El documental Se dice poeta, dirigido por Sofía Castañón (Gijón, 1983) y producido por Señor Paraguas con el apoyo de la Fundación Municipal de Cultura y Universidad Popular de Gijón y el Instituto Asturiano de la Mujer, se estrena este domingo día 5 de octubre, a las 20:30 horas, en la Sala Cine del Centro Niemeyer de Avilés. Una película que ofrece una mirada de género al panorama poético contemporáneo: “Prefieren que se las llame poetas. Aunque sobre todo preferirían que esto no fuera un asunto a puntualizar, que no hiciera falta. 21 poetas, nacidas entre 1974 y 1990, dan su punto de vista sobre la creación, la difusión, la crítica y la recepción de su poesía”.
Sus nombres son Carmen Camacho, Erika Martínez, Isabel García Mellado, Sonia San Román, Carmen Beltrán, Martha Asunción Alonso, Miriam Reyes, Laia López Manrique, Luci Romero, Vanesa Pérez-Sauquillo, Elena Medel, Estíbaliz Espinosa, María Couceiro, Yolanda Castaño, Ana Gorría, Sara Herrera Peralta, Sara R. Gallardo, y las asturianas Laura Casielles, Alba González Sanz, Teresa Soto y Vanessa Gutiérrez. Junto a ellas, la editora gijonesa Silvia Cosío; los poetas David Eloy Rodríguez y José María Gómez Valero; o el crítico Raúl Quinto. Y entre todos analizan, desde una perspectiva personal y colectiva, el tratamiento que se da a la literatura escrita por mujeres así como a las propias autoras: prensa, enseñanza, crítica literaria, público, mundo editorial y el mismo lenguaje. Nada se escapa a las preguntas que propone la escritora y realizadora Sofía Castañón en una cinta que invita a la reflexión y en la que todo el mundo puede sentirse identificado. Porque Sofía conoce bien el terreno que pisa, tanto desde un punto de vista audiovisual como poético. Acaba de publicar Prohibido silbar con la editorial Baile del Sol, y suyos son poemarios como Tiempu de render (Trabe, 2010) y Destruimientu del xardín (Hesperya, 2012) -ambos en asturiano-, así como Animales interiores (Trabe, 2007), Últimas cartas a Kansas (La bella Varsovia, 2008), La noche así (Ya lo dijo Casimiro Parker, 2012) y La otra hija (Suburbia Ediciones, 2013).
Se dice poeta ya se presenta como “una mirada de género al panorama poético contemporáneo”. ¿De dónde partió la idea para desarrollar este trabajo? ¿De alguna experiencia personal o de la puesta en común con otras escritoras?
No parte tanto de una experiencia que yo haya vivido directamente como de una serie de “baches” en un camino que se presentaba liso y normal. Cosas que no acababan de tener sentido y que siempre estaban relacionadas con que la poeta a la que se criticaba o la que se invisibilizaba fuera mujer. Y lo cierto es que en el momento en el que haces ese “clic”, y miras con otro prisma, ya no puedes dejar de hacerlo. Se dice poeta es el ejercicio de poner en común todas las preguntas que en los últimos años me fueron saliendo al encuentro.
Entrevistas a 21 poetas, nacidas entre 1974 y 1990; es decir, educadas ya en tiempos de democracia. ¿Y sin embargo? ¿Este documental es la constatación de que no se ha avanzado tanto como a veces creemos o, incluso, presumimos?
Supongo que la trampa ha estado siempre en decirnos que se avanzó. Con esta idea, paralizamos todo avance. A quienes nos criamos tras la llamada Transición, casi nos parecía obsceno o repelente “pelear” desde nuestra condición innegable de mujer, porque no teníamos derecho a hacerlo con todo lo que se había ganado, frente a otros países (siempre muy lejanos) donde las mujeres sí que estaban oprimidas. Con esto -que sólo en parte era cierto- se nos negó la reivindicación por parecer innecesaria. Y nos toca caminar ahora en sentido contrario para comprender cómo son realmente las cosas. Es cierto que la realidad tan triste que nos toca está haciendo más evidente la desigualdad que a día de hoy sigue existiendo. Por estos motivos, por este viaje hacia las preguntas inevitable, es por lo que se acota generacionalmente la nómina de poetas entrevistadas en el documental.
