Laura Estévez regresa al terreno de juego con una inquietante novela sobre amaños en el mundo del fútbol

Laura Estévez (La Felguera, Asturias, 1982), además de periodista licenciada por la Universidad Complutense de Madrid, sigue ampliando sus conocimientos en Historia Contemporánea, viajando por todo el mundo y realizando diferentes Máster. Ha trabajado en importantes medios de comunicación, como La Nueva España, Cadena Cope y Cadena Ser, incorporándose como redactora de Deportes a Onda Cero Radio, medio que le brindó la oportunidad de formar parte de programas muy reconocidos por los amantes del deporte, como Radioestadio, Onda Deportiva y Al Primer Toque, con grandes profesionales de la talla de Javier Ares, Alfredo Martínez, Manu Carreño, Ángel Rodríguez o Alejandro Romero. En el año 2006, regresó a Asturias y se incorporó como redactora de informativos a la recién nacida Televisión del Principado de Asturias (TPA), donde también es editora de Informativos. Nunca ha perdido el contacto con el periodismo deportivo y sigue colaborando con varios medios de Madrid, como son la agencia Madrid Deportes o los programas Madrid al Tanto y La Tarde en Juego, de Onda Madrid.

Fuera de Juego resultó finalista –y recibió un accésit especial- del IV Certamen de Narrativa Deportiva del diario Marca. La novela ve ahora la luz de la mano del nuevo sello editorial astur-cántabro Popum Books, con prólogo de Javier Ares e introducción de J. Vicente Delfa. La obra será presentada este 21 de marzo en Langreo, lugar de nacimiento de la autora, donde dará comienzo a una gira que le llevará por Gijón, Mieres, Oviedo, Vegadeo, Madrid o Barcelona, entre otras localidades, en una apuesta por la autora y por su obra que seguro será refrendada con éxito de público y lectores. Les dejamos a continuación una entrevista a modo de presentación de la novela.

 

¿Cómo surge la idea de hablar sobre amaño de partidos?

Los aficionados al fútbol estamos acostumbrados a oír y leer todo tipo de rumores sobre la compra de resultados nada más que entra mayo. Sin embargo, es muy reciente que conozcamos hechos respaldados con investigaciones judiciales, y ni siquiera relatos sobre el tema, sólo eso, rumores. Por eso siempre me había apetecido escribir o investigar sobre los popularmente conocidos “maletines”.

¿En que se basó para escribir Fuera de juego?

Todo empezó como una historia de amor de estudiantes. Yo solía escribirles relatos románticos ya a mis compañeras de instituto y las de facultad seguían pidiéndomelos. Fue el caso de mi amiga Valeria. La retraté como una estudiante de Periodismo, que era verdad; la describí como una ingenua del fútbol, que también era verdad… pero no sabía muy bien qué historia inventar. Entonces fue cuando se me ocurrió que alguien tan externo al ambiente futbolístico era un personaje ideal para destapar una intriga tan íntimamente ligada al balompié. Y la verdad es que, a partir de ahí, la historia fue naciendo sola.

La obra quedó finalista en el IV certamen de Narrativa Deportiva del diario Marca, pero resulta que ahora, tras pasar un tiempo, usted la ha rescatado, mejorado y ampliado en contenido.

En su día, me sentí tremendamente afortunada por el reconocimiento. Yo era muy joven, tenía apenas 22 años cuando terminé de escribir el libro, y siempre había soñado con trabajar como periodista deportiva. Y no sólo era lo que estaba haciendo, sino que además el periódico deportivo de mayor tirada nacional me reconocía mi obra de temática futbolística. Sin embargo, me quedó la espinita de que no fuera publicado. Por coincidir justo con un cambio brusco profesional y vital, al regresar a Asturias e incorporarme al fascinante proyecto de poner en marcha la televisión autonómica, el resto de planes quedaron momentáneamente relegados. Pero nunca me olvidé de ella. Se la ofrecí a mis editores y, al principio no les encajaba en la línea de publicaciones que querían lanzar, más centradas en temas regionales, cuando decidieron intentarlo con el mercado nacional fue el primer manuscrito en el que pensaron. Rápido nos entusiasmamos y, si bien el tema no pasa nunca de moda, al destapar Europol la última gran red de amaño de partidos, el editor me sugirió que podíamos actualizar el desenlace.

