Rafael Reig, Cristina del Valle, Miguel Munárriz: Asturianos en Madrid

Visitamos la Delegación del Principado de Asturias en Madrid y allí nos citamos con su director, el escritor y periodista Miguel Munárriz, con la cantante Cristina del Valle y con el también escritor Rafael Reig. Destacados asturianos en Madrid, en esta charla nos cuentan cómo nos ven desde allí y como sienten Asturias desde la distancia.

 

Miguel Munárriz: Aunque históricamente el asturiano ha tenido que salir de su región, todavía hoy me sorprende cómo funciona la asturianía, muchos asturianos aún siguen pensando en volver a Asturias. Yo, sin embargo, me siento asturiano en Madrid, voy a Asturias mucho, me encuentro muy bien allí, pero vuelvo aquí sin nostalgia, tan feliz como podría estar en otro sitio…, creo que se puede mantener la asturianía siendo ciudadano del mundo.

Cristina del Valle: Eso funciona siempre y cuando el irte de tu pueblo o ciudad es algo que tú eliges. Una cosa es que profesionalmente o por una serie de deseos o necesidades decidas irte libremente y otra que tengas que irte por una circunstancia que no depende de ti, que es obligada. En esos casos la relación que estableces con el lugar de origen es diferente por necesidad. En mi caso, como en el de muchas mujeres, tuve que irme de Asturias huyendo de la violencia de género en mi casa. Yo era una niña y el tener que dejar del sitio donde vives, donde tienes tu familia, tu gente, tu estructura vital, fue un hecho traumático. Quebrar todo eso y pasar a vivir como una refugiada es algo que condiciona la relación con tu lugar de origen. Durante muchísimo tiempo viví el hecho de estar fuera de mi tierra como algo traumático. Ahora, con el tiempo, también pienso que soy ciudadana del mundo, pero sí que durante muchos años la relación con mi tierra estuvo condicionada por el motivo por el que me tuve que ir. Cualquier lugar al que fuese me parecía otro mundo, no el mío.

M.M. Yo me refería no tanto a una necesidad de una huída o a una búsqueda de nuevas posibilidades, sino a un cambio de ciudad en la que encuentras otras posibilidades. Para mí, como he dicho antes, no es difícil “hacer patria” fuera de Asturias.

C.V. Pero no es lo mismo para un hombre, y más hace un tiempo, que para una mujer. La visión sexista también influye en esos movimientos migratorios, y más si aparece el tema de la violencia de género. Aunque me sigue encantando volver a Asturias, ahora no siento nostalgia por ello, pero sí que reconozco que durante muchos años la viví y la sentí, desgarradoramente, pues tenía mi sistema afectivo familiar completamente desestructurado. Quizá no seamos representativos de lo que fue la emigración asturiana, de tanta gente que no ha elegido irse sino que se vieron forzados a irse de Asturias por problemas económicos.

Rafael Reig: Yo soy un caso más raro todavía. Soy asturiano “dativo”. He elegido ser asturiano. Nací en Cangas de Onís –donde mi abuelo era boticario–, pero como tantos españoles, soy mestizo, mi madre era de Cangas pero mi padre era valenciano. De niño me crié en Colombia, después viví seis años en Estados Unidos, y he vivido en otras ciudades españolas antes de llegar a Madrid. Podría ser cualquier otra cosa, pero siempre me he sentido asturiano… lo de ser asturiano por tanto es en mi caso una elección, una opción personal, algo emocional. Quizás si viviese en Asturias estaría cansado de ella. No vivir en Asturias me ha permitido ser un asturiano total, hasta la médula, y estoy contentísimo con ello.

 

“no vivir en Asturias me ha permitido ser un asturiano total, hasta la médula, y estoy contentísimo con ello”
Rafael Reig

 

R.R. Algo que me sorprende es que los asturianos no tenemos nada de lobby. Quizás todos españoles en general somos poco lobby, comparados con italianos, argentinos… No tenemos un sistema de socorro mutuo.

