Mónica Torres Fernández en categoría de adultos y Abigail Gómez García en categoría Junior han sido las ganadoras en el I Concurso de Declaraciones de Amor a las Bibliotecas Públicas organizado con motivo del Día del Libro 2012 por la Biblioteca Pública de Pumarín “Sara Suárez Solís”-Oviedo-.
Les ofrecemos a continuación las declaraciones ganadoras:
Mónica Torres Fernández / Categoría Adultos
Siempre me gustó leer de todo. De pequeña recuerdo que leía los tebeos que mi padre me compraba en el kiosco; ya un poco más mayor disfrutaba mucho leyendo las aventuras de los Cinco, casi siempre me regalaban alguno por el cumpleaños y luego los amiga del colegio, no eran tiempos de bonanza económica, casualmente igual que ahora, pero estoy hablando de hace casi 40 años, y por aquel entonces, (tengo la sensación de estar refiriéndome a la prehistoria), no existía en mi barrio, vamos! ni existía, ni nos lo podíamos imaginar, que pudiéramos tener una biblioteca tan cerca de nosotros como la que tenemos ahora. Me hubiera gustado tenerla cerca de mi casa cuando yo era pequeña, y que mi madre me hubiera llevado a ella, como llevo ahora yo a mi pequeña hija, que disfruta como nadie jugando y corriendo entre los libros, aunque a veces levante algo de alboroto entre las sufridas bibliotecarias.
En fin, suerte que tiene ahora ella y claro está, yo también, de poder acudir a nuestra querida biblioteca, tan cercana, tanto en distancia como en trato profesional, como dos novios que se necesitan y se encuentran entre libros, nuevos y viejos; buenos y malos; tristes o alegres; pero siempre siempre: LIBROS.
Ojala mi hija sepa reconocer y valorar la suerte que tiene de poder tener desde tan pequeña un “amor” de biblioteca tan cerca de ella, y no darlo todo por hecho como si hubiera estado allí siempre. Tendríamos que esforzarnos todos los lectores y así poder añadir en lenguaje coloquial, una nueva expresión, no solo la ya conocida “ratón de biblioteca”, sino también y porqué no “amor de biblioteca”.
Abigail Gómez García / Categoría Junior
Entre los estantes donde reposan sueños, alimento mi espíritu. ¿Quién, sino tú, podría dar alas a mi imaginación? Qué, sino el amor, provocaría el desasosiego de no buscar tus recovecos, donde ansío regocijarme con alguna palabra que, por sí sola no diga nada, y por sí misma lo explique todo.
Contigo puedo llorar y reír, puedo buscar mi razón de ser. Exploro el mundo sin apartar ni un segundo mi mirada de tu silueta. Tu sola presencia enciende mis ilusiones, apaga mi sed y me da fuerzas para continuar a cada paso que doy. Porque en ti encierras mi vida y todo cobra un sentido. Porque mi vida necesita continuar alimentándose de la tuya, en perfecta armonía.
Me enamoras cada vez que conozco algo nuevo de ti, y vuelvo a sentir mariposas en el estómago cuando, a través de tus vivencias, me haces revivir historias que creía olvidadas, y que a lo largo de los años me han hecho ser quien soy.
Porque todo lo que soy te lo debo a ti, y todo lo que quiero ser reposa aún en tu regazo, a la espera de ser descubierto, cual tesoro escondido que sólo tú permites contemplar.
Maravilla de maravillas, que guardas misteriosamente el saber del mundo para que yo pueda descifrarlo, recorriendo tus rincones. Conoces mis anhelos y mis faltas, mi historia como tantas otras, y nadie más que tú es capaz de darme en cada momento el placer diario del que difícilmente puedo ya escapar.
Tú, que día a día superas tu perfección innata, y dejando atrás la rutina de una vida, me brindas la oportunidad de seguir creciendo. Dime, sino es amor, ¿qué otra cosa puedo sentir por ti, que me has dado tanto?
(3 de mayo de 2012)