Dirigida por Philipp Stölzl
Savor, 2014
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Sinopsis:
Adaptación de la novela histórica homónima de Noah Gordon que se convirtió en un best-seller en 1986. Ambientada en la Inglaterra y la Persia del siglo XI, narra la historia de Rob Cole (Tom Payne), un joven que se queda huérfano al morir su madre víctima de una extraña enfermedad y que termina acogido en casa de un barbero que le enseñará el oficio.
Cuando éste muere, Rob se encamina a conocer a Benjamin Merlin, un médico judío por el que muestra admiración y que le despierta su pasión por la medicina. El judío le contará cómo aprendió medicina de la mano de Ib Bin Sina (Ben Kingsley) en Persia y Rob, decidido a ser médico, también emprenderá su viaje a este país oriental, con la ilusión de convertirse en el mejor de su profesión.
Para llegar a su destino, el protagonista tendrá que atravesar toda Europa y vivir aventuras que jamás habría imaginado: hacerse pasar por judío, hacer nuevas amistades con gente que no comparte ni su lengua, ni sus creencias, ni sus costumbres… Al final de su viaje, Rob habrá conocido dos culturas nuevas, la persa y la judía, bastante diferentes a la suya británica.
Comentario:
Ambiciosa película de época con un magnífico montaje, que evoca las antiguas superproducciones de Hollywood de los años 50 y 60. El director alemán Philipp Stölzl ha sabido dotar de ritmo a una narración más que correcta, que nunca se hace pesada pese a sus dos horas y media de metraje. Todo resulta creíble (el amor, la acción, el suspense…), aunque tampoco haya nada que resulte apasionante. No encontramos nada memorable en la película, pero tampoco nada que chirríe. Se trata pues de una película entretenida, y que cuenta con unos decorados y una ambientación magníficos que recuerdan de manera inmediata a “El reino de los cielos” (2005), otra epopeya medieval épica, dirigida por el polifacético Ridley Scott, que nos presentaba las aventuras de un joven europeo que buscaba en Oriente su identidad y valor. Rob Cole, interpretado con carisma por el casi desconocido Tom Payne, también es en este film un cristiano atraído por lo exótico y lo desconocido que siempre ha representado esa parte del mundo para los occidentales. En este caso Rob no busca la fortuna o el poder, sino el conocimiento que le permita curar a otras personas, un deseo motivado tanto por la muerte prematura de su madre por la “enfermedad del costado”, como por su extraño y misterioso don para prever la muerte de las personas.