Entre las novedades editoriales del trimestre nos ha llamado la atención un libro con el que cualquier lector ha podido y puede sentirse identificado en algún momento…
Septem Ediciones acaba de publicar, en su colección Universitas, un interesante manual sobre Turismo Literario, una modalidad de turismo cultural que se desarrolla en lugares relacionados con los acontecimientos de los textos de ficción o con las vidas de los propios escritores. Sus autores, Marta Magadán Díaz y Jesús Rivas García, nos han concedido un interesante dossier para nuestra revista.
¿Ha considerado la posibilidad de hacer un viaje a París tras la lectura de El Código Da Vinci de Dan Brown? ¿O valoró ir a Roma y visitar El Vaticano tras leer Ángeles y Demonios del mismo autor? ¿Pensó en recorrer el casco antiguo de Oviedo para descubrir las sombras de La Regenta de Leopoldo Alas Clarín? ¿Y pasear con el Ulises de James Joyce por las calles dublinesas? La lista de obras cuyo entorno llega a ser tan sugerente como la propia historia que se narra es interminable. Y el secreto no es otro que transformar ese mismo entorno en otro personaje más del discurso narrativo. La obra literaria en este caso no ha sido ni pensada ni imaginada para fomentar la llegada de turistas o excursionistas al destino empleado como personaje de fondo. Por tanto, el libro actuaría como una vía indirecta de promoción favoreciendo, incluso, una mejor segmentación del mercado por el perfil de quien se acerca a la obra narrativa considerada en particular.
El Turismo Literario es una modalidad de turismo cultural dedicado a visitar aquellos lugares donde se encuentran elementos –por ejemplo: museos, casas-museo, universidades, cafeterías, etc- o donde se realizan eventos que, de alguna forma, han tenido influencia en las grandes obras u autores de la literatura universal. Se ocupa de los lugares y eventos de los textos de ficción, así como de las vidas de sus autores. Esto podría incluir seguir la ruta de un personaje de ficción en una novela, visitar la particular configuración geográfica y espacial de una historia o hacer el seguimiento de la historia vital de un novelista. Los turistas literarios están interesados específicamente en la forma en que los lugares han inspirado a la escritura y -al mismo tiempo- cómo esa misma escritura ha sido capaz de crear, partiendo de un universo literario personal del autor o autora, un destino atractivo donde encontrarse con el universo, los personajes o la vida del autor o autora… o todo a la vez. Convertirse en un turista literario sólo requiere, por ejemplo, una novela y una mente inquisitiva.
A través de la lectura uno se fabrica sus lugares fetiche a la medida de su imaginación. Los recuerdos de las lecturas, como los recuerdos de las mejores imágenes, vertebran el eje emocional de cualquiera y eso deja huella sentimental y cultural. La fascinación por los espacios y la geografía relacionada con escritores ha dado lugar a que muchos lectores se decidan a visitar el lugar de nacimiento o ver los sitios que inspiraron poemas, novelas…
Se puede decir que la literatura es una forma de hacer turismo, un viaje objetivo por los sitios reales y un viaje sugerido por la especial mirada y el ritmo de la poesía y la prosa. Leer es viajar con la imaginación. De este modo, en el Turismo Literario no importan los lugares sino no lo que en esos lugares ha pasado, en la realidad o en la ficción destilada por las páginas de un libro. En el transcurrir de la lectura puede que la descripción de un paisaje, de un café o de una ciudad despierte en el lector la necesidad o curiosidad de querer comprobar el parecido entre la realidad y la descripción plasmada en el libro. Empujado por ese interés el lector puede verse motivado a visitar los lugares que han sido plasmados en las obras. Así, los libros –principalmente novelas- pueden sustituir a las guías turísticas e invitar al turista a viajar a los escenarios de ficción novelada, además de servir como guía del viaje.
