El niño de la bicicleta
Jean-Pierre y Luc Dardenne
Cameo, 2012
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Sinopsis:
Cyril es un niño que consigue escapar de un centro de acogida para menores con la firme idea de encontrar a su padre, que le abandonó sin ofrecerle ninguna explicación. Al llegar a su casa, observa que ha sido desocupada sin dejar ningún tipo de rastro. Conoce por casualidad a Samantha, que tiene una peluquería. Samantha accede a que se quede con ella los fines de semana. Cyril no quiere reconocer el amor que Samantha siente por él, un amor que el niño necesita desesperadamente para calmar su rabia.
Comentario:
Con esta película los hermanos Dardenne obtuvieron el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes y compitieron en la Sección Oficial de la última Seminci. Con ella además los directores belgas han visto necesario recuperar el concepto de vínculo y compromiso dentro de la sociedad, huir de la espiral de individualismo y delincuencia, y volver a la familia como núcleo fundamental para su construcción.
Con una narrativa sencilla y clara, con un ritmo que no decae en ningún momento a través de giros bien encadenados, y con una excelente dirección de actores —sobre todo del niño protagonista—, los hermanos Dardenne se mantienen en su línea realista que se acerca a la gente de la calle y especialmente a aquellos que están en periodo de formación. Los adolescentes —en este caso un niño— les permiten hacer evolucionar a sus personajes, pedir perdón y redimirse, luchar contra los obstáculos del ambiente y de una sociedad peligrosa. Aquí sitúan a Cyril en una encrucijada de odio e indiferencia por un lado, y de afecto y educación por otro, y le obligan a seguir uno u otro camino. Vemos que en su interior siente la necesidad de la búsqueda del padre y de sacrificarlo todo por recuperar esa proximidad, pero también asistimos al comienzo de su madurez cuando de da cuenta de lo que le conviene y de la responsabilidad de sus decisiones.
La bicicleta es, en definitiva, símbolo de unión con lo que entiende como familia, nexo y vínculo con su padre, lo único que le queda. Y de ahí su empeño por recuperarla o por evitar que se la roben. Pero también es cierto que Samantha es quien se la regala por segunda vez, tras el abandono paterno, y es como una nueva oportunidad de afecto que se le ofrece para decidir su futuro. En ese sentido, es significativa la escena en que se conocen y la forma en que se agarra a la mujer en el consultorio, necesitado del afecto del abrazo. Ella es como el hada buena que llega en su auxilio porque el chico está en peligro, y Cyril viene a ser como Caperucita —de hecho, siempre va vestido de rojo— en medio del bosque, amenazado por la agresividad del mundo urbano en la sociedad actual.
De esta manera, la película se convierte en un cuento moral para el espectador, donde los Dardenne optan por darle una perspectiva luminosa y esperanzada, tanto a través de la fotografía de tonos claros —el sol exterior es reflejo del interior— como de una música sinfónica que emerge puntualmente —una rareza en los Dardenne— para concedernos serenidad y ampliar horizontes. Espléndidas interpretaciones de un Thomas Doret lleno de rabia y decidido a recuperar su bicicleta, y de una dulce Cécile De France que sabe transmitirle el afecto necesario para que esa mágica relación sea verosímil. Por último, el equilibrio de temas y subtramas y la contención al abordarlos, convierten a “El niño de la bicicleta” en una mirada poliédrica sobre el individuo y la sociedad, contemplada desde el optimismo en una gran película para los amantes del cine social y de autor.
(Julio Rodríguez Chico en Labutaca.net)