¿Cuáles son las situaciones que más se han repetido en los testimonios de las escritoras para ejemplificar las conductas sexistas a las que se han enfrentado?
Por un lado, es común la falta de referentes mujeres en la educación reglada -y en la idea colectiva de “poeta”, que nos lleva a pensar en Rimbaud y no en Pizarnik, así, de buenas a primeras-, o la dificultad para encontrar esos referentes. El otro punto común para muchas de las entrevistadas es el modo en el que la crítica hace referencia, para hablar de su poesía, a otros asuntos: su aspecto físico, su vida personal, su juventud…
¿Cuánto crees que hay de falta de reflexión, de dar por superado, o de mantener algunas inercias en determinados comportamientos, dejes o formas de dirigirse a una mujer que escribe frente a un hombre que escribe?
Pienso, y esta es una idea que se repite en varias ocasiones durante el documental, que el mayor problema no es tanto la misoginia consciente -que existe- como esas inercias, que tenemos tan interiorizadas que muchas veces no somos ni conscientes, porque la sociedad en la que vivimos es patriarcal -y añadiría: gerontopatriarcal. Y ahí poco importa el género de la persona: ser mujer no te vacuna frente al machismo. Del mismo modo que ser hombre no te convierte necesariamente en una persona machista, desde luego. Propongo que pensemos simplemente en la cantidad de veces que -ya sean lectores o lectoras, críticos o críticas- se llama “guapo” a un poeta frente a las veces que se llama “guapa” a una poeta.
ser mujer no te vacuna frente al machismo
¿O dirías que no siempre es tan inocente?
Si bien creo que el caso anterior no tiene maldad, aunque sí mucho peligro, también creo que hay quienes tienen una postura intencionada y que ejercen una postura excluyente porque creen necesario excluir. Y hablo de género, pero podría estar hablando de raza o de clase social.
¿Podríamos atribuirle buena parte de la responsabilidad al sistema educativo?
Sin duda. Un estudio reciente elaborado por la Universidad de Valencia ha contabilizado que de cada cien nombres propios masculinos que se estudian en secundaria, siete son de mujeres frente a los noventa y tres restantes. Difícil pensar que la Historia colectiva se ha hecho de manera común con este balance.
¿Qué sucede con el canon?
El canon es aquello que se imparte en el sistema educativo, que se fija a través de las instituciones. El canon lo fijan los poderes, por lo que no es de extrañar que las voces disidentes queden fuera de dicho canon. Voces de mujeres, especialmente, pero también de hombres.
El canon lo fijan los poderes, por lo que no es de extrañar que las voces disidentes queden fuera de dicho canon
¿Y cuánta responsabilidad tienen los medios de comunicación al presentar a esas autoras y sus obras de una manera u otra?
Tienen la misma responsabilidad que ante cualquier otro asunto: hacerte preguntas o continuar rutinas. En realidad, que los medios de comunicación repitan informaciones sin cuestionarse (ya no digo sin contrastar, en muchas ocasiones), es un peligro que nos afecta en conjunto. Que a los medios les siga sorprendiendo que quien firma algo escrito sea una mujer es un flaco favor. Aunque peor aún -y no se trata de un caso aislado- es que den por hecho que por ser poesía escrita por una mujer va a tratarse de literatura floja.
Las cifras que has recabado con respecto a los suplementos literarios y su cobertura y dedicación a la obra escrita por mujeres y por hombres también son llamativas. ¿Podrías destacarnos alguna para que tomemos conciencia?
La norma es que si se menciona a una autora (hablamos de poesía, aunque podríamos trasladarlo a otros géneros) ya haya que dar las gracias. Hay excepciones, siempre las hay, pero nuevamente la sorpresa te la llevas cuando ves lo realmente escasas que son esas excepciones.
Partes de una cita de Orwell: “Si el pensamiento corrompe al lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento”. ¿Esto es lo que sucede precisamente con los términos poeta y poetisa? ¿Cómo podríamos revertir ciertas situaciones?
