Pilar Sánchez Vicente es historiadora, documentalista y escritora. Ha sido guionista y presentadora de varios programas de TVE. Actualmente trabaja como Archivera del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. Fue nombrada Comadre de Oro, y ha recibido los premios Timón y 8 de Marzo en reconocimiento a su trayectoria personal y literaria. La diosa contra Roma, Mujeres errantes y La muerte es mía, han sido publicadas con Roca. Sus novelas anteriores (Comadres, Gontrodo la Hija de la Luna, Luciérnagas en la memoria, Operación Dracul y Sangre en la Cuenca) han sido reeditadas por Orpheus Ediciones Clandestinas en la Colección PSV.
La autora recoge en La hija de las mareas las memorias de Andrea Carbayo de Jovellanos. De su mano asistiremos a la caída del Antiguo Régimen, viviendo en primera fila turbulentos episodios de la historia como la Revolución Francesa y la Guerra de la Independencia en Asturias. Leer y aprender, es su lema.
En una entrevista dijo: “No se trata de reescribir la Historia, sino de quitar la alfombra con la que nos tenían tapadas, quitar ese polvo que nos cubría y recuperar realmente cuál era nuestro papel”
La Historia no es solo una concatenación de hechos, también el relato que se hace de ellos. Nadie niega que exista el arte rupestre, pero se nos enseñaba que los que pintaban las cuevas eran hombres. Sin embargo la antropometría ha desmontado ese mito y la arqueología otros, como que las mujeres se quedaban en las cuevas y no iban a cazar.
A partir de los años 70 del siglo pasado, que es cuando la historiografía francesa “descubre” la vida cotidiana, los nuevos estudios suponen una revisión del relato oficial, porque de forma sistemática los historiadores hicieron desaparecer las actividades de las mujeres y con ello nos borraron de la historia. Basta poner el foco más allá de donde apunta el dedo.
Mira el caso de Almudena Grandes: no solo fue narradora de nuestra memoria histórica en los episodios de una guerra interminable, sino que utilizó las voces femeninas para ilustrarla. En este sentido, Andrea Carbayo de Jovellanos es voz y espejo de las mujeres de su tiempo.
La protagonista escribe sus memorias para dejar constancia de sus vivencias. Desde su viaje a Oxford, la Revolución Francesa, su vuelta a Gijón, la Guerra de la Independencia, los mamelucos…. Es una novela con gran carga de documentación, que nos hace ver la realidad del momento hasta en sus más pequeños detalles.
Si…y me ha costado mucho prescindir de gran parte de la documentación acumulada. Casi todos los episodios son verídicos, las costumbres, los detalles de la vida cotidiana… La ficción es el hilo que los teje y, claro está, los personajes, sus emociones y las relaciones entre ellos forman parte de esa ficción. Aunque también se entremezclan con ellos personajes reales y es difícil distinguirlos, si no los conoces. Esa fusión es una de las recetas secretas de la novela, además de la de las rosquillas.
¿Las novelas históricas sirven para aprender historia?
Decía Jorge Semprún que la historia se aprende en las novelas más que en los libros de texto.
Para las personas no especialistas en la materia se haría árido leer un manual sobre el Antiguo Régimen, pero si ves en una novela cómo viven los siervos o suicidarse a un noble por el amor de una criada, pues era impensable e imposible esa relación, empiezas a construirte una idea cabal del mundo que estamos hablando. En La hija de las mareas, además se aprende mucho sobre herboristería y farmacología, usos eclesiásticos y universitarios, las imprentas, la justicia… sobre la sociedad en general.
A mí se me plantean muchísimas preguntas cuando leo una novela histórica. ¿Esto fue cierto? ¿Existió este personaje? Busco las respuestas y siento que el horizonte se ensancha. Conocer mejor el pasado es conocer mejor el presente, quiénes somos y de dónde venimos.
Nunca fue más cierto que tenemos el mundo al alcance de la mano, somos el embrión de los futuros seres biónicos, con el móvil pegado a la mano como una extensión más. Eso permite saciar la curiosidad, buscar información, ampliar conocimientos… Un lujo.
