Graciano García es uno de esos hombres que no necesitan presentación. Periodista infatigable, fundador de Ediciones Nobel, actualmente integrada en el Grupo Editorial Paraninfo, creador de la Fundación Príncipe de Asturias, de la que fue director hasta el año 2009, cuando fue nombrado director emérito vitalicio, son algunas de sus muchas iniciativas. Pocos asturianos desconocen sus logros. Pero, hasta ahora, había una parte de Graciano García que permanecía escondida para la mayoría; una parte que tenía que ver con las auroras maquinando maravillas, con los inviernos que nacen en el corazón de la primavera y con la llegada de los bravos pájaros del Norte: su alma de poeta. Desde hace muchos años Graciano García ha escrito versos, como él mismo explica, “en papelinos, servilletas de bares, tarjetas de visita, notas…” Casi sin pretenderlo estas líneas y estrofas sueltas, hijas de las circunstancias, se fueron convirtiendo en la base de su primer libro de poemas, Una tierra, una patria, un alma (Ed. Nobel, 2015) que acaba de publicarse. “Es tuyo todo. Es el libro de tu vida”, cuenta que le dijo su compañera de trabajo, Teresa Caso, al entregarle las páginas que compilaban sus años de creación poética. Así, “de la forma más inesperada”, confirma el autor, se fue creando este libro de poemas que, sobre todo, revela la manera particular de ver el mundo de Graciano García, sus crónicas del alma.
En el poema principal de su libro dice que aprendió a leer las primeras letras, cuando apenas podía sostenerse en pie, en las hojas de periódico que su madre desplegaba en el suelo de algún lugar de la casa, y tal vez en ello esté la causa de que, desde muy joven, quisiera ser periodista, “la más hermosa, herida, digna y pobre” de las profesiones. Así, de alguna forma, descubrió el periodismo. ¿Cómo descubrió la poesía?
Creo que es justo el proceso inverso, que es la poesía la que me descubre a mí; que un día cualquiera sabes que tienes dentro de ti el poema, y, como decía Valéry, los dioses escriben el primer verso y en nosotros brota el resto.
¿Por qué ahora, a la altura de sus 75 años, un libro de poemas?
En realidad me costó tomar la decisión de publicar mis poemas, pero el consejo de muy buenos amigos, todos ellos personas cultas y muchos de ellos grandes poetas, me llevó a considerar la posibilidad de hacerlo y, finalmente, a dar el paso. Lo de menos es la edad, creo yo. Lo que importa es hacer las cosas en el momento adecuado y, como escribió Neruda, para evitar morir lentamente por no arriesgar lo seguro.
En sus poemas, usted hace de Asturias una tierra mítica, una Arcadia tan antigua como moderna.
Sí, hablo de la Asturias que sueño, de la Asturias que me gustaría ver convertida en realidad. Y de Asturias tal y como yo la entiendo. Es así como interpreto su historia y su carácter.
Hay un personaje que suele repetirse en sus versos: la sirena. ¿Qué es la sirena para Graciano García?
Es una creación mía para mis amigos de Facebook, que ubiqué en Tapia de Casariego, donde paso una parte del verano y algunos fines de semana. Vive en la llamada Peña El Hórreo, a media milla del puerto. A veces sale del agua y hablamos y caminamos hacia la montaña. Otras veces viaja lejos y me manda mensajes por los pájaros emigrantes. Es una historia divertida que ha tenido muchos seguidores.
La primavera es otra constante en sus poemas. Siempre esperando su llegada tras el invierno. ¿La luz gana a la oscuridad?
Siempre. La luz simboliza la esperanza, la ilusión por empezar cada día con fuerza renovada, las ganas de convertir tus sueños en realidad. En ese sentido, la luz vence siempre.
En su poesía Cataluña (España también eres tú), que aparece en el libro tanto en español como en catalán, dice “Y pienso en Cataluña, cuando duda de su destino/Pienso en Cataluña, desde Asturias,/ al pie de estos montes rebeldes/ que defendieron nuestra libertad y la libertad/ de todos”. ¿Qué le motivó a escribir este poema?