La propia lógica de los aficionados, no sólo de los especialistas, permite sacar conclusiones sobre qué resultado es o no sospechoso de haber sido amañado, pero conseguir las pruebas que lo demuestren no es tan sencillo”

En el fútbol, al final de cada temporada se habla de “los maletines”, compra de partidos… pero nadie ha tenido la valentía de hacer una historia como la de Fuera de juego o de hablar tan claro al respecto. ¿Cree que es un tema delicado de abordar en prensa?

Es un tema espinoso, porque incluso a los jueces les cuesta demostrar la existencia de esos amaños. De hecho, cada vez que se destapa una de estas redes, la noticia es una revolución. Si la propia Justicia, con todos los medios a su disposición, no consigue esa claridad, mucho menos puede lograrlo una persona de a pie, como es un periodista. La propia lógica de los aficionados, no sólo de los especialistas, permite sacar conclusiones sobre qué resultado es o no sospechoso de haber sido amañado, pero conseguir las pruebas que lo demuestren no es tan sencillo. En mi caso, he escrito una historia realista, pero no real, e incluso para hacerlo así hay que tener mucho cuidado; es lógico que se hable de equipos auténticos para lograr un marco donde se desarrolle la historia, pero en ningún caso puede sembrarse la duda sobre la integridad de esos clubes, porque no sólo estaríamos faltando a la verdad, sino cometiendo nosotros mismos un delito.

¿Habrá algún equipo de fútbol que se sienta ofendido?

No está en mi ánimo ofender a nadie. El que cobra mayor protagonismo es el Atlético de Madrid, una casa que pude conocer bastante bien gracias a mi labor como periodista, donde siempre me he sentido muy bien tratada y para quien no soy dudosa de querer provocarle ningún perjuicio. En toda la novela se habla de él, además, como una víctima. Sí que hay otros equipos mencionados en la historia. Su elección obedeció únicamente al calendario de Liga de la temporada durante la cual la escribí. En todo caso, se deja claro que ninguno de los equipos aludidos en el libro ha participado en los hechos. Y en el caso del Rayo Vallecano, quizás el que más participa en la ficción, su aparición se debe a que necesitaba un club madrileño distinto a Real Madrid y Atlético para situar las escenas finales. El Deportivo La Almudena, por su parte, puede recordarnos en algunas de sus características a decenas de equipos que han aparecido y desaparecido de la escena futbolística en las últimas décadas impulsados por empresarios o zonas económicas en expansión. Pero incluso me he cuidado de dotarlo de una vestimenta poco habitual entre los equipos de la Liga para evitar suspicacias sobre su analogía con unos u otros, pues he cogido un poco de aquí y de allá, pero La Almudena no existe.

¿Por qué el Atlético de Madrid como protagonista?

Una de las razones es el conocimiento que yo tenía en aquella época de los entresijos del club: los lugares de entrenamiento, el propio Vicente Calderón… Pero también es cierto que, tal y como de manera tan acertada analiza José Vicente Delfa con su sagaz pluma en este prólogo colchonero que nos ha regalado, el Atlético tiene un don particular para convertirse en víctima de las historias más increíbles. Los que estamos cerca del Atleti sabemos que, si algo insólito ocurre en la Liga… es el que tiene todas las posibilidades de estar en medio. La idiosincrasia atlética nunca ha quedado mejor reflejada que en aquel anuncio de “Papá, papá… ¿por qué somos del Atleti?” Da igual cómo intentemos explicarlo, no podremos.

Al leer el libro, tiene aspectos muy reales y muy del mundo de la prensa y del deporte. ¿Las cosas que se narran tienen algo de real?

Sí, en esos aspectos, la historia es muy realista. Las redacciones de los periódicos están cambiando a un ritmo vertiginoso, con la constante introducción de adelantos tecnológicos, con las redes sociales… pero la esencia es la misma. Está claro que hoy ya no pensamos en una grabadora con cinta, porque grabamos en el propio teléfono móvil, pero en ningún momento cambian las prisas, las presiones por ser los primeros en publicar un tema… Y, en cuanto al deporte, así trabajan los clubes de Primera: entrenamientos, concentraciones… e Iván, sin ser nadie en particular y siendo todos a la vez, responde al patrón de un chico joven de familia normal e incluso humilde que de pronto se convierte en alguien rico y famoso gracias a su don para el fútbol.

Usted es una periodista con una trayectoria profesional destacable. ¿Qué se siente cuando alguien confía en usted y le publica su novela deportiva?