Conocer mejor el pasado es conocer mejor el presente, quiénes somos y de dónde venimos
La Guerra de Independencia siempre está ligada a grandes hechos y lugares concretos, Bailén, Madrid, Vitoria … Abrir el relato a localizaciones que sufrieron el conflicto, pero cuyo papel no es tan conocido como Gijón u Oviedo, ¿tiene algo de reivindicación?
Entre el centralismo y los grandes titulares, las periferias tendemos a desaparecer en una nebulosa. Por supuesto que se reivindica nuestro papel en el relato de la Historia, pero sobre todo se trata de darla a conocer, es muy triste que ignoremos los hechos acontecidos, algunos verdaderamente dramáticos.
Tenemos esa imagen de que las guerrillas y la guerra, incluso, sucedieron de Despeñaperros para abajo y en Asturias se vivieron episodios de verdadero salvajismo. A mucha gente le resulta sorprendente conocer los detalles de la ocupación francesa en el norte de la península y el papel del Ejército de la Izquierda.
Todos los episodios que Andrea vive en primera persona y nos cuenta en sus memorias, sucedieron en realidad y personajes como el general Bonet, Marica Andayón, Joaquina Bobela o Felipe Constela son reales, por no hablar de Riego o el Marquesito.
¿Por qué imaginar una hija a Jovellanos?
Tenía clara la época y la localización, y en el Gijón del siglo XVIII era inevitable que apareciera, aunque fuera como figurante, nuestro más afamado prócer. Ponerlo en un discreto segundo plano, como padre de la protagonista, me permitía además recuperar su memoria y su obra con la visión cariñosa de una hija.
Al profundizar además en su familia, me encontré con que el suicidio de Miguel y el enclaustramiento de Josefa habían sido ambos motivados por amores imposibles con personas de inferior rango. Ello me ofreció la oportunidad de recrear de paso los últimos estertores del Antiguo Régimen. En el caso de Miguel, la criada conocida como la Encantadora será un personaje clave en la novela.
Y ¿por qué imaginarla así?
Andrea Carbayo de Jovellanos viene de una saga de curanderas y retrata a las mujeres de aquel tiempo que luchaban por romper los corsés del estrato social al que estaban asignadas por nacimiento. Ella rompe con la tradición familiar y terminará siendo impresora. ¡Sorprende ver la cantidad de mujeres impresoras que hay en ese momento!
Pero el viaje hasta llegar a ser protagonista de su propia vida es largo y está lleno de vicisitudes, aventuras que seguiremos a través de los paisajes de sus memorias.
La novela se publicó en 2021, el año en el que se cumplía el 210 aniversario de su muerte, ¿la figura de Jovellanos no ha quedado en un inmerecido segundo o tercer plano?
En general somos bastante desmemoriados, sí…
En general somos bastante desmemoriados, sí…
Cuando escribí Mujeres Errantes introduje la figura del cura y comandante guerrillero Gaspar García Laviana, uno de los máximos exponentes de la Teología de la Liberación y nuestro Che asturiano, porque estaba a punto de perderse su memoria. Cuando la novela se convirtió en súper ventas, me di cuenta de la importancia que tuvo en la recuperación de su figura: se volvió a publicar obra suya, se hicieron compilaciones varias…
Como sucedió con el personaje de Rambal, que cuando lo descubrió el cantante y agitador folklórico Rodrigo Cuevas también en Mujeres Errantes le dedicó la canción de Rambalín, ganadora de numerosos premios y que incluye los audios que acompañaban a la novela.
Espero que al introducir a Jovellanos como padre de Andrea en La hija de las mareas suceda un fenómeno parecido de reconocimiento y difusión, no solo dentro de Asturias, también fuera, donde, lógicamente, es menos conocido.
Su lucha con el inquisidor Valdés, ¿es la imagen de esa lucha entre las dos Españas de siempre?
Lo primero y principal es que un novelón que se precie necesita un malo muy malo, que mantenga la tensión hasta el final. Y en esta es la familia Valdés y un odio que se hereda. Un clásico.
La elección de la figura de un inquisidor responde también al momento histórico. Desde Felipe II, un integrista religioso que cerró el país impidiendo el paso de cualquier novedad tras la Reforma protestante de Lutero, los monarcas españoles reinan, pero es la Iglesia Católica quien gobierna, controla lo que se publica y decide incluso las enseñanzas universitarias.
