Nombre y apellidos: Ignacio Pando García-Pumarino
Nombre de la biblioteca: Biblioteca Pública Municipal “Mariano Suárez Pola”
Número de habitantes de dicha localidad: 10.675 el concejo de Gozón (9.887 Luanco)
¿Cuántos años llevas trabajando como bibliotecario? ¿Y en esta biblioteca? Empecé a trabajar en esta biblioteca municipal de Luanco en agosto de 1990. En ese momento ya tenía alguna experiencia al haber trabajado como documentalista en la Agencia de Servicios para la Juventud; fui funcionario interino en la Biblioteca Pública de Oviedo, también en la Sección de Coordinación Bibliotecaria y en la Biblioteca Pública de Gijón. Mi primer contacto con una biblioteca pública habría sido en 1986, en aquel momento trabajé en la recogida de fondos de la antigua biblioteca infantil y juvenil de la calle Santa Ana, al lado del Museo Arqueológico Provincial, para su traslado al nuevo edificio en la plaza del Fontan.
¿Qué te atraía de esta profesión? Mi relación con los libros es mucho más antigua. Algunos de mis primeros recuerdos de infancia están relacionados con un desván al que había ido a parar una antigua biblioteca de unos ochocientos volúmenes, restos del naufragio de una casa. Encerrado muchas tardes en aquella buhardilla, tuve los primeros contactos con algún libro gótico, conocí a Ibarra y Marín; aprendí a diferenciar el pergamino de la piel; el papel de hilo con venas del fabricado con pulpa; la singularidad de una edición en la que dejaron huellas vitales sus diferentes poseedores; el valor de una dedicatoria manuscrita; cómo huelen los libros antiguos y viejos, y sus sonidos peculiares. Conocimientos casi intuitivos que a lo largo de mi vida profesional e inquietudes personales, habrían de ir tomando forma, confirmándose y, sobre todo, enriqueciéndose todos los días. Sin duda allí se gestaron mis primeros afanes coleccionistas, incluso lectores; aunque como comprobé más tarde, el trabajo en una biblioteca necesitaba de formación y conocimientos muy específicos en diferentes disciplinas.
¿Con que libros te aficionaste a la lectura? Conocer y saber valorar las características físicas de los libros, no lleva implícito el desarrollo de la afición lectora. Podría pensar fuera piedra de toque para la profesión de librero y bibliotecario, pero el afán lector tiene además otros derroteros. Acabo de cumplir 62 años, ello quiere decir que a la escuela pública a la que asistí, o en el instituto donde hice bachiller, no abundaban los recursos para una buena biblioteca, y las lecturas complementarias a la formación prácticamente no estaban trazadas en aquellos planes de estudio, salvo alguna honrosa excepción. Para mi esta excepción tiene el nombre propio de Purificación Suarez-Inclán, profesora de historia, que nos inculcó la necesidad de estas lecturas, nos las dirigió, y por supuesto ahí está el germen de mi amor e interés por la historia. No es nada extraño por tanto, que esa haya sido mi principal formación académica.
Soy el cuarto de cinco hermanos, de una casa normal en la que el libro no era un elemento extraño. La lectura formo siempre parte de nuestras actividades infantiles y juveniles. Lecturas acordes a nuestras edades, recuerdo los libros de Matilde Perico y Periquín, Antoñita la Fantástica, Guillermo El Travieso, El Club del Pino Solitario, Torres Malory, Cinco secretos y muchas otras colecciones de Enid Blyton o Agatha Christie, las historietas del Capitán Trueno, El Jabato, Jaimito, Pumby, Rué del Percebe…etc. Cuando superamos la etapa juvenil, amén de los clásicos de nuestra literatura, los libros nos llegaban a través de los intercambios que hacíamos entre el grupo de amigos de una edad similar con quienes compartíamos intereses. Aquellas lecturas no estaban tan determinadas por las listas de éxitos o los más vendidos, y los gustos personales o la recomendación, eran nuestras listas de principales.