C.V. Mi segunda familia es árabe, palestina, y el contacto con ese mundo lo he sentido como muy cercano al asturiano, tiene un punto similar. Hay un concepto de familia, de lobby afectivo, que abarca a toda persona cercana al entorno. No existe el concepto de extranjero. En Asturias sucede algo parecido, cuando viene alguien de fuera es como si fuese un miembro más de la familia, es el deseo y la necesidad de compartir afectivamente lo que tienes con el otro y hacerle sentir que es uno más entre los tuyos. Sin embargo ese tipo de relación después no se rentabiliza, aparece un concepto de honradez profundamente marcado que impide el favorecer al amiguismo, un concepto profundamente decente y ético. Ese pudor y esa decencia, en un mundo donde esos códigos ya prácticamente no funcionan, impide que la gente busque intereses que vayan más allá de lo cariñoso. Es un código ético que me fascina. Algo que se deja ver especialmente en el trato al turismo, no hay un concepto de tratar al turista como alguien a esquilmar, cosa que sí existe en la mayoría de los lugares turísticos.

M.M. Estoy de acuerdo con Cristina. Lo ha definido perfectamente. Llevo doce años en Madrid, una ciudad de posibilidades profesionales, y he sentido la ausencia de ese tipo de lobby. Desde que empecé a trabajar aquí lo hice y viví individualmente, sin entrar en grupos de asturianos. Eso sí, cuando llegué a la Delegación para trabajar en pro de Asturias en Madrid, me di cuenta de que asturianos de mucho nivel y cualificación, que vienen por aquí a participar en las actividades que organizamos, funcionan como grupos más o menos reducidos y se reúnen a comer, compartir experiencias, charlar… Existe ese lobby sentimental, y lo he comprobado, pero no funciona como un lobby con interés político, de poder, creo que no funciona como grupo de presión. Y debería ser una actividad política más, que aquí yo creo que no se hace. Es una actividad política admitida en toda regla, y debería hacerse, por ejemplo, en el ámbito de los diputados, porque gracias a un buen grupo de presión se puede conseguir agilizar leyes que podrían ser beneficiosas para Asturias en un momento dado. Nosotros nos queremos como conciudadanos, queremos mucho a nuestra tierra y al mismo tiempo no somos exclusivistas, la abrimos a los demás. Eso, sin embargo, no ayuda en el lobby político.

C.V. Nosotros desde nuestra Plataforma trabajamos una estrategia afectiva. La base de nuestra organización fue que nos uniera el deseo de justicia, la ética, la lucha por los derechos. Desde el afecto hemos conseguido formar un lobby mediático que da soporte a la difusión de nuestras actividades. Hemos conseguido la implicación gratuita. Es necesario crear ese tipo de lobbys desde la ética, desde la solidaridad, desde otro tipo de parámetros, en un mundo donde la gente está muchas veces sola, volcada hacia el trabajo y sin un refuerzo emocional. Se vive para trabajar. La gente necesita esa parte emocional en una sociedad mercantilista, individual, con un vacío humano que padece el noventa por ciento de la gente. En mi casa nos reunimos todas las semanas treinta o cuarenta personas para trabajar por una causa común, generalmente somos mujeres y no sólo compartimos lo emocional, sino también conocimientos, contactos, nos vamos creando la necesidad natural de compartir. A partir de ese lobby sentimental, afectivo, familiar, se va formando un lobby ideológico o político.

R.R. Yo me refería a ese lobby que forma un grupo de gente unida por una conciencia o por un interés común, que en ocasiones está teñido de cierta condición negativa o peyorativa. Aquí estamos hablando de gente unida por su lugar de nacimiento, que no tiene nada que ver con los “códigos” habituales de los lobbys. Eso de que yo le doy trabajo a alguien sólo por ser asturiano, aunque no sea el más válido para ello, que es lo que pasa con los otros lobbys. Por ejemplo, –y yo lo he visto–, los gallegos en Madrid sí que manejan este tipo de contactos, aquí llega un chaval de Lugo o de Vivero y enseguida contacta, ya sabe a quién tiene que llamar y entre ellos se van reforzando. Hay un concepto de interés, de clan, de apoyo mutuo, y yo creo que los asturianos tenemos o poca capacidad o pocas ganas. Es algo muy honroso pues no valoramos a la gente más por ser asturianos, sí las valoramos más en lo afectivo o personal pero no en lo profesional.