Esa alianza propició el atraso secular de nuestro país, donde los novatores se reunían en tertulias cuasi clandestinamente, algo que también se ve en la novela, las tertulias de rebotica.
En España los liberales propugnan la supresión del Santo Oficio, que será lo primero que hagan los Bonaparte y que el felón Fernando VII restaurará, junto con otras cadenas. Cuando entre en España tras la Guerra de la Independencia, recibirá además del apoyo eclesiástico el de los absolutistas que no quieren perder sus privilegios.
En política es una época muy interesante, donde surgen los dos grandes bloques, las dos Españas que dices, que a su vez empiezan a dividirse en facciones. Y a nivel de Estado, es el momento del surgimiento de las Juntas Provinciales, la Junta Suprema de Asturias fue la primera.
En la novela hay una fuerte reivindicación de lo asturiano y de la llingua asturiana…
Josefa de Jovellanos se considera la primera escritora en asturiano y el compromiso de su hermano Gaspar con nuestra lengua y cultura se manifiesta repetidamente, al considerar que si no se le da al pueblo llano acceso a la educación, les corresponde a los nobles la labor de evitar que se pierdan.
Hay que situar el debate en su verdadera dimensión, es una lengua histórica que tiene ya expresión escrita desde el siglo X y se utiliza para documentos notariales, correspondencia, literatura, etc.
El propio Jovellanos reclamaba una Academia que la fijara, puliera y consolidara. Perderla sería un delito un delito contra el patrimonio cultural inmaterial de los pueblos, como lo calificaría la UNESCO.
Josefa de Jovellanos se considera la primera escritora en asturiano y el compromiso de su hermano Gaspar con nuestra lengua y cultura se manifiesta repetidamente
También hay un fuerte compromiso con los avances femeninos y feministas de la época.
Aunque la palabra feminista como tal no aparezca en el texto por no ser coetánea de la época, queda evidenciado que la lucha por la igualdad viene de muy lejos y el fin del siglo XVIII es clave.
Los Memoriales de agravios se remontan al Medievo y denuncian una situación de desigualdad, que deja a las mujeres en un plano inferior, negándoles personalidad jurídica y el acceso a la educación.
Tras los Memoriales de agravios medievales llegan los Cuadernos de quejas. La hija de las mareas empieza precisamente con el cuaderno de quejas, el que presentaron las damas por la libertad en la Asamblea Nacional
Este pronunciamiento ante la Asamblea dio inicio a la movilización y organización de las mujeres, que protagonizaron la marcha sobre Versalles y crearon sociedades y periódicos de diferente signo. Para, al final, que la única igualdad que consiguieran fuera subir al cadalso como los varones…
La novela refleja un momento que se considera el albor del feminismo, cuando se da un paso más, con Olympe de Gouges y su Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana y Mary Wollstonecraft con su Vindicación de los derechos de la mujer. Ambas surgen a la vez, una en Francia y otra en Inglaterra, aunque a nuestra protagonista Andrea no le sentará bien que Mary se adelante a Olympe en su publicación…
Ambas surgen a la vez, una en Francia y otra en Inglaterra, y representan a la primera generación que exige la igualdad. Las reivindicaciones son parecidas en todas partes, siendo la primera el acceso a la educación, de la que están excluidas.
La primera ola del feminismo llegaría a finales del XIX con Emmeline Pankhurst y las sufragistas, las cuales, hartas de palabras pasaron a la acción, pero esa es otra marea…
Tertulias y periódicos tienen gran presencia e importancia
De las tertulias ya hablamos, aunque la novela recrea también las literarias de damas previas a la Revolución Francesa. En una de ellas, real, conocerá Andrea a Olympe, creándose de inmediato entre ellas una corriente de simpatía.
Los periódicos, pasquines, etc.. cumplieron un papel indudable en la toma de conciencia de las mujeres, sobre todo en Francia, claro. Aquí la libertad de imprenta, y por tanto de prensa, era un espejismo, y estaba prohibida y penada cualquier publicación que cuestionase el poder establecido. Por su parte, la mujer mantuvo su inferioridad jurídica hasta la II República, volviendo a perder todos sus derechos bajo la dictadura franquista.
Andrea fundará dos periódicos, uno en París y otro en Gixón.
(9 de febrero de 2022)