Mi deseo de reivindicar España, nuestra patria grande, y de reivindicar su historia, que ha cambiado el curso de la humanidad de manera definitiva y para bien. Y ahora parece querer olvidarse todo eso, con una gran irresponsabilidad y, al hacerlo, se hiere a nuestro país. Con este poema reivindico, como afirmé el otro día en el acto de presentación del libro, a España desde su corazón y su raíz, desde nuestra patria querida, desde nuestra Asturias.
Dígame, en este momento, los primeros versos de Una tierra, una patria, un alma que se le vengan a la cabeza.
Los que se refieren a lo que me decía mi abuelo siendo niño:
Sé bueno, sé honrado, ayuda a los necesitados
y no temas a nada bajo el cielo.
Dedica Amigo en la paz y la tormenta a la memoria Faustino F. Álvarez, no sólamente su colega y amigo, sino también un compañero con el que intercambiaba versos.
Sí, su muerte me produjo una inmensa tristeza. Era un gran amigo, un amigo del alma y es cierto que nos leíamos nuestros versos y los comentábamos y disfrutábamos mucho haciéndolo. Él era un gran poeta, una persona muy culta y muy sensible, dotado de una agudeza mental y una capacidad para la ironía impresionantes. Y eso se reflejaba en sus poemas. Con inmensa generosidad me decía que yo era mejor poeta que él porque tenía una voz propia y una personalidad que a él le faltaba.
En el hermoso prólogo que Xuan Bello ha escrito para su libro dice que usted sigue siendo el poeta más joven que conoce. ¿Hay que tener un corazón joven para escribir poesía, para lograr construir puentes sobre el abismo?
Creo que hay que tener esperanza y éste es, quizá, un rasgo de juventud. Pero la experiencia que dan los años, las muchas enseñanzas que te proporciona la vida son también muy importantes para escribir, sobre todo porque ya eres capaz de separar y valorar en su justa medida lo realmente importante, lo trascendente.
las muchas enseñanzas que te proporciona la vida son también muy importantes para escribir
Cuando habla de poesía se repite mucho una palabra: necesaria.
Sí, porque la poesía nos proporciona belleza y esperanza, como le decía, y además alienta la bondad. En un mundo como el que ahora vivimos, con tanta violencia, con tanta crueldad, fanatismo y codicia, faltan versos. Necesitamos versos, necesitamos belleza, necesitamos que nos recuerden que somos seres humanos y que la emoción, la verdad, las mejores virtudes forman parte también de nuestra esencia. Y la poesía es parte fundamental en ese proceso. Por eso es tan necesaria.
la poesía nos proporciona belleza y esperanza
Decía Pessoa que escribir era su forma de estar solo. ¿La poesía es para Graciano García su forma de estar solo, de entender el mundo?
Lo digo en uno de los poemas, el que abre el libro, que he escrito casi en secreto lo que yo considero humildes crónicas del alma. Al releerlos, una vez que estaban agrupados, ordenados y listos para la imprenta, volví a sentir la sensación de que era imposible que yo hubiera podido escribir todo aquello, sigue sorprendiéndome que haya sido capaz de expresar así, a lo largo de los años, mis sentimientos. Pero lo cierto es que ahí están, que tienen un significado, que escribo, como dice usted, para intentar entender el mundo o para intentar explicarlo, y también para proclamar que es preciso resistir a la mediocridad, que hay que hacer grande lo pequeño y bueno, que hay que defender siempre la verdad y la dignidad. Y, desde luego, que tenemos derecho a la belleza, a la esperanza, a la libertad y a la fraternidad.
¿Cuáles son sus poetas de cabecera?
Además de las primeras páginas del Génesis, que considero el mejor poema del mundo, y de El Quijote, para mí un gran poema más que una novela, hay muchos poetas, sobre todo españoles, que me parecen imprescindibles: San Juan de la Cruz, Fray Luis de León, Antonio Machado, Miguel Hernández, Celso Emilio Ferreiro, José Ángel Valente, Luis Cernuda. También el portugués Miguel Torga es uno de mis favoritos.