C.V. Pero la clave es la cuestión afectiva pues en lo profesional los intereses se acaban en el momento en que tú ya no necesitas al otro.

R.R. Bueno, se acaban o no se acaban pues todo es un entramado de intereses que se va tejiendo… por poner un ejemplo real, yo no me imagino que si Zapatero fuese de Gijón todos los escritores asturianos fuésemos académicos, como así va acabar pasando con los de León.

C.V. Yendo al aspecto literario, ¿creéis que hay un sello en la forma de escribir que une a los autores asturianos?

R.R. Yo creo que lo hay. Y tengo una teoría, que comparto con mi amigo Manuel García Rubio, de que lo que une a gran parte de la literatura asturiana es el humor, un tipo de humor septentrional que tiene que ver con la retranca gallega, muy peculiar, una chunga que es un valor en sí mismo, muy opuesto al humor andaluz, de risotada fácil y tonta. Con cierto parecido al humor inglés, del que tanto se habla, el asturiano es un humor que no te toma por tonto, que te trata de igual a igual, irónico, que te hace pensar, y que yo creo define y está presente en la literatura asturiana.

M.M. Totalmente de acuerdo, lo podríamos llamar ironía. Estaba ahora pensando en Ángel González, que aunque vivió siempre entre Madrid y Alburquerque, su poesía está totalmente atravesada por esa ironía. Efectivamente septentrional y atlántica, que entronca con lo inglés. Esa ironía o retranca también nos une en la vida real, yo noto que muchos asturianos suelen “entrar” en la conversación con esa ironía, es una nota de nuestra personalidad.

R.R. A la vez que el humor, otra de las notas comunes es la tendencia a la literatura intelectualizada, Clarín es mucho más intelectual que Galdós, y Pérez de Ayala más que más, llegando a veces a lo insoportable. Por suerte, la literatura asturiana está llena de referencias imprescindibles, entre los más modernos debo destacar una obra de José Avello, Jugadores de Billar, una obra maravillosa…

M.M. Yo tuve la suerte de leer esa obra en galeradas para Alfaguara, y de comentarla con el autor, y me pareció, salvando todas las distancias, como La Regenta del siglo XXI. Me parece una apasionante reconstrucción histórica, una obra importantísima, y si el que la lee es un asturiano va a dar con claves que podrían pasar desapercibidas para el lector de fuera de Asturias, aunque el tono y la altura de su literatura sean universales.

 

“los asturianos tenemos un concepto de honradez profundamente marcado que impide el favorecer al amiguismo, un concepto profundamente decente y ético”
Cristina del Valle

 

C.V. A través de amigos nacionalistas pude valorar lo que significa la lengua de un lugar como cultura. Hay una generación, quizá más en el ámbito artístico, que necesitaba expresarse en asturiano. Yo he utilizado letras de autores asturianos para mi último disco, me veía en ellas identificada. Echo de menos una política mucho más proteccionista, y una mayor difusión de la llingua. No sé si esa es vuestra opinión…