Destacable es hoy en día el poder haberme dedicado a mi profesión desde antes de dejar la facultad ininterrumpidamente hasta ahora, pues he visto cómo compañeros de la universidad no han llegado siquiera a ejercer. Solamente por eso ya me siento afortunada. Pero, sobre todo, lo que me ha permitido crecer profesionalmente es la gente a cuyo lado he tenido la oportunidad de trabajar. Como becaria, tuve la suerte de aprender de unos y de otros en los pocos meses que teníamos para formarnos en verano. Pero fue sobre todo en los dos trabajos de mayor duración que tuve antes de volver a Asturias donde, como decimos en el argot, “cogí tablas”. Durante años, gracias al patrocinio de David Hernández y su agencia Madrid Deportes, me recorrí todos los campos y canchas deportivas de la Comunidad de Madrid, aprendiendo, pero, sobre todo, disfrutando de lo que más me gustaba y conociendo a profesionales de la talla de Julia del Mar Cortezón, la periodista de referencia del fútbol madrileño y que, como hace siempre en su extrema generosidad, me acogió como una de “sus niñas”, hasta el punto de ser uno de los principales apoyos de esta novela. Finalmente, llegué a Onda Cero. Mi primer agradecimiento es para Ángel Rodríguez, que apostó por mí en las pruebas de selección, pero no puedo olvidarme de todos los profesionales que componen la redacción de Deportes de esa casa. Javier Ares y Alfredo Martínez apadrinan Fuera de juego, pero todo el equipo de Radioestadio, así como los de Onda Deportiva y Al primer toque fueron grandes maestros. Después de hacer prensa, radio y tele, la novela es ya el colofón.

Su libro podrá comprarse por varias vías y en toda España. ¿Mucho han confiado en la editorial Popum books en la obra?

Sí, ha sido una suerte que coincidiéramos. He llegado a pensar que confiaban en la obra incluso mucho más que yo. Me ha sorprendido el entusiasmo que han puesto los editores de Popum books en el lanzamiento de la novela. Es que no se trata simplemente de que la publiquen o no, es que han apostado por ella para darse a conocer en el mercado nacional. Es una responsabilidad conjunta. Esto también te une de forma especial con los editores, porque uno siempre pone más ilusiones en sus primeras veces. No es entonces mi primera novela, es “nuestra” primera novela.

Me ha sorprendido el entusiasmo que han puesto los editores de Popum books en el lanzamiento de la novela. Es que no se trata simplemente de que la publiquen o no, es que han apostado por ella para darse a conocer en el mercado nacional”

El título de su historia es Fuera de juego. ¿Ha estado en alguna ocasión en ese estado?

Al contrario que Valeria, yo me he sentido en fuera de juego haciendo el camino inverso. Después de dedicarme siempre a la información deportiva, cuando me incorporé a la Televisión del Principado de Asturias, me tocó acostumbrarme a los temas generalistas. En aquellos momentos, cuando escuchaba “Villa” pensaba en David, y no en un sindicalista; y así con muchísimos temas y personajes que para el resto de mis compañeros eran el pan de cada día.

La protagonista de la obra es una periodista, Valeria, que lleva a cabo una peligrosa labor de investigación. ¿Cree que se está perdiendo esa esencia en la prensa actual?

Sí. Quizás nos hemos acomodado mucho. Con internet y los gabinetes de prensa, parece que todo lo tenemos a mano. Es fácil contar la información sin moverse de las redacciones, simplemente fiándose de todo lo que se vierte a la red o confirmando con fuentes oficiales. Esta sensación de saberlo todo es engañosa, porque a veces es el camino directo a pensar que no hay nada más detrás. Hay que ser honestos y hacer un ejercicio de autocrítica en ese sentido, pero también es cierto que, precisamente por esa sobredosis de información, resulta más complicado que nunca rebuscar noticias. Además, por la situación que atraviesa ahora España, parece que nos hemos inmunizado frente a los delitos, la corrupción… Si no damos abasto a cubrir todos los supuestos desfalcos de dinero público, imagínese cuando se trata de algo a priori tan trivial como el deporte.

Lo bueno que tiene la obra, y algunas críticas muy favorables lo remarcan, es que se trata de una historia que puede leer todo el mundo, aunque no le guste el fútbol, porque enseña cosas a los que saben y a los que no. ¿Le fue difícil conseguir tal atractivo?