¿Y desde cuando está funcionando esta biblioteca? ¿Qué destacarías de la misma? En mi pueblo, Luanco, desde 1894 hubo varias tipos de bibliotecas concebidas para el uso de colectivos más o menos amplios y diversos. Cuando comencé a trabajar en 1990 la biblioteca pública estaba en un primer piso de un inmueble municipal en la calle Pérez de Ayala inaugurada en 1973. La que recuerdo de mi infancia estaba ubicada en una gran aula del Instituto de Bachillerato “Cristo del Socorro”, donde estuvo funcionando desde 1954. Pasó por algún emplazamiento intermedio, como el viejo Ayuntamiento frente a la Torre del Reloj entre 1969 a 1973, cuando ya se inauguran las instalaciones a que me refiero.
Aquella biblioteca a la que me incorpore a trabajar, era deudora de sistemas de gestión muy anticuados. Tenía un emplazamiento estupendo, pero con unos accesos poco menos que endiablados.Era pequeña, apenas 100 metros cuadrados. Se subía a través de una escalera casi en caracol de tramos abiertos, no tenía teléfono, ni máquina de escribir, los libros estaban aun colocados por números currens, el fondo estaba bastante envejecido, y no tenia presupuesto propio. Circunstancias que a muchos trabajadores en bibliotecas, aún les resultaran muy familiares. Sí tenía una compañera de trabajo, Carmen Moreno, que se podía ocupar de préstamos y devoluciones, y me dejaba tiempo e independencia para poder dedicarme a darle un gran giro de 180º al fondo.
Para nosotros supuso un vuelco en la situación el nuevo edificio para Casa de Cultura y Biblioteca que costearon la Consejería de Cultura y Ayuntamiento de Gozón, que se inaugura el 14 de marzo de 1995 en un solar del parque del Zapardel. Las viejas aspiraciones a nivel local, es decir partida propia para la compra de libros, teléfonos, sistemas adecuados de reproducción, ordenadores, partida económica para actividades, ampliación del personal del centro, y espacios dignos y amplios en los que dar el servicio, fueron consecutivamente haciéndose realidad. Como es el único centro de estas características en nuestro municipio, potencialmente damos servicio a unas 11.000 personas, aunque la estacionalidad es un factor determinante en nuestra actividad.
Estoy convencido que el mejor servicio que se puede dar desde un centro de nuestras características es, calidad normalizada y repartida en dosis similares para los trescientos sesenta y cinco días del año. En ese sentido una plantilla con 5 personas, tres de ellas dedicadas casi exclusivamente a la biblioteca, permite que hayamos podido afrontar en solitario tareas como la reconversión de los fondos, cuando el Principado nos quitó silenciosamente la ayuda concedida; que haya un horario lo más amplio y estable posible; una razonable oferta de novedades en documentos sobre diferentes formatos; instalaciones limpias y con calefacción; conexiones wifi y acceso a Internet desde hace muchos años, y más recientemente la sala de estudio, son algunas de las dosis de calidad a que me refiero. Amén de otras muchas intrínsecamente unidas al propio concepto del servicio, como asesoramiento personalizado, desideratas, préstamo local e interbibliotecario, formación de una colección local, tratamiento y conservación del fondo antiguo…etc.
un equipo cohesionado, coherente, responsable, con capacidad de matices y ganas de que el servicio funcione
No encontraremos en Luanco ninguna sigla que identifiquen a héroes o personas dotadas de poderes extraordinarios. Tan solo un equipo cohesionado, coherente, responsable, con capacidad de matices y ganas de que el servicio funcione.
