Contaba García Márquez que un editor de Barcelona había hecho escala en Cartagena de Indias para comer con él, y el escritor le llevó a conocer la ciudad antigua, a tomar café en casa de sus padres (que tenían 54 nietos, y muchos de ellos habían ido esa tarde a visitarlos) y, sin saber muy bien por qué, acabaron en una recepción oficial en la que trataron al editor con tanta amabilidad que tuvo que escuchar seis discurso y beberse once vasos de whisky en tres cuartos de hora. El editor definió aquel día como “un domingo de delirio” mientras que para García Márquez formaba parte de su cotidianidad. “No has inventado nada en tus libros” le dijo el editor al despedirse del padre de Cien años de soledad. “Eres un simple notario sin imaginación”. Algo así de sí mismo afirma Leonardo Padura, el reciente Premio Princesa de Asturias de Las Letras 2015. Padura (Habana, 1955) reconoce que trabaja como un burro y se deja la piel en el escritorio, pero no le echa demasiada imaginación pues le basta con mirar por su ventana. Padura es el padre de la saga policial de Mario Conde, un comisario revolucionario, borracho y escéptico, con el que el escritor analiza pormenorizadamente la Cuba más oscura del último cuarto de siglo, como el mundo habanero de las drogas o la prostitución, tanto femenina como masculina, que se ejerce en varias esquinas de la capital. Por lo tanto, casi podemos hablar de que el Princesa de Asturias de las Letras de este año premia en la figura de Leonardo Padura tanto la literatura cubana como, de nuevo, la novela negra.
Después de que el año pasado se diera “medio” premio a Benjamin Black es muy alentador que un autor de novela negra pura y dura haya sido distinguido con un galardón tan serio. Dicho lo cual, su novela El hombre que amaba a los perros le hace merecedor de todos los honores habidos y por haber” comenta el escritor y periodista Tino Pertierra. Este reconocimiento de la novela negra también alegra a Manolo Abad, ya que en el ámbito literario “se la consideraba de segundo (o más bajo aún) orden“. Abad (quien acaba de sacar su último libro, Rec-capitulación) explica que no es un gran seguidor de la novela negra latinoamericana, “a pesar de que cuente con grandes representantes y prefiero los creadores viscerales (Thompson, Himes, Bunker) a aquellos más cerebrales (Hammett),entre los que se cuenta Padura. Pero, ya digo, me alegra que se lo hayan concedido a un autor de serie negra y con pasado periodístico“.
“Me parece estupendo que se premie nuevamente a un novelista, porque eso indica que la narrativa es un género vivo, y muy presente todavía” comenta Abraham Aguera, cuya novela Las reliquias del silencio está ambientada en Asturias y protagonizada por el detective privado Balagar Fartón. “Es muy interesante el retrato social y político que plantea en sus novelas. Creo que la concesión de este galardón a Leonardo Padura responde en cierta medida al momento de apertura que están experimentando en su país. Es el premio a un compromiso personal que aplaudo y comparto“. Este “premio a Cuba” tampoco pasa desapercibido para Victoria Rodríguez Gil. “Me alegra que premien a un periodista-escritor que con sus novelas policiacas sobre la Cuba desencantada con (y desgastada por) la revolución ha escrito las mejores crónicas periodísticas de su país disfrazándolas de ficción” explica la autora de La curva del olvido.
David Barreiro, prolífico autor gijonés que acaba de sacar su última novela El túnel, subraya el “poderoso estilo” en los libros de Padura. “Tan sólo he leído las novelas de Padura protagonizadas por Mario Conde y albergan todo aquello a lo que ha de aspirar la gran novela negra: trascender al género y convertirse en un retrato de la sociedad. Hay nobleza, intimismo, cariño a los personajes. Para mí fue un referente durante los años en que leía con voracidad novela negra. Ahora, más alejado del género, tengo la sensación de que sus novelas podrían tratar sobre floristerías y Mario Conde un apasionado vendedor de peonías. Serían pura literatura igual“. El escritor Ovidio Parades recalca que los grandes autores de novela negra, entre los que Padura se encuentra, se sirven de las reglas del género para denunciar las injusticias que tienen ante sus ojos. “Una manera importante de hacer y entender la literatura. Un premio merecido. Como merecido siempre es premiar al que denuncia lo injusto, al que alza la voz” explica el autor de La mujer de al lado, Vivir en los cafés y El extraño viaje.
En un campo tan subjetivo como el de la literatura, resulta imposible definir al escritor perfecto; no puede medirse en la cuantía de lectores, en la suma de buenas críticas, en la correcta utilización del lenguaje, en la originalidad de las tramas, en la cantidad de libros publicados… “Me parece absurdo intentar determinar si un premio de estas características es merecido o no. La literatura no es una competición y su naturaleza es inmensurable. Me parece, por lo tanto, merecido, pero lo mismo podría decir del resto de finalistas. Llegados a un nivel de excelencia, los criterios objetivos se diluyen” explica el poeta, escritor y profesor Pablo Texón. “En ese sentido, no sé hasta qué punto el galardón se puede constituir en un guiño a la actual situación de las relaciones cubano-norteamericanas. Más allá de eso, considero a Padura un gran prosista que exhibe un portentoso dominio de un amplísimo espectro de registros“. El también poeta Néstor Villazón cree que, de haber un canon para este galardón, Leonardo Padura se ajusta al exigido: tiene un amplio recorrido, se ha hecho con diversos galardones y es leído por un público heterogéneo, con obras como Herejes o El hombre que amaba a los perros. Además es un autor que ha encontrado su hueco en nuestro mercado literario -otro caso es la posteridad- y que cultiva un subgénero como el de la novela negra, que en ocasiones ha sido infravalorado y que su etiqueta ha impedido que se juzgue el talento real de un autor. Por otro lado, para mí Padura no es un referente, aunque entiendo la concesión del premio. Porque este tipo de galardones también tienen que ver con todo el público que vive detrás de un autor, y hay que reconocer que Padura representa a mucha gente”.
No es ningún secreto que Ignacio del Valle (El tiempo de los emperadores extraños, Los demonios de Berlín, Busca mi rostro, Caminando sobre las aguas…) lleva tiempo apoyando apasionadamente la candidatura al Premio Princesa de las Letras de James Salter, quien este año se quedó a las puertas del galardón. Con lo cuál, su desilusión fue profunda. “Personalmente creo que había mejores opciones. Lo que no quita para que Padura sea un escritor cuya ambición ha crecido en cada novela“.
Y hablando de los escritores que también optaban a este galardón, David Barreiro se acuerda de otro de los candidatos de este año (y también de años anteriores). “No sé si Padura merece el premio más que otros o no, comparar a grandes escritores es complicado, pero siempre está bien que no se lo den a Murakami y así pueda ser candidato eterno, al estilo de Míchel al banquillo del Madrid. Son cosas que siempre dan vidilla en twitter“
(12 de junio de 2015)