Por tanto, el Turismo Literario, es una opción más para explotar nuevos destinos y también sirve para atraer a aquel público ávido de enriquecerse con la cultura y literatura de cada país. Pero el Turismo Literario, no sólo se lo explota o difunde en estas reconocidísimas ciudades y capitales, ya que hay otros rincones del mundo, quizá no tan grandes, o que pasan desapercibidos, en donde la actividad turística se basa en la literatura.
Algunos turistas no se contentan sólo con la experiencia del paisaje o de visita a los museos, sino que quieren tener la posibilidad de sumergirse en la vida o las novelas de sus autores favoritos. Sirva como ejemplo el Festival de Jane Austen en Bath (Reino Unido) que ya lleva diez ediciones.
Podríamos definir el Turismo literario como una modalidad de turismo cultural que se desarrolla en lugares relacionados con los acontecimientos de los textos de ficción o con las vidas de los autores. Un nuevo turismo cultural que imbrica la ficción en el mundo real. Recientemente se ha podido constatar cómo los grandes éxitos de ficción propician una oferta turística en ciudades de medio mundo. Las visitas guiadas por los lugares clave donde se desarrolla la trama de las novelas de la serie Millennium de Stieg Larsson, se han convertido en uno de los grandes atractivos de la capital sueca. En el 2005, casi un millón de turistas siguió, en París, la ruta de El Código da Vinci.
A un nivel más crematístico, la literatura puede convertirse en un generador de recursos económicos de manera que se puede producir un proceso mediante el cual los activos literarios sean rentables para crear consumo.
La investigación turística ha considerado el valor cultural del Turismo Literario y su efecto sobre los residentes. La atracción puede ser inicialmente un autor y posteriormente abarcar un espacio mucho más amplio. Los lugares literarios inspiran visitas turísticas. En el Reino Unido, el mercado del turismo literario es considerado como un nuevo nicho por los organismos de turismo regional (varios sitios asociados con J.K. Rowling y su éxito internacional con Harry Potter ha provocado que se publique el “Potter Mapa” y su importancia cada vez es mayor.
Como consecuencia de la mayor homogeneidad de los destinos turísticos muchos de ellos apuestan por optar por una estrategia de diferenciación y aprovecharse de esos lugares literarios para obtener un carácter distintivo y una ventaja competitiva frente a otros destinos. El Turismo Literario inspira a los turistas a explorar los mundos que se describen en la literatura relacionando los lugares imaginados a través de la lectura con la realidad. Los consumidores de Turismo Literario son, en la mayoría de los casos, personas de alto nivel cultural y poder adquisitivo.
Como hemos visto, la gente visita los “lugares” literarios por una variedad de razones:
1. Por ser el lugar que tiene conexión con la vida del escritor, su casa natal, el lugar donde escribió sus obras.
2. Los turistas pueden ser atraídos por los lugares que aparecen como marco en las novelas.
3. Los turistas pueden apoyarse en una obra para llevar a cabo sus itinerarios turísticos.
No sólo el legado literario permite descubrir características de un determinado autor. Sus amistades, sus costumbres, la correspondencia enviada y recibida a lo largo de sus vidas, sus objetos personales y hasta sus hogares aportan datos de interés acerca de la personalidad de grandes escritores. Entrar en las viviendas que en su tiempo habitaron es mucho más que limitarse a cruzar el umbral de una casa. Significa descubrir su universo personal y creativo. Algunas de estas viviendas han sido convertidas en casas-museo y hoy muestran al público la cara doméstica de sus antiguos moradores.