A lo largo de tu trayectoria, ¿qué persona o personas (usuarios, visitantes ilustres, etc) te han llamado la atención? A una pequeña biblioteca de pueblo es muy reducido el número de personas relevantes en carne y hueso de las que hayamos podido disfrutar. Creo que el visitante que más satisfacción nos produce, es el usuario que acude en busca de documentos para su ocio, espacio para el estudio, o información puntual, y ser capaces de darle respuesta a su necesidad. Muchas veces de la breve charla con un usuario para perfilar la búsqueda, termina enriqueciéndote personalmente, con referencias a autores y obras que no conocías. En lo que a mí respecta, lo que más he valorado y aun valoro, ha sido la posibilidad de contacto con los libros. A través de ellos, un autor, la materia o los datos que aporta, son capaces de modificar aspectos puntuales de tu visión sobre acontecimientos o hechos, incluso los más nimios de tu propia vida cotidiana, enriqueciendo enfoques, abriendo muchas nuevas perspectivas, cauces de interpretación…. Nadie permanece igual después de haber asumido información, algo se modifica, el criterio se forma, se enriquece o se matiza, y en ese proceso surge la capacidad de análisis con criterios propios, tan difícil de controlar por los medios de control social. ¿Alguien duda que el conocimiento digerido y asumido es libertad, independencia y poder?
no haber logrado una partida en los presupuestos regionales con nombre y apellidos para la Red de Bibliotecas, sin una Ley de Bibliotecas… tengo que deducir que nunca se ha apostado por la Red de Bibliotecas Públicas
¿Como valoras el papel de las administraciones públicas en la biblioteca? El gran aliado en todos estos años de la Biblioteca Pública de Gozón, ha sido el propio Ayuntamiento. Siempre hemos estado respaldados por la mayoría de los políticos que han ocupado cargos en las corporaciones, en muy pocas ocasiones no han apoyado una petición que supusiera una racional inversión o una rotunda mejora. Podría hacer memoria de los no puntuales, el nombre de algún concejal pero, son tan pocos, que con la mitad de los dedos de una mano tendría bastante y, creo merecen ser olvidados. Me gustaría poder decir lo mismo del Principado, y sus organismo dedicados al mundo de las bibliotecas, pero mentiría. Es cierto que tengo un grato recuerdo de Carmen Prieto, jefa de la Sección de Coordinación Bibliotecaria durante muchos años, con quien me inicie en los rigores del trabajo bibliotecario. Pero por lo demás, con una política de recortes continua de lo invertido en nuestros centros; sin haber logrado una partida en los presupuestos regionales con nombre y apellidos para la Red de Bibliotecas, sin una Ley de Bibliotecas… tengo que deducir que nunca se ha apostado por la Red de Bibliotecas Públicas y, muchos menos la inmensa mayoría, con poco peso y poca voz.
¿Sientes que tu trabajo es valorado? ¿Como afrontas los retos de futuro de esta biblioteca? Creo que los trabajadores de bibliotecas públicas del Principado hemos demostrado la capacidad de adaptarnos a las circunstancias cambiantes del entramado social y sus necesidades, aun obligándonos a administrar miserias, sino tienes la suerte de contar con un ayuntamiento que te apoye. Hemos echado en falta una política clara y decidida que nos guiara en ese cambio que hemos tenido que afrontar en soledad, de meros cementerios de libros oxidados, a centros dinámicos que ofrecen datos, referencias, informaciones, libros y todo tipo de documentos que responden a las necesidades reales. Ante el reto del libro electrónico, los nuevos soportes de la información, o los cambios sociales y culturales, volvemos a tener la misma sensación de orfandad, aislamiento y falta de medios.
Aún me gustaría confiar en la capacidad de respuesta de los organismo interesados, pero no me engaño. Mis recuerdos solo me sirven a mi, estos deseos son palabras impresas sin tinta, argumentos virtuales sin virtud alguna, laceraciones sobre piel muerta. Ojala me equivoque.
A Ignacio Pando, de la Biblioteca de Gozón, en Luanco, es posible—así lo espero—que le queden muy poco años de actividad. Podrás no estar de acuerdo con una parte de la visión que ofrezco de nuestros devenires en las bibliotecas públicas; la otra parte es personal y no admite interpretaciones. Pero creo que la experiencia es un componente muy importante en la conformación del conocimiento. Experiencia y conocimiento me han ayudado a no tropezar, no una, múltiples veces en el mismo puñetero guijarro.
(4 de noviembre de 2016)