Sin duda, los Premios Princesa de Asturias, que usted creó, son inspiradores: un espejo en cuyo reflejo debemos mirarnos. ¿De qué forma le ha inspirado conocer en persona a los poetas galardonados (Ángel González, Carlos Bousoño, Claudio Rodríguez, Pablo García Baena, Leonard Cohen…) y a otros premiados que, aun no siendo poetas ni escritores, representan la excelencia?
Para mí ha sido un privilegio conocerlos, hablar con ellos, ser testigo de su sensibilidad, de su capacidad para describir la vida de manera tan bella. Todos han dejado en mí una huella imborrable.
No en vano, el primer Premio Príncipe de las Letras fue un poeta: José Hierro.
Un gran poeta y una persona entrañable. Las palabras que pronunció en el Teatro Campoamor agradeciendo el galardón, en aquel primer acto de entrega, fueron excepcionales. Yo las releo de vez en cuando y producen siempre en mí una intensa emoción.
Todo el mundo destaca en usted su inmensa capacidad para soñar. Tanto en su trabajo de periodista, como emprendedor y como creador de los Premios Príncipe de Asturias. Incluso su biografía lleva por título Nada fue un sueño. ¿Es imprescindible la capacidad para soñar?
Imprescindible. Como dice el verso de Borges “cada aurora maquina maravillas” y hay que estar alerta, preparado para vivir esas maravillas, para intentar hacerlas realidad. Miguel Torga lo escribió también de manera hermosa: los milagros existen, pero para que se produzcan es preciso que alguien crea en ellos.
En la presentación de Una tierra, una patria, un alma reunió a 1.500 personas en el Auditorio de Oviedo, algo totalmente insólito en la presentación de un libro de poemas. ¿Otro sueño cumplido?
Creo que es un hecho excepcional y sin precedentes, tratándose de la presentación de un libro de poesía y, por ello, me siento feliz de haber conseguido convocar a tantas personas. Además, creo que un pueblo que llena un gran espacio para asistir a un acto como éste es un gran pueblo. No me cansaré de decirlo, es un pueblo que ama la cultura, un pueblo de sentimientos nobles, un pueblo lúcido. Así que por supuesto que he cumplido un sueño y me siento muy orgulloso de la respuesta que he recibido. Orgulloso y agradecido, muy agradecido.
Su amor por la poesía no solamente se refleja en sus versos, también en iniciativas que ha llevado a cabo como la creación del Premio Internacional de Poesía Jovellanos, El Mejor Poema del Mundo. ¿En qué consiste este premio?
Responde a nuestro deseo de buscar el poema mejor escrito en cualquier lengua y, al hacerlo, recordamos y rendimos homenaje a Jovellanos, que engrandeció con su vida, obra y pensamiento a la humanidad entera. Se trata de conseguir que la voz de los poetas ilumine los días en que la noche no deje paso a la luz, para que sus palabras sean una antorcha sobre la tierra oscura.
Importantes personalidades del mundo de las letras, como José Luis García Martín, Antonio Colinas, Rosa Navarro Durán o el tristemente desaparecido Ricardo Senabre, han elogiado sus poemas. ¿Qué le dice la gente de la calle?
He recibido muchos elogios de personas desconocidas, que me paran para decirme que les han gustado mis versos. Por ejemplo, el otro día me dijo un lector que había leído el libro de un tirón y que me daba la enhorabuena porque mis poemas enseñan y emocionan. Esto es un auténtico privilegio y una gran alegría.
Incluso el rey de España, Felipe VI, ha tenido palabras de emoción para sus versos.
Sí, me siento muy agradecido y es para mí un honor que el Rey Felipe VI haya dicho que se había “emocionado profundamente” al leer el poema que he dedicado a Él y a Doña Letizia y, como digo en la dedicatoria, tengo muchas razones para hacerlo.
¿Cuál es su próximo sueño?
Que la Fundación Princesa de Asturias logre hacer una gran edición de sus Premios y que yo pueda contribuir en alguna medida, como he hecho hasta ahora durante tantos años, a que se consiga.
(24 de Abril 2014)