En su última edición, el Salón del Libro Iberoamericano de Gijón hizo un esfuerzo por tener en su programa a los autores ganadores de los más importantes premios literarios fallados a lo largo del año. Entre ellos destacó la presencia del actual Premio Nacional de Narrativa, el escritor vasco Kirmen Uribe, que presentó la galardonada Bilbao-New York-Bilbao.
La presencia de las bibliotecas en el programa del Salón fue destacable, realizándose varios clubes de lectura en las bibliotecas de Gijón y acogiendo el fin de temporada del Club de Lectura Internacional con Guatemala desarrollado a lo largo del año en la Biblioteca de Mieres.
Repite visita al Salón del Libro Iberoamericano, un encuentro literario de referencia ¿qué puede destacarnos de este evento?
Su papel como punto de encuentro, primero entre escritores de diferentes países y después de encuentro con los lectores. Me parece muy interesante poder compartir tertulia con autores de la talla de Rivera Letelier, Guillermo Saccomano, Ramón Pernas o el propio Luis Sepúlveda. Uno siempre aprende de estos encuentros y sirve para ver cómo está la literatura en otros sitios y qué piensan sus autores.
En esta ocasión se presenta con todo un Premio Nacional de Narrativa bajo el brazo, ¿que ha cambiado del año pasado a éste?
Han cambiado muchas cosas, he tenido acceso a una editorial con una distribución muy importante, he podido llegar a un buen número de lectores pues el libro está en muchas librerías y esto ha posibilitado que el lector supiera del mismo, que casi es lo más importante en estos casos… el siguiente paso es ya que lo lea. El Premio me ha posibilitado eso y me ha dado además mucha tranquilidad para seguir con mi estilo, para seguir los caminos de investigación que viy abriendo y seguir probando cosas; y me ha dado también confianza, la que da el saber que en unos años voy a tener trabajo.
En el Salón ha tenido ocasión de compartir su obra con un club de lectura, ¿que supone esta experiencia para el autor?
Fue una experiencia muy bonita, con muy buen ambiente, nos reímos mucho, los comentarios del libro fueron muy diferentes entre sí y a la par acertados, pues todos eran de buenos lectores y cada uno tiene su particular visión del libro. De la cercanía con el lector se aprende muchísimo, se aprende a ser más humilde, a no olvidar que uno tiene que estar cerca de ese lector exigente que sabe apreciar el libro.
Coincidió en una mesa redonda con Xuan Bello, un autor con el que tiene muchas similitudes..
A Xuan Bello le conozco desde hace muchos años, la verdad es disfruto cuando estoy con él pues coincido mucho tanto en el punto de vista literario como en el vital. Xuan tiene muy claro el lugar desde el que escribe para el mundo y yo también tengo claro eso. Coincidimos también en nuestra visión de la literatura actual y en nuestra forma de concebirla, abriendo el género narrativo, buscando nuevas formulas pero sin olvidar lo realmente importante, que son las vidas reales, la realidad.
Poeta y narrador, ha sabido transmitir las emociones de la poesía a su narrativa, y casi podríamos decir que viceversa…
Si. La poesía y la ficción no son compartimentos estancos, realmente mi poesía es muy narrativa y en mi novela hay muchas cosas que le deben todo a la poesía, sobre todo en la manera de contar, en cómo ordenar los acontecimientos. En eso he aprendido mucho siendo poeta, he aprendido a ordenar, a contar lo imprescindible.
Su estilo es muy innovador, incorpora nuevos lenguajes en la novela, conjuga la tradición y la renovación…
Pero para mí lo más importante es que la forma tiene que estar siempre a merced del alma de la novela, de su intención. La forma en sí misma, el artificio, no sirve para nada. Si una novela no tiene alma no tiene sentido.
(Publicado en Biblioasturias18)