie Palmieri y Rubén Blades. Jugadores leyendas, jugadores anónimos, jugadores reales, jugadores ficticios, todo juego es posible según la mirada de quien lo juegue.

Residente en Gijón desde hace años, Edgar Borges (Caracas, 1966) ha trabajado el relato, la novela, la crónica y la dramaturgia. Colabora habitualmente en los medios Rebelión (Cuba); Argenpress (Argentina) y El Comercio. Su obra ha sido reconocida en concursos internacionales e incluye títulos como ¿Quién mató a mi madre? (2008); ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe? (2009) y La contemplación (2010),  I Premio Internacional de Novela “Albert Camus”. La crítica ha destacado la fuerza creadora de este fabulador latinoamericano: según Enrique Vila-Matas estamos ante “un escritor que entiende la literatura como un complot contra la realidad”. Por su parte, Vicente Luis Mora considera que “con su escritura está profundizando en una nueva vía de la subjetividad”.

Estas Crónicas de bar recogen los artículos publicados por el autor bajo ese título en el diario El Comercio a lo largo de 2010. Agrupadas en el libro toman más fuerza aun, configurando una obra de gran interés para el lector asturiano, que puede acompañar a Borges en su caminar por esos bares evocando el recuerdo en los ya conocidos, o siendo invitado al descubrimiento de los desconocidos.  Un sugerente juego entre espacio y tiempo en el que la subjetiva y literaria observación del autor parte de una premisa que ya se manifiesta en la primera frase del libro: “El bar es el confesionario más democrático de todos los que existen”.

 

 

Otros artículos en esta sección...

Compartir

Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias