Estamos de enhorabuena. En unos tiempos tan difíciles para el sector editorial, la noticia del nacimiento de un nuevo sello asturiano cobra un valor especial. Autores y lectores recibimos con ilusión la creación de un nuevo canal de expresión para el mundo literario asturiano, con buenas perspectivas de futuro, cuyos pasos hemos de seguir con especial interés.
La editorial Impronta desplegará velas en sociedad el 7 de junio en el Ateneo Obrero de Gijón para presentar su primer libro: Catálogo de asombros, de Javier Almuzara. Marina Lobo, su editora, tiene en su haber la experiencia de casi veinte años al frente de la que fue una editorial de referencia para la literatura en asturiano: Llibros del Pexe, y ahora regresa con esta nueva editorial literaria, abierta a todos los géneros.
La palabra “impronta” tiene al menos tres acepciones. La primera hace referencia al proceso de reproducción de imágenes, la segunda a la marca o huella que deja una cosa sobre otra, y la tercera al proceso de aprendizaje que se da en los animales jóvenes durante un periodo de receptividad. Y ése es precisamente el nombre que lleva la editorial asturiana que acaba de nacer. “Las tres acepciones encajan como anillo al dedo en lo que queremos que sea esta editorial, donde imprimiremos libros que ojalá dejan su pequeña huella y de los que, desde luego, aprenderemos constantemente” explica Marina Lobo García, la editora de Impronta.
Para Lobo el mundo de los libros es muy familiar, conocido y amado, ya que fue editora durante casi 20 años. Entre 1989 y 2007 mantuvieron una editorial propia, Llibros del Pexe. Finalmente la cerraron, pero no para dejar de hacer libros sino para realizarlos por encargo para otros editores. De esta manera, Lobo se especializó en el diseño de maquetas de colección, cubiertas, revistas. “Pero últimamente, a causa de la crisis económica, los encargos profesionales han ido disminuyendo hasta casi desaparecer. Eso me empujó a montar de nuevo mi propia editorial. Así nació Impronta”.
El equipo de Impronta es estrictamente unipersonal, pero cuenta con muchos colaboradores externos. “Lo que antes se llamaba consejo editorial me gustaría que fuera en el caso de Impronta un creciente círculo de amigos (autores, lectores, libreros, bibliotecarios, críticos…) que nos relacionaremos al modo en que se hace en las redes sociales”. La marcha de Impronta ya se puede seguir desde Facebook (http://www.facebook.com/ImprontaEditorial), página en la que la editorial irá colgando fragmentos de sus libros y con la que mantendrá al día a sus seguidores.
Impronta será una editorial literaria en sentido amplio, abierta a todos los géneros con la única condición de se trate de libros nuevos, y que detrás de cada uno de ellos haya un autor con voz propia. “La impronta de Impronta, si llegamos a conseguirla, se conocerá solo con el paso del tiempo” explica su editora. “A una editorial la hacen buena o mala en primer lugar los libros que edita. Luego se juzgará si los hace mejor o peor en cualquiera de los procesos que le toca afrontar (diseño, compaginación, corrección de pruebas, producción, comercialización, promoción…). En los primeros pasos nada diferencia a un editor pequeño de un gran grupo editorial. Es evidente que en los últimos las posibilidades no son las mismas para unos y otros”.
“En los primeros pasos nada diferencia a un editor pequeño de un gran grupo editorial”
Impronta se presentará en sociedad el 7 de junio en el Ateneo Obrero, aprovechando la presentación de su primer libro Catálogo de asombros de Javier Almuzara. El otro título que tienen ya en la calle, El tiempo baldío de Alfonso López Alfonso, se presentará en la librería Treito de Cangas de Narcea el 14 de junio. Este mes, Impronta publicará también La bona intención, de Xosé Bolado, en edición bilingüe asturiano-castellano. En septiembre aparecerán Enigmas con jardín, de José Luis García Martín y De Unamuno a Panero, de Rodrigo Olay.
La línea principal de Impronta no llevará nombre de colección diferenciada (“Impronta será nuestra propia marca blanca”). A ella se incorporarán los títulos de carácter literario (en cualquier género) que vayan publicando en castellano. Sí que llevarán nombre de colección, y una imagen diferenciada, los títulos que publiquen en asturiano. El de Xosé Bolado será el primero de esta serie, que se llamará “Carta blanca”. En proyecto tienen también una colección de libros infantiles que llevará por título “Fierabrás”.
“Los buenos libros, a mi modo de ver deben tener dos cualidades en cierto modo contradictorias, entre su exterior y su interior” explica Marina Lobo. “La cubierta tiene como finalidad primera llamar la atención del hipotético lector. Hay formas espectaculares o sensacionalistas para conseguirlo pero ese no será nunca el estilo de Impronta. Trataremos de captar esa atención a base de cubiertas reconocibles, lo más bonitas y personales de que seamos capaz, pero dentro de un gusto que pueda identificarse pronto como marca de la casa”. Respecto al interior, la editora de Impronta es de la opinión de que “una vez abierto el libro, debe dar la impresión de que el editor ha desparecido, que se ha quitado educadamente del medio y no se entrometerá ya más en la relación entre el autor y el lector. Una caja de texto proporcionada, limpia, con márgenes generosos, tipos y cuerpos elegantes, asimilados ya por el ojo común de los lectores, buen papel, tacto agradable… En fin, el artefacto libro debe ser algo que la vista y las manos del lector recorran con interés primero y con la mayor comodidad y relajación posible después”.
“el artefacto libro debe ser algo que la vista y las manos del lector recorran con interés primero y con la mayor comodidad y relajación posible después”
En Impronta se apostará por la edición digital, pero darán prioridad a la edición en papel durante un periodo de varios meses. Transcurridos éstos, los nuevos libros se comercializarán también en formatos e-pub y pdf. “Con el tiempo tenemos la intención de recuperar en formato de libro digital algunos títulos de la extinta Llibros del Pexe y editaremos también novedades exclusivamente en ese formato. Pero tiempo al tiempo”.
Abrir una editorial en estos días en que el libro está acosado por una doble crisis (la económica y la digital), parece toda una heroicidad. “No es para tanto” afirma Marina Lobo. “Hay cientos de miles de personas haciendo lo mismo en este país sin levantar mucho ruido. Nosotros pertenecemos a la especie, siempre amenazada, de los autónomos, los que no hemos tenido más remedio que buscarnos una salida propia con muy pocos recursos, con mucho esfuerzo y más ánimo. Eso unido a lo que he podido ir aprendiendo sobre mi oficio a lo largo de mucho tiempo me proporciona ahora la confianza necesaria para volver a empezar. Modestamente creo que ahora estoy mucho mejor preparada para hacer libros de lo que estaba hace veinte años. Tengo las ideas más claras sobre muchas cosas y por tanto, soy más consciente del rumbo que puedo tomar”.
(4 de junio de 2012)