Londres -las autoridades de turismo británicas designaron el 2009 como el año del Turismo Literario- es uno de esos lugares en los que todo es una fabulación libresca. Existe una amplia oferta de excursiones o rutas temáticas como Wimbledon, el Estadio del Chelsea, las aventuras literarias de Sherlock Holmes y Harry Potter, o la de Jack el Destripador y las mazmorras en London Dungeon. Y es precisamente en Londres donde se ha puesto en marcha una iniciativa denominada Get London Reading, que explora el interface de Google Maps de una forma visualmente atractiva. Su objetivo consiste en localizar sobre un mapa de Londres libros relacionados con la ciudad, mostrando como marcadores las portadas de los mismos y ofreciendo detalles de cada obra. Además, se puede colaborar con el proyecto sugiriendo marcadores nuevos. También podríamos destacar la sinergia entre Google Maps y Google Books que da lugar a un servicio que al buscar en el contenido de algunos libros dará la posibilidad de ir a las localizaciones en que transcurren en un mapa, generando guías on line para el Turismo Literario.
Los vecinos y comerciantes de la aldea de Thornton (aquí nacieron los protagonistas de esta saga literaria: Charlotte (autora de Jane Eyre), Emily (autora de Cumbres borrascosas) y Anne (Autora de Agnes Grey)) han aprovechado el “boom” turístico para bautizar con el nombre de Brontë buena parte sus productos. La foto del retrato de las famosas hermanas aparece colgada en las paredes de pubs, restaurantes y hoteles en una divertida promoción, como si formaran parte de la familia del dueño. Con el nombre de Brontë se han bautizado los camiones, las peluquerías o las inmobiliarias. Sus caras envuelven jabones y productos de tocador en las tiendas, y no hay riachuelo, ni árbol, ni paisaje, ni cascada con su correspondiente cartel en el que se especifica que justamente allí se han inspirado las autoras.
En el Ensanche de la capital catalana el viajero reconoce el escenario de Nada de Carmen Laforet, y en las Ramblas inicia el juego algo nostálgico de imaginar dónde está el despacho de Pepe Carvalho, el detective creado por Vázquez Montalbán que visitaba el Mercado de la Boquería con sofisticados intereses gastronómicos y acudía a comer a Casa Leopoldo en la calle San Rafael.
Castilla-La Mancha se ha apoyado en su promoción turística, para atraer el turismo en la región, en la elaboración de rutas literarias basadas en cinco obras literarias que recorren parte de la región. Se tratan del Quijote, el Cid, el Lazarillo de Tormes, las “Las Coplas a la muerte de su padre” de Jorge Manrique y “Viaje a la Alcarria” de Camilo José Cela.
Galicia no es ajena al fenómeno del turismo literario. Si se trata de trazar itinerarios, la ruta literaria gallega por excelencia es la Ruta da Esmorga (A Esmorga, 1959, Eduardo Blanco Amor), por los bares del casco antiguo de Ourense, que recreó en el cine Gonzalo Suárez (La Parranda, 1977). Y habría que recurrir a las obras de autores más contemporáneos –Manuel Rivas, Suso de Toro, Fran Alonso, Xosé Luis Méndez Ferrín, Xurxo Souto…– para encontrar ejemplos que respondan claramente a las aspiraciones de esos turistas que buscan la huella literaria en sus viajes. Pero es en otra modalidad de Turismo Literario, el que tiene por objetivo fundaciones, museos y casas natales de afamados autores, donde Galicia puede presumir de un amplio catálogo de recursos, exhibidos con orgullo por varias localidades, y focos de atracción de turistas, escolares y estudiosos de todo el mundo.
El libro, en todas sus dimensiones, forma parte de la idea de Cultura. Es algo evidente e incuestionable, salvo para la tradicional visión del turismo cultural, especialmente en España, donde este componente de la Cultura no ha sido suficientemente desarrollado. Es importante que, desde la Administración, se subraye el valor social del patrimonio cultural literario para favorecer su protección y fomentar su uso y disfrute por los visitantes de un destino. Pero en España, queda todavía mucho terreno que trabajar para explotar todo el potencial implícito en el libro y todo lo que a su alrededor orbita.
Marta Magadán Díaz y Jesús Rivas García.
(Publicado en Biblioasturias17)