R.R. Yo soy sincero, y a la hora de la verdad me alegro de que mi lengua materna y de que mi lengua en la escolarización no haya sido el asturiano. Francamente, no sé si me habría gustado eso para mí y no sé si querría eso para mi hija. Para qué voy a decir lo políticamente correcto cuando de verdad no veo bien que mi hija estudie lengua asturiana en el colegio. Me pregunto por qué siento yo esto ante una lengua minoritaria, qué función puede tener la lengua asturiana, ….y la veo como el Gaélico. En Gales los hablantes gaélicos son casi testimoniales, sin embargo es una lengua que funciona muy bien para la literatura, para la poesía, para la canción. Tú puedes vivir en Gales sin hablar una palabra de gaélico, allí todo el mundo habla inglés, todo el mundo tiene como lengua materna y como vehículo de comunicación la lengua inglesa. Y eso que el gaélico comparado con el bable, es una gran lengua literaria, tiene mucho más “poso” que el asturiano, pero aun así su uso es el que es. Vamos a convertirnos en gaélicos. Ellos han optado por conservar su lengua, pero dentro de un ámbito, en este caso el literario. Yo soy lingüista y defiendo que el asturiano es una lengua, el gaélico también. Pero sin tener una posición en contra del asturiano, no apuesto por que esa sea la lengua de los asturianos. M.M. Yo nunca tuve una opinión en contra del asturiano. Creo que estamos en el terreno de las libertades, y tiene tanto derecho alguien a hablar asturiano y querer que lo defiendan como otro que no lo quiera hablar, no que no lo defiendan. Uno sabe que hay un dinero público que lo está apoyando, con la Oficina de Política Lingüística, aunque los asturianistas siempre desearán más. Estoy de acuerdo con Rafa en que el asturiano tiene más presencia en el terreno literario, se está haciendo una poesía muy interesante, con autores tan importantes como Xuan Bello, por ejemplo. Yo no lo puedo forzar, en casa éramos castellanohablantes, un poco “amestaos”, como decimos, y para hablar asturiano debería estudiarlo, y hombre, ya no me lo pide el cuerpo. Sobre todo porque mi lengua materna es el castellano, yo leo y pienso en castellano, que es la lengua en la que me comunico, y la lengua son también recuerdos, nostalgias, música, color…

C.V. A mí me da una envidia tremenda cuando voy al País Vasco o a Cataluña y me encuentro con cómo usan sus lenguas…

M.M. Efectivamente, es una deficiencia y, claro, una tristeza para nosotros, ya me gustaría que fuésemos bilingües, o mejor trilingües, pero no lo somos, y lo siento mucho. Respeto nuestra lengua asturiana y me gusta leerla, pero no puedo sentirla como lengua de comunicación.

C.V. Pero es que además la lengua va más allá, hay palabras que son emocionales, identitarias tuyas, imposibles de traducir fuera de esa lengua original. R.R. Sí, y yo tengo expresiones que sólo las pienso en inglés, o en colombiano, algunas en madrileño puro, castizo… pero eso es algo que no tiene mayor importancia, sólo depende de los lugares en los que has vivido.

M.M. Hay palabras que están muy arraigadas cuya traducción es compleja, que las usamos en un diálogo con otro asturiano, que conozca ese registro.

 

“funcionamos como lobby sentimental, pero no como un lobby de interés político o económico, no como un grupo de presión. No lo somos y voy a decir más: deberíamos serlo”
Miguel Munárriz

 

R.R. Cambiamos rumbo, ¿cómo creéis que nos ven a los asturianos en Madrid?

M.M. Tenemos una imagen muy buena, ya lo notaba antes y ahora lo constato cada día. Asturias tiene una imagen fenomenal por su paisaje, paisanaje y por la gastronomía. Siempre hay algún madrileño que va o viene a Asturias. El cien por cien de los que viven en Madrid tiene esa imagen de Asturias y estadísticamente tres de cada cuatro madrileños nos elige como lugar de vacaciones. Todos hemos de ayudar, cada uno desde su faceta, a que esa percepción se aumente y mejore.

C.V. Yo creo que lo estamos haciendo, aunque la carencia de estructuras de lobbys hace que los asturianos hagamos de asturianos de una forma independiente. Quizás seamos también un poco escépticos y ello no contribuya a unirnos.

R.R. No somos muy visibles, damos poco la lata. Somos gente cómoda, que nos adaptamos a donde estemos… así, tampoco generamos ninguna antipatía. Por aquí a todo el mundo les repatean los catalanes, los valencianos, los galleguiños… los asturianos pasamos en ese sentido más inadvertidos. El que el asturiano no subraye o gesticule su propia identidad es algo enormemente positivo, por eso somos tan acogedores con quien nos visita.

 

M.M. Propongo recomendar la lectura de algún autor asturiano. Yo me quedo con Rafael Reig, que es un “outsider” de la literatura, un kamikace, un literato como la copa de un pino. Su Manual de literatura para caníbales lo tuve de cabecera durante mucho tiempo. Lo digo en serio, no porque esté ahora con nosotros. Y recomendaría también a un escritor con una proyección internacional, Ricardo Menéndez Salmón. Merece ser leído por todos los asturianos.