El término “poetisa” se recoge por primera vez en el Diccionario de Autoridades en el siglo XVIII y nace con una connotación negativa. Ese y no otro es su origen. Es cierto que el uso puede despojar a un significante de su significado inicial, pero lo cierto es, como bien reflexiona Elena Medel en el documental, que si no tuviera a día de hoy una carga negativa, ¿por qué esa resistencia frente al término por parte de las mujeres que escriben poesía? Ser conscientes del lenguaje como herramienta de cambio, hacer un uso justo del lenguaje o intentarlo creo que son cosas fundamentales para construir una realidad que sea menos excluyente.
Abordas estas cuestiones con las entrevistadas desde diferentes puntos de vista: la creación, la difusión, la crítica y la recepción de su obra. ¿Te has topado con más juicios y prejuicios, y con más señales del estigma, de los que pensabas?
Sí. De la experiencia que las poetas entrevistadas, así como de las otras personas entrevistadas procedentes de la educación, de la edición, de otras artes como la fotografía y de otros compañeros poetas, he aprendido, me he entristecido, indignado… De ahí que entendemos que el proyecto va más allá del propio documental. Este documental continúa tras los títulos de crédito de cada visionado cuando quienes lo ven pueden comentar, poner en común sus preguntas, sus sorpresas. Recibirlas, aprender del mirar de otras personas y formular nuevas preguntas. No veo que haya otra forma de hacer para que las cosas cambien, o al menos para propiciar el cambio.
A lo largo del metraje supongo que te fuiste encontrando también con muchas dudas, tanto individuales como del conjunto. ¿Cuáles destacarías?
Al final muchas veces los términos embarullan en lugar de esclarecer (o lo que se nos dice de esos términos, que no es casual). De cómo llamar a lo que en su definición estamos de acuerdo es donde más falta de sincronía he encontrado entre unas y otras, y conmigo misma. Pienso como ejemplo en el concepto de “literatura femenina”.
El tema de las antologías que incluyen solo a mujeres supongo que es uno de ellos. ¿Cómo lo ven las autoras?
Hay una valoración común y es la de que el cómo importa. Cómo se piensen y desde dónde y para qué esas antologías les da un valor necesario o las convierte en objeto de mercado. La visibilidad es fundamental pero hay que ver el peaje que pretende hacerse pagar por ello.
Además de los de las poetas, añades los testimonios de escritores como David Eloy Rodríguez y José María Gómez Valero, del crítico Raúl Quinto o de la editora Silvia Cosío. ¿Qué destacarías de su aportación para completar esta panorámica que hace el documental?
Veía necesario dar contexto, más allá de las reflexiones y experiencias de las protagonistas. Y veía necesario dejar claro que en la pérdida de un mensaje, en que se nos niegue la obra de una autora por el hecho de ser mujer, hay un empobrecimiento que nos afecta al conjunto de la sociedad. El punto de vista de esas voces se hacía fundamental para mostrar eso.
¿Querías que este trabajo fuese de algún modo conclusivo o prefieres que sirva de invitación al pensamiento crítico?
Es un ejercicio de exponer y compartir preguntas. Sin duda, hay respuestas, aunque no creo que sean lo más importante. Si quien ve la película se lleva consigo un par de interrogantes, de cuestiones que no acaban de encajarle después de escuchar lo que se cuenta en Se dice poeta, si las tiene presentes la próxima vez que tome un poemario firmado por una mujer, habrá merecido la pena.
Eres realizadora, escritora, mujer y naciste en 1983. Y de tu inquietud y tu mirada nace este documental tan necesario. ¿Era imposible mantenerse al margen?
Tomo voz dentro del documental, que no parte, porque honestamente no veía otro modo de hacerlo. No creo en las obras que exponen sin prisma. Creo que muchas se hacen con esa intención, pero las que me interesan tienen un posicionamiento y lo correcto es ser coherente con ese lugar que se ocupa en la historia que quieres contar.
Para terminar, te devolvemos la pregunta: ¿Se dice poeta? ¿O aceptamos poetisa?
Esta pregunta es el motor de arranque y creo que la respuesta ha de darla cada persona tras ver el documental.
Más información:
Se dice poeta
Año: 2014 / País: España / Género: Documental / Directora: Sofía Castañón / Guión: juan Tizón y Sofía Castañón / Director de fotografía: Juan Tizón / Sonido directo: Aníbal Menchaca / Montaje: Juan Tizón/ Jefe de producción: Alejandro López Riesgo
Fotografía: Juan Tizón
(2 de octubre 2014)