Ese atractivo ya existe, y en el fondo lo copié de la realidad, que es de donde se copia todo lo que uno cree que está inventando. Ahora estamos acostumbrados a que, cada vez más, a las niñas les guste el fútbol desde bien pequeñas y hablen de él con naturalidad y dominio de tecnicismos. Sin embargo, cuando yo iba al colegio, al instituto o la facultad, apenas tenía compañeras con las que podía comentar el deporte. Por eso conozco de primera mano esas reacciones. Cuando comencé a hacer mis pinitos como cronista de fútbol modesto, me acompañaba a menudo una amiga y compañera, Valeria. Sus preguntas eran similares a las de esta Valeria ficticia. Y, al igual que le ha ocurrido a la protagonista, a ella también acabó por gustarle el fútbol. Creo que hay mucha gente que puede identificarse con un personaje así. Quien no entienda de fútbol, irá aprendiendo con ella según avance el libro. Y los aficionados tienen a Iván o a Carlos para reconocerse en ellos.

La novela mezcla intriga, investigación, deporte, persecuciones, ingenuidad… ¿Puede comentar esta mezcla de estilos?

Según iba avanzando la novela, yo misma me iba sorprendiendo de su desarrollo, pues no he sido nunca una ávida lectora de literatura policíaca y yo era la primera que me extrañaba de esa mezcla. Sin embargo, me dejé llevar por lo que la historia me iba pidiendo. La mezcla la dio más lo que yo buscaba… y lo que terminó por encontrarme a mí.

La crisis del periodismo debemos resolverla los periodistas, pero también debe participar en esta tarea toda la sociedad”

¿Qué se siente al poder contar con el respetado periodista Javier Ares como autor del prólogo?

De cara al público, que el nombre de Ares figure en la portada es todo un reclamo, una garantía que espero no defraudar. Pero, a nivel personal, contar el apoyo de Javier es un placer mucho mayor. Es la voz del ciclismo, fue también la voz del mítico Superdépor, hoy la referencia del fin de semana con Radioestadio, defensor de los valores deportivos por encima de los mediáticos -como demuestra, por ejemplo, su pasión por el rugby- y, lo que por desgracia resulta más llamativo en el periodismo deportivo, un amante del lenguaje, del buen hablar, de encontrar siempre la palabra exacta. Y, para mí, un recuerdo imborrable. Yo llegué a la redacción de Onda Cero con sólo 21 años y muchas ganas de comerme el mundo. Y él me permitió formar parte de su equipo y conocer desde dentro lo que es la radio deportiva en estado puro. Nunca se me olvidarán los momentos en los que aparecía de repente por la espalda y escuchabas su voz como si acabaras de ponerte el transistor en la oreja. Siento por él un cariño y una admiración inmensos.

Los periodistas más libres son los que no temen por su empleo, aunque no comulguen con la línea editorial”

Como profesional del medio, ¿cómo cree que debe reinventarse el periodismo para salir de la crisis?

La crisis del periodismo debemos resolverla los periodistas, pero también debe participar en esta tarea toda la sociedad. Si siempre hemos padecido intrusismo, el uso equivocado de internet y de las redes sociales ha multiplicado este problema. No se trata de coartar la libertad de expresión de los ciudadanos, sino de ordenar la información. Finalmente, la mayoría de la gente cuelga en sus perfiles enlaces a diferentes medios de comunicación. Eso significa que aún valoramos la credibilidad, y la credibilidad no nos la da un nombre anónimo escondido tras una @, sino la garantía de que detrás de unas acusaciones habrá un respaldo jurídico que demuestre que son sostenibles. Es cierto que los periodistas y los medios de comunicación, como hemos comentado, quizás nos hayamos relajado en nuestro ejercicio. Además, la desaparición paulatina de medios, especialmente de prensa escrita, está ayudando a mermar la pluralidad de voces y la riqueza de fuentes. La destrucción de puestos de trabajo, la más alta de un sector en porcentaje desde el inicio de la crisis, obliga a que muchos profesionales se pleguen a directrices que, en otras circunstancias, no seguirían. Yo soy una gran defensora de los medios públicos. Los periodistas más libres son los que no temen por su empleo, aunque no comulguen con la línea editorial. Si tenemos en cuenta que todos los medios de comunicación son empresas, siempre tendrán una tendencia y una afinidad, por muy honestos que intenten ser. Sin embargo, cuando la plantilla de un medio público la conforman únicamente comunicadores que han accedido a él mediante oposición, su manipulación se complica. La perversión de los medios públicos viene con las contrataciones que siguen directrices privadas, que conforman redacciones paralelas al servicio de intereses políticos y que acaban provocando unos gastos estratosféricos a las arcas de todos.

 

(20 de marzo de 2013)

Fotografías: Javier Granda

Otros artículos en esta sección...

Compartir

Sobre el autor

Red de Bibliotecas Públicas del Pdo. de Asturias