R.R. En estos momentos habría que recomendar la lectura de las obras completas de Ángel González, un asturiano universal que ha ejercido como tal por todo el mundo. Ya estuviese en su casa, aquí al lado, en Madrid, o en Alburquerque, nunca dejó de ser asturiano. También, entre los que escriben en asturiano hemos de destacar a Xuan Bello, uno de los grandes.

C.V. Yo quiero recomendar la lectura de Nuria Varela, una excepcional periodista asturiana, vicepresidenta de nuestra organización y actual jefa de gabinete de la Ministra de Igualdad, que acaba de reeditar su fantástico ensayo Íbamos a ser reinas, de lectura imprescindible junto con su Feminismo para principiantes. Y para finalizar, una recomendación musical: escuchen a Toli Morilla.

 

 Rafael Reig

(Cangas de Onís, 1963). Ensayista, novelista y crítico literario. Está considerado como uno de los autores de mayor calidad y frescura del panorama literario de España, especialmente a raíz de su novela Sangre a borbotones (2002), que recibió el Premio de la Crítica de Asturias. Su trayectoria ha estado ligada a la editorial Lengua de Trapo, con la que lleva editados cinco de sus libros. El último de ellos es un ensayo-novela que ha sido recibido espléndidamente por la crítica: Manual de literatura para caníbales (2006). Realizó estudios de Filosofía y Letras en Madrid y Nueva York. Cuenta con una extensa trayectoria docente que se ha desarrollado en universidades estadounidenses; tras ser profesor en la Universidad de Saint-Louis, actualmente enseña Literatura en la escuela de creación literaria de Hotel Kafka. También colabora asiduamente en prensa y desde 2007 es redactor jefe de la sección de Participación del diario Público. Acaba de publicar la recopilación de artículos Visto para sentencia (2008).

Cristina del Valle

(Oviedo, 1960). Cantante y activista social, desde 1978 ha trabajado en grupos de acción social, ONGs y partidos políticos apoyando organizaciones que trabajan para luchar a favor de los derechos humanos o del pueblo saharaui o contra violencia de género. Por ese comprometido trabajo ha recibido numerosos premios de instituciones de toda España, a nivel personal y como presidenta de la Plataforma de Mujeres Artistas. Como cantante, empezó en el grupo Vodevil, pero pronto sacó en solitario el disco Cris, y con ese nombre artístico llegó a editar dos discos bajo la multinacional WEA. Con Alberto Comesaña formó el exitoso grupo musical Amistades Peligrosas, publicando seis discos de notable repercusión. De vuelta al trabajo en solitario, publicó discos como El dios de las pequeñas cosas (1999), Apuntes generales del mundo (2001) o Sinfonía de mujeres: de Norte a Sur (2007, con Marina Rossell y Rim Banna). En la actualidad se encuentra grabando su nuevo trabajo: Tiempos rotos.

 Miguel Munárriz

(Gijón, 1951). Poeta y periodista, es autor del conocido libro Poesía para los que leen prosa (Visor, 2004). Ha sido director de comunicación de los sellos editoriales del Grupo Santillana y anteriormente director de La Esfera, suplemento cultural del periódico El Mundo; bajo su dirección (1996-99), recibió el Premio Nacional del Fomento a la Lectura del Ministerio de Cultura. Cofundador de varias revistas culturales, como Arlequín y Luna de Abajo, convertida más tarde en editorial, donde publicó el libro de poemas Vivir de milagro. Sus poemas se recogen en dos antologías: Trece poetas y Muestra corregida y aumentada de la poesía en Asturias. Desarrolló su labor periodística (opinión, reportajes y crítica literaria) en La Voz de Asturias, Hojas universitarias, Los Cuadernos del Norte, Ínsula, El País, La Nueva España, y Clarín. En diciembre de 2007 pasó a dirigir la Delegación del Principado de Asturias en Madrid, dando un importante impulso a la imagen y a la difusión cultural de esta institución.

 

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