BIBLIOTECA PÚBLICA DE GIJÓN “JOVELLANOS”: CONTINENTE Y CONTENIDO LLENOS DE HISTORIA
Pasear por la imponente estructura de la Biblioteca Pública de Gijón (pública, de titularidad estatal y gestionada por el Principado de Asturias) supone un apasionante viaje por la historia. No solo por la amplia colección que acoge y que invita a perderse entre sus estantes durante meses: miles de documentos en todo tipo de soportes para su consulta o préstamo, contando entre su fondo patrimonial con gran parte de la biblioteca del Ateneo Obrero de Gijón, la Biblioteca Asturiana del Padre Patac -declarada Bien de Interés Cultural en 2012-, así como una importantísima colección de obras anteriores a 1900. Sino también por los apasionantes intríngulis de los que nos hablan tanto sus orígenes jovellanistas como los avatares del edificio hoy conocido como Biblioteca Jovellanos. Y es que, con este insigne ilustrado, comienza el complejo recorrido de una visita que convoca a otras muchas posteriores.
Orígenes: la herencia jovellanista
Fue uno de los principales empeños de Gaspar Melchor de Jovellanos, y, finalmente, el 6 de enero de 1794 se inauguraba el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, un centro educativo dedicado al estudio de las ciencias que un mes más tarde ya contaba con su primer bibliotecario: Juan Lespardat y Caballería. Un proyecto ambicioso que en poco tiempo se convertiría en la segunda biblioteca más importante de Asturias, tras la de la Universidad. Curiosa y desgraciadamente, ambas serían destruidas a principios del siglo pasado: la ovetense en 1934 y la de Gijón en el transcurso de la Guerra Civil.
Los orígenes de este proyecto los podemos conocer gracias a la monografía editada en 2009 con el título de Las horas de los libros: el esplendor de las colecciones bibliográficas asturianas. En ella se cuenta al pormenor cómo, abarcando una variedad temática, los primeros fondos de aquella biblioteca fueron donados por el propio Jovellanos, así como por su hermano, Francisco de Paula, quien deseaba para este centro la misma licencia de la que gozaban el resto de las bibliotecas españolas para poder tener y usar libros prohibidos, de manera que pidió permiso al cardenal primado de Toledo a tal fin. Una vocación demasiado abierta e ilustrada a ojos de la Santa Inquisición, la cual denegó la licencia en varias ocasiones.
Pese a todo, a finales del siglo XVIII la biblioteca ya contaba con cerca de trescientas obras en más de setecientos volúmenes, de manera que, aunque el Real Instituto Asturiano se ubicó en un primer momento en la Plazuela de Jovellanos, Carlos IV decidió asignar fondos y pensiones para construir una edificación nueva que se adecuase a sus intenciones. Expoliada por las tropas francesas en dos ocasiones, en 1816 reunió buena parte de la colección personal de Jovellanos, quien así lo dispuso en su testamento. 4.854 volúmenes y 520 cuadernos y folletos se agruparon finalmente en un Real Instituto que, a lo largo de ese siglo, fue sumando diferentes fondos de relevantes donantes. En 1885 llegó a contar con cerca de doce mil quinientas obras, entre las que destacaban tres manuscritos anteriores al siglo XV, siete incunables, 256 impresos del siglo XVI, 301 del XVII y 5.797 del XVIII.
De Biblioteca del Instituto a Biblioteca Pública del Estado
En 1896 se incorporaba al centro un miembro del Cuerpo de Facultativos de Archiveros, Bibliotecarios y Anticuarios, por lo que la biblioteca pasó a tener la consideración de pública, aunque su situación en un principio no fue del todo regular, ya que no se la dotó con plaza de bibliotecario facultativo hasta 1896 en que pasó a ser centro bibliográfico del Estado. Y que, aunque no destacaba por la actualización de sus fondos, sí poseía una valiosa colección de bocetos, donada por el propio Jovellanos, entre los que había obras de Murillo, Velázquez, Rembrandt o Durero, entre otros. Se puede decir que en aquel momento la Biblioteca era ya una de las más importantes de Asturias, pero el acuerdo por parte del Ayuntamiento de Gijón para que el Real Instituto se trasladase al inmueble del colegio de la Compañía de Jesús -disuelto en 1932- acabaría siendo trágico, ya que, al compartir instalaciones con el cuartel de Simancas, durante la Guerra Civil, concretamente el 21 de agosto de 1936, fue devastada por el incendio provocado por el estallido de una granada. Dicen los informes oficiales que tanto los bocetos, como la biblioteca y los manuscritos de Jovellanos fueron destruidos aquella mañana, aunque la rumorología, y tal vez los deseos, han especulado durante años con la posibilidad de que al menos los bocetos permanezcan enterrados bajo las ruinas. Un tesoro escondido que, de existir aún y ser encontrados, nos llevaría a escribir otra historia.
el 21 de agosto de 1936, fue devastada por el incendio provocado por el estallido de una granada. Dicen los informes oficiales que tanto los bocetos, como la biblioteca y los manuscritos de Jovellanos fueron destruidos aquella mañana, aunque la rumorología, y tal vez los deseos, han especulado durante años con la posibilidad de que al menos los bocetos permanezcan enterrados bajo las ruinas
Sin embargo, la certeza que puede contarse nos dice que en 1938 el Instituto y su biblioteca reiniciaban sus actividades en su antiguo edificio del nº 35 de la calle Jovellanos, destinado desde el 32 a Cuartel de Guardias de Asalto. Lo que fue posible, pese a la pérdida irreparable, gracias a la ayuda del Ayuntamiento de Gijón y al depósito en sus instalaciones de las colecciones bibliográficas confiscadas por estar fuera de la ley, según la consideración de las nuevas autoridades, como fue el caso de la incautación de la biblioteca del Ateneo Obrero de Gijón, la del Ateneo de la Calzada, la de la Sociedad “La Constancia” de Gijón, la de “Los Muselinos”, la de Cultura e Higiene de Granda y la de Cultura e Higiene de Cimadevilla. Así, durante un tiempo la biblioteca siguió perteneciendo al Instituto, hasta que en 1947 se incorporaba al Centro Coordinador de Bibliotecas de Oviedo y adquiría de esta manera el carácter de biblioteca pública, separada del centro de enseñanza que durante más de 100 años la había albergado.
Ocupando diferentes locales en el Antiguo Instituto de Jovellanos, finalmente y desde 1991, la Biblioteca Pública de Gijón se ubica en un edificio planteado entre 1935 y 1943 por el arquitecto Luis Menéndez Pidal, sobre el solar que albergaba el antiguo Teatro Jovellanos -pionero de la luz eléctrica en España, cuyo arquitecto fue Andrés Coello, autor también de la Casa Consistorial-, el cual fue derribado en 1934; y que fue sede también de la sucursal del Banco de España en Gijón. Una construcción majestuosa que recibe a sus visitantes con unas imponentes columnas en su pórtico de entrada y que, en su interior, depara no menos asombros.
La Biblioteca en el siglo XXI
La que fuera Biblioteca del Instituto y hoy es Biblioteca Pública del Estado ocupa, como ya se ha apuntado con anterioridad, el edificio de la antigua sucursal del Banco de España en Gijón remodelado, según proyecto de los arquitectos Manuel García y José Manuel Caicoya, para uso bibliotecario a finales de los años 80 del pasado siglo, por encargo del Ministerio de Cultura. Y, en total, tiene una superficie de 4.600 m² construidos que están divididos en altura siete plantas, de las que tres están abiertas al público y lo que equivaldría al sótano acoge hoy el salón de actos, y el resto están destinadas a depósito y oficinas.
En un principio, las plantas de acceso público estaban distribuidas obedeciendo al diseño planteado en los años 80 del siglo pasado por el Ministerio (separando espacio y colección, por soporte, por edades, por su carácter de préstamo y de consulta). Sin embargo, con los años se va remodelando su estructuración, fusionando préstamo y consulta, no separando físicamente las secciones de infantil de la de adultos, y suprimiendo la parte destinada a fonoteca. De tal forma que hoy se puede diferenciar la siguiente ordenación: una planta sótano que alberga sala de exposiciones y salón de actos; una planta baja donde se encuentra la sala de revistas y publicaciones periódicas, así como el préstamo de audiovisuales, de libros de literatura y de varios centros de interés (viajes, salud, tiempo libre, etc.); una planta primera donde está la sección infantil así como los libros de consulta y préstamo de Ciencias, Arte y Deportes; y una planta segunda que acoge libros de consulta y préstamo de Generalidades, Filosofía, Ciencias sociales, Lingüística, Geografía e Historia y la sección asturiana de libre acceso.
en el año 2012 efectuó un total de 203.823 préstamos y recibió 215.138 visitas
En número, la Biblioteca Pública Jovellanos en la actualidad cuenta con más de ciento cincuenta mil volúmenes y con un gran número de publicaciones periódicas además de materiales audiovisuales. Y pese a todo, las dimensiones de la propia ciudad a la que da servicio, hace que el espacio hoy se quede pequeño, tanto por el exceso de fondos que se encuentran en la zona de depósito como por el problema de crecimiento de la colección de libre acceso (especialmente en fondos audiovisuales). A lo que hay que añadir la necesidad de espacio que exige la adecuación del equipamiento informático a la demanda producida por el cambio tecnológico. Porque hablamos de una biblioteca que en el año 2012 efectuó un total de 203.823 préstamos y recibió 215.138 visitas, teniendo inscritos 88.470 usuarios adultos y 2.209 infantiles.
No cabe duda de que estamos ante una de las colecciones públicas de carácter regional más importantes, que, si por algo destaca, es por la riqueza de un fondo antiguo que -pese a las complicaciones históricas que lo esquilmaron en repetidas ocasiones- es digno de reseñar.
El tesoro del fondo antiguo
Los más de ochocientos documentos, entre mapas y planos, que contiene el fondo cartográfico de la biblioteca suponen un llamativo atractivo para el visitante quien puede encontrar unos trescientos textos anteriores a 1901. Asimismo, entre el fondo antiguo que custodia y que abarca desde el siglo XV al XIX, hay que destacar dos incunables: Opuscula de San Buenaventura (Brescia, 1495) y la Crónica del rey don Pedro y de los reyes Enrique y Juan I de Castilla de Pedro López de Ayala (Sevilla, 1495). A ellos hay que añadir, según las cifras ofrecidas en Las horas de los libros, veintiún libros del siglo XVI, cincuenta y nueve obras del XVII, trescientos cincuenta y cinco títulos del XVIII, así como dos mil cuatrocientos cincuenta y seis del siglo XIX. Así, algunos de los títulos de los que cobija esta colección son el Arte de enfrentar de Francisco Pérez de Navarrete (Madrid, 1626), La Conjuración de Catilina y la Guerra de Jugurta de Salustio (Madrid, 1772), obra maestra de la imprenta de Ibarra, y el célebre Viage a España de Antonio Ponz (Madrid, 1787-1794).
Por otra parte, la colección de prensa de finales del siglo XIX y principios del XX es muy abundante, aunque no siempre completa, y procede, en su gran mayoría, de los fondos del antiguo Ateneo Obrero. Destacando ejemplares de La Ilustración Artística, La Ilustración Española, La Esfera, La Estampa, Le Figaro Illustré o L’Illustration, así como multitud de revistas.
Un archivo inmenso, con una apasionante historia a sus espaldas, que obliga a no quedarse en una sola visita
Veinte manuscritos entre los que llama la atención una carta con la firma autógrafa del propio Jovellanos, así como un fondo de más de mil folletos y libros asturianos, entre los que se encuentra la colección jovellanista y la relativa al Gijón de finales del siglo XIX y principios del XX, completan el inmenso viaje de la Biblioteca Pública Jovellanos, cuyo recorrido no se puede abandonar sin mentar la Biblioteca Asturiana del Padre Patac, donada al Ayuntamiento de Gijón en 1991 y, merced a un convenio suscrito por el propio Ayuntamiento, el Gobierno del Principado de Asturias y el colegio de la Inmaculada, depositada en las dependencias de esta biblioteca. Un rico archivo de temática asturiana y acceso público del que Biblioasturias ya habló en el siguiente reportaje http://www.biblioasturias.com/gijon-la-biblioteca-asturiana-del-padre-patac/, y que el Consejo de Patrimonio Cultural, órgano asesor de la Administración del Principado de Asturias para los asuntos referentes a la protección, investigación, fomento y difusión del Patrimonio Cultural de Asturias, adoptó en acuerdo del 14 de diciembre de 2010 declararla Bien de Interés Cultural. Un archivo inmenso, con una apasionante historia a sus espaldas, que obliga a no quedarse en una sola visita.
Dirección: C/Jovellanos, 23 – 33206 Teléfono: 985 359 923 – 985 343 266 Fax: 985 352 703 Correo: electrónicobibliotecajovellanos@asturias.org Web: www.bibliotecaspublicas.es/gijon/ Horario Lunes a viernes: de 9.00 a 21.00 h. Sábados: de 10.00 a 14.00 h. y de 16.00 a 20.00 h Domingos y festivos: de 10:00 a 14:00 h Días en los que la Biblioteca permanece cerrada: 1 de enero y 25 de diciembre
(7 de octubre de 2013)